Como estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Salta me veo en la obligación de intentar hacer un humilde análisis sobre el enfoque (fuera de foco) que se lleva adelante desde los planes de estudio formulados por la forma más cruel de sometimiento de un capitalismo agotado por sí mismo.
Desde que empecé en la facultad hace ya unos años siempre estuve muy contrariado por la burocracia estúpida e innecesaria de las instituciones de la facultad y aunque sea formadora de administradores siempre le falto justamente una buena administración. Con el pasar de los años fui encontrándome con textos que me ayudaron mucho a entender esta contrariedad, lo tragicómico es que ninguno de estos textos los había encontrado en la facultad, me fui dando cuenta que toda la prepotencia con la que se manejan las cosas es un rasgo propio del capitalismo, de ese modelo que envenena a la sociedad sin darle ni siquiera la oportunidad de pensarse a sí misma, que ahoga las mentes más brillantes en los mares de la ignorancia.
Por supuesto que esto no se da de manera casual, ni mucho menos, observo cada día en clases cómo se lleva a los alumnos a una formación denigrante totalmente del ser humano y de su relación con el medio ambiente. Todo se transforma en simples números, índices, análisis fríos sobre un papel, sin ni siquiera considerar la posibilidad de ver a la realidad como totalizadora del ser, no se hace lugar a la sociología, la antropología, a la nueva economía social, y es que a partir de ahí es desde donde nació la formación de cada uno de los docentes quienes tampoco tienen el conocimiento necesario como para ver estas cosas, (algunos, otros prefieren ignorarlas) no se da lugar a un análisis realmente critico del sistema, nunca desde 2008 escuché a un profesor hacer un mínimo comentario de la crisis capitalista despertada por la timba financiera o comentar sobre el panorama latinoamericano, el fomento de las industrias o la asignación universal por hijo y la inyección económica que esto provoca …
Estamos totalmente faltos de análisis político, fuera de toda realidad y esto es lo que no entienden, se están formando ¡profesionales!, que incluso se forman desde el estado, entonces cómo no enseñar sobre el marxismo , o el pensamiento de Engels , o más cercanos en el tiempo, y hablar de la experiencia cubana, o un mero análisis sobre Mercosur, o el ALBA, es inconcebible que de estas cosa no se hablen, todos los enfoques de la carrera están destinados al capital privado y a la generación de riquezas a favor de esos capitales. Jamás se discute cómo es la distribución de esa riqueza, y quizá aquí esté pecando el dejarme llevar por el economista que llevo dentro mío, pero me parecen temas que deben ser al menos tratados si deseamos cambiar la marginación , la pobreza , la falta de pertenencia de las clases excluidas por el modelo neoliberal de los noventa.
La educación es una herramienta y no deben existir limites egoístas generados por la idea de la propiedad privada, la tan mal llamada propiedad intelectual. La educación debe ser para todos, pero para todos de verdad, no sólo para los que pueden acceder al conocimiento sino la aplicación de este conocimiento por quienes lo adquieran para bien de la sociedad y no en beneficio propio. Esa es la verdadera educación pública de la que tanto se llenan la boca hablando exponentes nefastos del medio pelo del que hablaba Arturo Jaurerche y que encima ocupan los cargos más importantes dentro de la organización política de la universidad, y que lo único que buscan es el reconocimiento de las clases acomodadas.
Rafael Del Carlo
La decadencia de la educación
exelente exelente.. por fin alguien con concocimiento certeros opina de un tema tan importante . felicitaciones Rafael Del Carlo
La decadencia de la educación
Qué bueno encontrar estudiantes que además de formarse técnicamente, tienen la inquietud de formarse intelectualmente, aunque esto deba ocurrir por cuenta propia.
Sólo con profesionales bien formados podremos aspirar a una sociedad mejor, más informada y con actitud pensante.