Charlotte Brontë, la novelista inglesa, mantuvo en secreto el amor que sintió hacia su profesor, el belga Constantin Heger, al que le enviaba cartas románticas pese a que éste era bastante mayor que ella, estaba casado y tenía hijos.
Heger destruyó las correspondencia, pero su esposa las recuperó de la basura, las reconstruyó y conservó. Una de ellas, escrita en francés, dice: «Si mi maestro me retira su amistad, no tendré esperanza», según informó el diario español ABC.
En otra de las cartas, con epílogo en inglés, se lee: «Debo decirle algo en inglés -me gustaría haberle escrito más cartas alegres porque cuando las termino y releo las encuentro bastante oscuras- pero perdóneme, mi querido maestro, -espero que no le irrite mi tristeza- según las palabras de la Biblia: `La boca habla de la abundancia del corazón´, y realmente me cuesta mucho trabajo estar alegre desde que creo que no volveremos a vernos».
Esta última fue escrita en 1844, dos años después de que Brontë (1816-1855), que por entonces tenía 28 años, conociera a Heger, su tutor, y tres años antes de la publicación de ´ «Jane Eyre» , su primera gran obra.
Se cree que la historia que Brontë protagonizó en su vida personal inspiró la trama de su novela «Villette» , publicada en 1853 y en la que cuenta las desventuras de una joven por su amor no correspondido hacia un profesor belga.
Según recoge el diario británico The Telegraph, cuando su hija le mostró a Heger las cartas en su lecho de muerte, Charlotte Brontë ya había fallecido a los 38 años siendo una reconocida escritora. Desde ese entonces, la familia decidió ocultar la correspondencia.
Rachel Foss, de la Biblioteca Británica, explicó al Telegraph que «pese a haber sido quemadas, vendidas, cortadas y destruidas, es increíble que estas cartas hayan sobrevivido. Es muy sugestivo y conmovedor ver los puntos de sutura, te da la sensación de que tenían una historia que contar».
La obra «Love Letters: 2000 Years of Romance» está editada por la Biblioteca Británica e incluye correspondencia de Oscar Wilde, Henry VIII, Rupert Brooke y Lord Nelson.
– Tucumán hoy