El 18 de mayo de 1781 era descuartizado José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II descendiente legítimo de la realeza incaica, sucesor de Tupac Amaru I. Este es un homenaje a un símbolo libertario de la nación inca, nuestra raiz americana. La gesta tupamarista no puede ser silenciada y se alza este Grito de Tinta contra la opresión, la injusticia, la esclavitud y la crueldad de los pueblos sometidos por los colonizadores.
“Podrán cortar todas las flores, pero no detendrán la primavera”
Che Guevara
El 18 de mayo de 1781 era descuartizado José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II descendiente legítimo de la realeza incaica, sucesor de Tupac Amaru I ajusticiado en 1572 por orden del Virrey Toledo.
El descuartizamiento era una pena ejecutada en situaciones extremas, en delitos de lesa majestad, como el de Damiens en Francia el 2 de marzo de 1757 por haber atentado contra el rey Luis XV.
Como Tupac encarnaba a la nación inca, descuartizarlo significaba simbólicamente la destrucción de la realeza. El relato del más horrendo, sanguinario y cruel ajusticiamiento ya conocido por la historia, atrocidades que son productos del fanatismo religioso, étnico y político –según el momento histórico- no es el motivo de esta nota, sino las causas de estas rebeliones y sus influencias en otras similares.
Repercusión en Europa
La rebelión tupamarista ha tenido escasa divulgación, como la afirmación del historiador francés Claude Manceron, de que las noticias llegadas a París sobre los acontecimientos insurrecciónales indígenas de los años 1780-81 –época previa a la caída de la Bastilla- contribuyeron marcadamente a la realización de este hecho histórico: la Revolución Francesa. I
Incluso sostiene este historiador que estaba prohibido a la opinión pública los Comentarios Reales del Inca Gracilazo de la Vega. También otros historiadores, como el alemán Alexander von Humbolt, el inglés William Coxe, el médico francés J.B. Leblond, documentadamente han reconocido la influencia de los movimientos de liberación americana que han repercutido en el desarrollo histórico europeo.
Algunas rebeliones
Sería muy extensa (para esta nota), la lista de pueblos sublevados y la de sus dirigentes que lucharon (y luchan) por su libre determinación y que engendraron procesos revolucionarios. Por recordar algunas: el del líder aimara Julián Apaza o Tupac Catari (1750-1781) en Chayanta (hoy La Paz. Bolivia), descuartizado por el coloniaje esclavista cristiano-católico, igual que Tupac Amaru II, que dijo antes de morir a sus verdugos: » A mi solo me mataréis, pero mañana volveré y seré millones»; los de sus hermanos Dámaso y Nicolás; los del hermano de Tupac II, Diego Cristóbal y su sobrino Andrés; los Tiradentes en Brasil; en lo que es hoy nuestro país, el mestizo José Quiroga encabezó la rebelión con los Tobas en Jujuy; en Salta los alzamientos de los Wichis y de los Chiriguanos.
En pocas palabras, la gesta tupamarista conocida como el Grito de Tinta originó un levantamiento generalizado en todos los Virreinatos de América del Sur contra la opresión, la injusticia, la crueldad y la esclavitud a que eran sometidos estos pueblos por los “colonizadores” españoles.
De Tupac Amaru a la Revolución de Mayo
Los textos de Historia Argentina dicen poco de la influencia de estos alzamientos por la libre determinación de los pueblos y a otros pocos les importan estas epopeyas. Sin embargo fueron las que desembocaron en la expulsión de los españoles.
Tupac Amaru, como Mariano Moreno, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, José de San Martín, Martín Güemes, Simón Bolívar y tantos otros ilustres americanistas, luchaban por una Revolución Continental.
Ese era el sentido del Plan Revolucionario de Operaciones de Moreno, como el de la Expedición Revolucionaria de Castelli o la Belgrano.
Castelli era considerado por la policía secreta española desde 1803 como “uno de los más peligrosos tupamaros del extremo sur”.
Sintéticamente creo, como muchos, que la Revolución de Mayo y nuestra Independencia (aún no concretada definitivamente), no hubiera sido posible sin el Grito de Tinta.
Nuevas rebeliones y luchas populares
América Latina, como otras regiones del mundo, son ejemplos del fracaso y de los horrores del neoliberalismo y de la salvaje ley de mercado que beneficia a los privilegiados del sistema y aniquila al 70% de la población que vive por debajo de los límites de pobreza.
Por ello seguirán surgiendo las rebeliones, los alzamientos, las luchas populares y las puebladas. La hora de los pueblos, como la sublevación de Tupac Amaru, como la Revolución Cubana, como los ’70, como Chiapas…nuevamente está presente: el sueño de la Patria Grande.
Contacto con el autor de la nota: paalvarez3@hotmail.com