La Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), junto con organizaciones sociales y sindicales, realizó una día de paro y movilización nacional, con más de 100 cortes de calles y rutas en distintas partes del país a los que participaron más de 300 mil personas, según sus organizadores, para exigir una asignación universal por hijo, contra el hambre y el trabajo precario y por la situación de los jubilados, que según cifras aportadas por la CTA la mayoría se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
La jornada culminó en la histórica Plaza de Mayo, luego de una movilización por el centro de la ciudad de Buenos Aires en la que más de 15 mil trabajadoras y trabajadores, estudiantes, desocupados y jubilados marcharon detrás de una enorme bandera que rezaba “El hambre es un crimen – Por el 82% móvil para nuestros viejos”. Entre las consignas más coreadas por los manifestantes figura la relativa a la exclusión de todo tipo de asignación del Estado para más de 3 millones de menores de 18 años, a los que tampoco les llega la denominada “Asignación Universal por Hijo”, que ha impulsado el Gobierno Nacional.
Desde la tarima ubicada a pocos metros de la Casa Rosada, el secretario general de la CTA, Pablo Micheli, saludó la convocatoria y explicó los motivos de la protesta: “Es una aberración, una obscenidad, que en un país que produce alimentos para 300 millones de habitantes se nos mueran pibes de hambre. El hambre es un crimen, y es un crimen doble cuando se tiene plata para paliarlo. Hacia tiempo que una Central no se movilizaba para pelear por estas necesidades del pueblo”.
Acto seguido, Micheli criticó la convocatoria a la Mesa del Dialogo Social hecha por el Gobierno Nacional, de la que fue excluida la CTA: “Le dijimos a la presidenta, está usted sentada con los que le cuentan que está todo bien; se sienta con los amigos de la UIA (cámara de industriales) y con los amigos de la CGT, y con un sector que perdió las elecciones de la CTA que le dicen que los pibes tienen todo y los viejos están como tan bien como nunca».
La fracción de la CTA de la que habla Micheli es considerada “amiga” del Gobierno y no ha reconocido aún a las nuevas autoridades, surgidas de un proceso electoral considerado legal por la Justicia. “Ya que no quiere escucharnos adentro, cómo no vamos a gritarle afuera de la Casa Rosada que hay otro país, un país que tiene trabajadores pobres, que tiene jubilados a los que no les alcanza (…) nosotros vimos la cara de los wichis y tobas en el Chaco a los que les quieren robar sus tierras para entregárselas a consorcios petroleros”, descargó.
Mil miércoles frente al Congreso
Durante casi 20 años, todos los miércoles, bajo la lluvia o un sol inclemente, los jubilados y jubiladas argentinos se movilizaron y concentraron frente al Congreso de la Nación para luchar contra la reforma del sistema de seguridad social menemista que condenaba a los adultos de la tercera edad a vivir en la miseria.
Elías Moure, uno de los dirigentes históricos de aquel movimiento de jubilados y pensionados habló sobre el significado de estas mil semanas: “Es la continuidad de nuestra resistencia por casi 20 años de gobiernos de turno que no quisieron resolver el problema. Toda esta gente que está acá hoy nos demuestra que todos en estos años hemos ganado, no nos han derrotado”.
Veinte años después, pese a los avances en materia social impulsados por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, según estadisticas de la CTA, el 76% de los jubilados y jubiladas perciben la jubilación mínima y se encuentran por debajo de la línea de la pobreza.
Olivia Ruiz, secretaria general de la Federación de Trabajadores Jubilados de la CTA, llegó a la Plaza de Mayo desde la ciudad de La Plata donde participó de uno de los bloqueos de vías. “Este es un reclamo muy sentido para la población argentina, se trata de hacer justicia con el que trabajó durante toda su vida. Nosotros dimos un paso muy importante, conseguimos una ley que fue vetada por la Presidenta. La Presidenta dijo que no hay fondos, nosotros decimos que sí hay fondos, lo que no hay es voluntad política”, aseguró.
La dirigente de los jubilados se refiere al veto de la presidenta Cristina Fernándeza de una ley que establecía fijar la jubilación mínima en el 82% del salario mínimo. Según la central sindical esta ley permitía “llevar el haber mínimo actual de 1.046 pesos (unos 250 dólares) a más de 1.500 pesos (más de 350 dólares).
En octubre de 2010, la presidenta argentina, Cristina Fernández, vetó la legislación que ya había sido aprobada en el parlamento al considerar que se trató de una “ley de quiebra del Estado”. Para justificar la medida, Fernández afirmó que desde 2003 las jubilaciones aumentaron cerca de un 500 por ciento y criticó a los sectores partidarios que después de llevar “al país al default” se vienen a “preocupar por los jubilados”.
El secretario general de la Mesa Nacional de Jubilados y Pensionados, Marcos Wolman, señala que “no puede haber un haber mínimo jubilatorio que esté por debajo de la canasta básica de alimentos”, y dice que “eso ocurre porque todavía se mantienen vigentes las leyes de la década menemista, leyes muy regresivas, por las cuales un trabajador cuando se jubila cobra menos del 40% del salario que está cobrando, y lo que debería ser un sustituto del salario se transforma en una situación imposible de sortear para la inmensa mayoría de los jubilados”.
Para este dirigente, el éxito de la jornada nacional de lucha se debe a que se unen “en el reclamo los dos sectores más vulnerables de la sociedad”. Y denunció: “En Argentina, un país que crece a tasas asiáticas, mueren 25 niños por día, de los cuales la mitad muere por causas evitables”.
Autonomía, participación y nueva etapa de cambios
Inés Farina, militante de la Corriente Universitaria Rebelión y comunicadora alternativa de Radio Sur 102.7 FM se movilizó para acompañar la propuesta de la CTA y opinó que se trata de una jornada muy importante para los trabajadores y trabajadoras argentinos.
“Muchos sectores jugaron fuerte para que la CTA se divida, y hoy esta Central, que no está en las mejores condiciones respecto de la coyuntura electoral, demostró que puede ponerse al frente de la lucha de los trabajadores. Nosotros como corriente universitaria apostamos a que se fortalezca, porque si hay una organización de los trabajadores autónoma y fuerte es mejor para todo el pueblo argentino”, indicó Farina.
Sobre los cambios en el país y en América Latina, la dirigente estudiantil expresó: “Si pensamos en proceso de cambio radicales tienen que surgir desde el pueblo. La construcción de poder popular no puede pensarse sin autonomía, uno puede acompañar un gobierno y un proceso en un país pero los movimientos populares no pueden perder su horizonte que es la construcción de una sociedad más justa para todos”.
La jornada de paro y movilización de la CTA fue discutida en el último congreso de la organización y votada por más de 10 mil delegados de todo el país. “Este paro instala en el centro del debate el tema de la distribución de la riqueza, la situación de los jubilados y la de los pibes. Nosotros no necesitamos reafirmar el modelo sino construir otro modelo de país donde la riqueza sea para la felicidad de nuestro pueblo”, sentenció Carlos Chile, secretario general de la CTA Capital.
Para Chile se demuestra con estas acciones que viene un nuevo momento para el campo popular y que abre la oportunidad no para discutir quién administra este modelo sino para construir uno nuevo porque nadie puede desconocer que es “una inmoralidad que con toda la riqueza que se produce en la Argentina los jubilados sigan por debajo de la linea de pobreza”.
Todos los consultados por este cronista coincidieron en que el movimiento popular argentino está atravesado por un nuevo momento histórico que permite pensar en la construcción de una alternativa política, una gran fuerza que ponga al país en sintonía con los procesos y luchas de los pueblos de Nuestra América.
“El imperialismo sabe que el camino es la construcción del ALBA, el camino es el SUCRE y el Banco del Sur; el camino es Venezuela y Bolivia; ese es nuestro camino”, concluyó Carlos Chile.
– Hernán cano – Rebelión