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domingo, noviembre 24, 2024

Argentina: Breve historia de una infamia o entre bueyes no hay cornadas…

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– Oscar Barilá (INFOSUR)

Cristina Kirchner enfrenta una campaña, por momentos histérica, de los medios de información monopólicos. La oposición de derecha se opone sistemáticamente a toda iniciativa gubernamental, normalmente sin contrapropuestas. Pese a ello, la presidenta insiste en el pago de la deuda externa y se niega terminantemente a aclarar su origen, donde tanto medios de prensa como políticos están altamente comprometidos. Será que entre bueyes no hay verdaderas cornadas…por que la historia vuelve a repetirse.
La deuda externa argentina es tanto ilegal como ilegitima. La expresión no pertenece a ningún zurdito trasnochado. Es la sentencia que sin dejar lugar a dudas resolvió el juez en lo penal Jorge Ballestero en el año 2000, como conclusión del juicio que durante 18 años llevó adelante Alejandro Olmos padre contra el pago de la deuda externa. Se registraron unas 470 operaciones directamente ilegales, como cuentas dobles, cuentas vencidas que se siguieron pagando, cuentas inexistentes para los escasos registros existentes, etc., etc.

“No existe ninguna justificación para el pago de la deuda externa, ni económica, ni administrativa ni financiera”, concluía el Juez Ballestero, quien agregó que es ilegitima por que fue originalmente contraída durante la Dictadura Militar, donde ningún poder civil podía controlar su destino real.

Lo más curioso es que quien estableció posteriormente el monto fraudulento de nuestra supuesta deuda fue una comisión de bancos extranjeros, presidida por el City Bank. Ahora bien, a quien se le ocurre contratar a uno de nuestros principales acreedores y preguntarle cuanto quiere que le paguemos? Parece demente, pero no, fue el superministro Domingo Cavallo.

Los petrodólares madre de la deuda

En 1973, luego de la guerra de Ion Kipur en Medio Oriente, los países árabes productores de petróleo triplicaron el precio del crudo para obligar a Estados Unidos a cortar el apoyo militar a Israel. Los dólares literalmente atiborraron al mundo árabe, donde los grandes Jeques y Emires, con otra muestra del progresismo que los caracteriza, depositaron esos dólares en bancos occidentales, especialmente estadounidenses como el City, el Morgan y el Chase. Entonces, estos bancos comenzaron a ofrecer créditos blandos a mansalva. Así comenzó la era de la “plata dulce”. America Latina, gobernada casi totalmente por militares, se metió en el juego de cabeza. Sin parlamentos donde justificar los créditos ni prensa que haga investigaciones independientes, la deuda de la región creció cerca de un 900% en pocos años.

Los militares argentinos no quisieron ser menos. Cuando dieron el golpe de estado en 1976, la deuda externa llegaba a 7 mil millones de dólares y se pagaba con un solo año de exportación de cereales. Al asumir su fracaso y dejar el poder en 1983, la suma llegaba a unos 45 mil millones.

Eficientes cuando queremos, ché …

El ideólogo de la dictadura fue su ministro de economía, José Martínez de Hoz. Fiel a la histórica actitud de su añeja familia de vende patrias (colaboraron con los ingleses cuando la invasiones de 1806 y con el general Roca para matar indios, estafar criollos y quedarse con la tierra), el ministro calificó de ineficiente a la industria nacional y la declaró en quiebra. Al mismo tiempo colocó a la superavitaria YPF como garante de los créditos externos y la fundió.

Lo más curioso es que junto a su amigo Walter Klein, omitieron llevar un registro de los préstamos que entraban al país y su destino. La eficiencia se le fue a los caños. ¿Piensa Ud. noble lector que lo metieron preso al volver la democracia? No se ilusione, fue absuelto por el parlamento de Alfonsín. Entre bueyes no hay cornadas…

Para completar la obra maestra y antes de entregar el poder los militares, su admirador y emulador Domingo Cavallo decidió en 1982 limpiar la casa. Salvó a los amigos y cómplices civiles de la dictadura al estatizar en 1982 la deuda externa de los empresarios privados locales. La trampa se cerró. Así comenzó este sainete donde cada argentino que nace ya debe mas de 30 mil pesos.

Prometo pero no cumplo…

Con la decisión de Cavallo, grandes bancos como el Italia, Londres, Galicia, Frances, etc., pasaron al Estado argentino supuestas deudas que habían contraído con sus propias casas centrales. También se benefició a multinacionales como Ford, ESSO, Renault, etc. Incluso en la lista figuran destacados miembros de la oligarquía nativa como la familia Macri (Fiat), Ernestina Noble (Clarín y Papel Prensa), y Amelita Fortabat (Loma Negra), entre otros. Estas destacadas personalidades firmaron un compromiso para devolver en su momento el importe al Estado. ¿Piensa Ud. que pagaron? No se preocupe, nadie se los reclamó tampoco. Es que entre bueyes no hay cornadas…

Con la democracia, el presidente Raúl Alfonsín amagó con investigar el origen de la deuda. Incluso su histórico compañero del radicalismo, el ministro de economía Bernardo Grispun, comenzó una auditoria que concluyó que el 90% era fraudulenta. Resultado: todo quedo en amagues. Grispun fue renunciado y su sucesor Machinea firmó los compromisos de pago. Nuevamente entre bueyes no hubo cornadas…

Se vino el Brady, ¡entreguen todo!

En los 80 estaba claro que America Latina no tenia capacidad de pagar ni los intereses de la supuesta deuda. Los principales bancos mundiales estaban atiborrados de compromisos de pago en bonos que no valían nada en el mercado financiero.

Entonces Estados Unidos saltó a la palestra, cuando no. El ministro Brady pergeñó un plan para auxiliar a los bancos. El Tesoro norteamericano dio aval a los bonos, que entonces quintuplicaron su valor. Los bancos vendieron una parte a inversionistas privados. Así nacieron los llamados fondos buitres.

Para cerrar el circulo, el FMI salio a apretar a los países latinoamericanos exigiendo recortes presupuestarios para el pago de los intereses de la deuda. Chau salud y educación…

Pero la rapiña del FMI y el Banco Mundial iba a ir más lejos aun. En base a las directivas norteamericanas del llamado Consenso de Washington, se exigió que entreguemos las empresas de servicios públicos y que aceptemos esos mismos bonos como parte de pago. Chau soberanía…

El historiador Alejandro Olmos hijo, recuerda haber encontrado en el Ministerio de Economía comunicados del FMI, el BM y el BID, donde recomendaban a los bancos privados internacionales que fueran benévolos con Argentina dado que habíamos aceptado entregar YPF y todo lo demás. Así renunciamos a un Estado que pueda regular el mercado interno en áreas estratégicas como energía y comunicaciones. Chau futuro…

Acá no tenemos ni idea ché…

El problema para darle una cara de seriedad al pago de la deuda era determinar, aunque sea más o menos, cuanto se suponía que debíamos. El entonces superministro Domingo Cavallo reconocía que no tenia ni idea. ¿Cree Ud. que se convocó a una comisión parlamentaria o de expertos, tal vez universitarios, de reconocida trayectoria e imparcialidad para iniciar una investigación? Ni lo sueñe.

Cavallo no tuvo mejor idea que llamar a nuestros propios acreedores y pedirles que determinen cuanto querían cobrar, con intereses y todo. Se armó una comisión presidida, cuando no, por el City Bank, cabeza de nuestros acreedores y así nos desayunamos, por ejemplo, que la mitad de la deuda correspondía originalmente a los privados argentinos.

Sorprendentemente, la comisión investigadora del City tuvo a un argentino al frente. Pero eso no nos ayudó. Pusieron a Walter Klein, el antiguo funcionario de la Dictadura, quien había firmado en nombre del Estado argentino, por ejemplo, que de encontrarse un ilícito nuestro país se abstendría de reclamar. Un verdadero patriota el pibe ché!

Unidos para robar

El fallo del Juez Ballestero en el año 2000 fue claro y concluyente. El infame fraude al Estado argentino reunía en el mismo banquillo de acusados a una dispar caterva de cómplices: desde los militares asesinos al City Bank, pasando por afamados economistas argentinos, todos adherentes incondicionales del neoliberalismo estadounidense. ¿Que hizo entonces el presidente De la Rua? Nada. ¿Qué hizo el Congreso argentino? Lo cajoneó. Nuevamente no hubo cornadas entre los bueyes.

Un ejemplo contrario es Brasil. Allí el presidente Lula nombró una comisión parlamentaria para investigar los últimos 30 años de actividad económica y la real deuda del país.

Pero el ejemplo más destacado lo representa Ecuador. El otrora país bananero, donde la norteamericana United Fruit acostumbraba designar a los gobiernos, decidió revelarse con el presidente Correa a la cabeza. Denunció la deuda externa y nombró una comisión independiente para investigarla. Mientras tanto, default y a callarse la boca. Y hasta los fondos buitres se callaron la boca cuando las 55 mil páginas de la investigación revelaron una tremenda estafa, que también reunía a cómplices nacionales y extranjeros, donde curiosamente figura el City Bank. Acá los bueyes se toparon con un verdadero toro.

La historia vuelve a repetirse

La pregunta entonces es: ¿Por que este gobierno se calla ante tremenda estafa donde están implicados todos aquellos mismos políticos y empresarios que gustosos quisieran voltearlo? ¿Es que entre ellos tiene algunos amigos que proteger?

Pero peor aun, la presidenta repite el mismo fatídico error que Cavallo. Nombra como nuestro representante ante los acreedores extranjeros a la banca Barclays, que históricamente ha representado a fondos buitres. Curiosamente, junto a esta banca figura una empresa consultora, Arcadia, donde tendría influencia el actual Ministro de Economía, Amado Budou. Ahí sí que se entendería la situación. Están haciendo su propio negocio y listo. Otra traición a la patria, y van…

Lo que está claro es que Argentina se ha convertido en un país exportador de capitales. Ya hemos pagado 150 mil millones de dólares y todavía nos quedaría para pagar por lo menos otro tanto. ¿Debemos entonces suponer que las tan preciadas reservas del Banco Central, nuestros ahorros como país, se acumulan solamente para regalarlas y encubrir sucios negociados? ¿Y nuestro futuro como Nación, el de nuestros hijos, donde queda? En una nueva y dolorosa frustración seguramente, si no nos ponemos los pantalones y dejamos de actuar como mansos y sumisos bueyes.

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