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lunes, noviembre 25, 2024

Seminario taller Dramaturgia y memoria, por Giacometto

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Seminario taller DRAMATURGIA Y MEMORIA dictado por Leonel Giacometto los días 25 / 26 / 27 de julio de 14:00 a 17:00 hs. en San Martín 1545 / San Miguel de Tucumán / Argentina.

Ciclo Teatro y memoria organizado por el MUNT producido por el grupo Manojo de Calles y Fuera de foco Espacio de arte.

Inscripciones abiertas / Cupos limitados.

DRAMATURGIA Y MEMORIA

(Fragmento para difusión)

La cosa sería cómo en un mundo tan saturado de seudo información podría ser posible algún tipo de fe real en la carne que actúa, algo así…

Los primeros atajos son la parodia y la solemnidad. Pero ya vendría vislumbrándose que dichos atajos son estaciones de paso y no destinos, ya que no niegan ni afirman la existencia de la información, sino que la reducen a un lugar de imposible verosimilitud en el mayor de los casos. Sin embargo, y sabiendo que la clasificación de los géneros es posterior a la realización de los hechos (a pesar que a veces se trabaje para ese fin), quizás el problema más oportuno por estos días es cómo hacer que la fe teatral pudiera ser equitativa y mancomunante a la fe que tenemos todos en un mundo cada vez más inverosímil en cuanto a la información. Por eso, desde el arranque y antes de exponer las por decir necesidades de cada hacedor en cuanto al impulso que lo lleva a ciertos lugares de la historia, es necesario detenerse en dos palabras: “dramaturgia” y “memoria”.

Si la palabra “autor” puede discutirse no sólo en el terreno artístico, la palabra “dramaturgia” es, desde el vamos teatral, un problema. Su definición tiene ambiciones duales, intenciones diversas y más de una imposición nominal desde hace casi veinte años. Esto último surgió desde Buenos Aires (Capital) y deviene, entre otras, de la seducción por un impulso demarcativo de lo que sucedía hasta entonces y lo que estaba sucediendo en y con el Teatro, así, con mayúsculas. Lo de suceder fue un ocurrir discutible y lo de Teatro, como siempre, es un acontecer de la Capital argentina. El resto del país, de alguna manera, necesita imponer cierta reparación, cierto reajuste valorativo, algún tipo de conjuro que haga visible y material lo invisible que parece todo, que solemos ser todos.

Si a la palabra “dramaturgia” la juntamos con la palabra “memoria” ya se tiene al menos un lugar por dónde empezar a pergeñar un posible sistema de continuo mental que nos permita acceder, de eso modo, a las intenciones primarias de, al principio, escribir teatro y dar cuenta de algo. Algo, sumado a la experiencia, es la, podría decirse, organización mental, personal y colectiva de los datos que hacen al conjunto del mensaje que se conoce como “información”. Y acá está cuestión. Se sabe, o se presupone, que esa información es la base del conocimiento, y éste podría ser otro estado siempre y cuando uno genere su propia capacidad y ponga en uso no sólo el pensamiento llamado racional y analítico, sino la percepción. El lenguaje es una de las herramientas, y a la hora de escribir habría que dejar algún paso a la catarata de preguntas que pudieran surgir sobre el macro y el micro que rodea, incluye y/u omite esa información para comenzar de algún modo a encontrar el modo de supervivencia dentro lo teatral, sin ser panfleto ni muestrario. La base de lo real es una mentira escrita que damos por cierta para no enloquecer y ser devorados por los datos inconexos. Como el psicoanálisis, como los métodos de actuación, o como todo aquello que indefectiblemente siendo genera su propio mecanismo de negación.

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