Insignes cotudos, un nombre muy original para un elenco de teatro, presentan hoy y mañana a las 17 hs. “Gorrita roja” en el Teatro La Fundación , una creación colectiva de artistas salteños. Salta 21 disfrutó de esta obra para toda la familia la semana pasada. Una buena sorpresa en vacaciones de invierno.
Con destacadas actuaciones de Andrea García, Luciana Rajal y Pablo Dragone, el elenco se completa con Ana Barreto, Daniel Silvestri, Elsa Mamaní y Liliana Castro. Diego López colabora en la dirección de «Gorrita roja (farsa musical callejera)».
Vestuario colorido, escenografía desnuda, destacadas letras de canciones, ritmos folclóricos y populares, ensalzan un gran trabajo de Insignes Cotudos.
Lo musical atraviesa la obra de corte social, en donde se satirizan circunstancias de la vida de una sociedad, en las que el poder y el dinero pueden ser usados para el rédito político. Curiosamente, la obra está despojada de textos dialogados y esto enriquece superlativamente la puesta. Óptimo trabajo de los actores quienes se han permitido crear y recrear el famoso cuento del Lobo y la Caperuza.
Con ingenio, somos testigos de ciertas “trampas” lobeznas que burlan la credulidad de la gente a la hora de votar. Gorrita roja, personaje interpretado por Luciana Rajal– a la que le sienta el papel-, es una niña-adolescente-mujer que cegada por su codicia no logra ver el engaño. El “Comué” interpretado por Daniel Silvestri, es un señor “gordo” especie de Tío Rico que compra la voluntad de las personas con dinero. Aparece el tema de la coima, encarnado en el Inspector, personaje interpretado por Pablo Dragone. Bajo ningún punto de vista, hay una densidad temática sino que la obra surca el humor con natural encanto. Andrea, Ana, Liliana y Elsa, interpretan distintos roles y tipifican con gracia esos seres urbanos que pueblan las ciudades.
En mi opinión, el grupo se refiere a “farsa” porque está destinado a todo público, por el estilo cómico y porque a través de “raros” personajes presentan situaciones cotidianas. Y “callejera” porque el espectáculo está pensado para espacios abiertos y públicos, en las calles. Se creó con este fin. El elenco comentó a Salta 21 que pensaron en “teatro callejero” porque el año pasado se paró el trabajo de los artistas durante las vacaciones de invierno a causa de la Gripe A H1N1. Entonces, una manera de tener trabajo y de respetar las normas de salud, era justamente hacerlo en espacios al aire libre. Finalmente, se estrenó en el marco del Festival Metateatro, durante agosto del 2009. En esta oportunidad, realizan una adaptación para «sala» sin modificar lo esencial.
Los actores juegan entre pantomimas (como la de conducir un ómnibus o ir colgados y apretujados) y adaptaciones de canciones a la situación (Arroz con leche y Qué tendrá el petiso, por ejemplo), todo muy ajustado y de una notable prolijidad estético-visual-auditiva. Hubo una preparación importante en el canto para manejar óptimamente las voces y aceitaron conocimientos sobre formas musicales, como la copla.
Gorrita roja recibe el mandato de su madre de tomar dos corredores para llegar hasta su abuelita, quien tiene que ir a votar. Resulta interesante ver el recorrido que hace la niña por las calles de Salta, cómo los personajes viajan en los colectivos y las situaciones conflictivas que distraen a Gorrita en tanto se involucra con distintos «tipos» sociales.
Una obra sugerente, que despierta inquietud y reflexión, en la que la asimetría de los mundanos habitantes de la ciudad en su condición social, los lleva a componer una especie de armónica colectividad, en la que los sujetos se conectan por idénticos padeceres, influenciados por un mismo discurso hegemónico. Todos reaccionan de manera complaciente hasta que la “masa” se revela y actúa.
Ágil, entretenida, con una dramaturgia que invita a construir sentidos sobre una idea alentadora del cómo abrir los ojos cuando verdaderamente buscamos cambiar la sociedad. Muy buena.