Alrededor de 500 alumnos del colegio San Marcos participaron ayer en un simulacro de sismo y procedieron a desalojar el edificio siguiendo un protocolo de evacuación. La actividad, organizada por la Subsecretaría de Defensa Civil del Ministerio de Gobierno, Seguridad y Derechos Humanos, contó con la presencia del titular de la cartera, Pablo Francisco Kosiner.
En la oportunidad, se indicó que hasta el momento participaron más de 18 mil personas en protocolos de emergencias sísmicas y de incendios similares a la realizada ayer por la mañana.
El funcionario destacó la importancia de realizar este tipo de prácticas en forma continua y sistemática, ya “que hay que tomar conciencia de que Salta está en una zona de riesgo sísmico”. Por lo tanto, agregó que “hay que estar preparados, atentos y trabajar en la generación de conductas adecuadas, tendientes a disminuir los riesgos”.
Los alumnos, docentes y administrativos del colegio evacuaron el establecimiento en poco más de 3 minutos y en forma ordenada se reunieron en el predio descubierto del convento San Bernardo. Allí se efectuó la contabilización de los presentes y se evaluó la práctica.
Las autoridades de Defensa Civil destacaron que los simulacros se realizan en forma ininterrumpida desde hace 3 años, el año pasado se capacitaron 6.838 personas y participaron casi 18 mil ciudadanos en total, tanto de establecimientos educativos como de organismos y comercios.
Gustavo Paul, titular de Defensa Civil, explicó que la actividad se enmarca en los programas “Terremoto y Escuela” e “Incendio y Escuela”, que tienen como objetivo instruir a los docentes y alumnos de los distintos establecimientos de capital e interior sobre cómo actuar ante la posibilidad de que ocurra algún incendio o sismo.
El simulacro consiste en poner en práctica el conjunto integral de acciones preestablecidas en el Plan de Emergencia Sísmica Escolar (PESE).
En el Colegio San Marcos se realizó ayer un simulacro de evacuación por sismo
Este procedimiento, debería ser un ejercicio de rutina en todas las escuelas y edificios públicos. Somos habitantes de una zona sísmica y este tipo de entrenamiento puede salvar vidas y enseñar a ayudar a quienes se paralizan por el miedo o simplemente no saben que hacer.