El 15 de febrero se cumplió el 19º aniversario de la muerte del ex gobernador de Salta, Roberto Romero. Urtubey e Isa le rindieron un homenaje con el anuncio que la Escuela de Artes y Oficio, actual C.C.Saluzzi, será la Escuela Roberto Romero. El presupuesto total asciende a $6.800.000.
En el panteón familiar de Los Romero ubicado en el Cementerio de la Santa Cruz, se llevó a cabo una misa para evocar la recordada fecha. Hubo menos amigos que en anteriores encuentros quizás porque ya nadie “caretea” con el ex gobernador Juan Carlos Romero y asisten quienes se animan o los que realmente lo sienten. No faltó el discurso de Sotelo, Secretario de Redacción de El Tribuno, diario de la familia Romero.
El periodista de Tiempo Argentino, Juan Salinas, dice en uno de sus artículos sobre Roberto Romero: “fue un notorio narcotraficante”. Poca bibliografía – pero suficiente- hay al respecto y muchos artículos de Internet ya no existen. Los pocos que quedan señalan a Salta como la provincia ligada al narcotráfico de la mano de Romero padre y Romero hijo.
Cristian Sanz subtituló a una de sus notas “Blanca provincia” en relación a Salta. En ella, cuando se refiere a la Ley de Correos (1994) que facilitaba el transporte de cosas prohibidas, escribe: “El proyecto, a medida de los narcotraficantes, había sido impulsado insistentemente por los senadores Eduardo Vaca y Juan Carlos Romero, lo cual generaba grandes sospechas a los organismos de lucha contra las drogas. A partir de ese momento, Romero comenzó a ser investigado por la DEA, quien presumía que el gobernador de Salta tenía estrecho vínculo con la comercialización de estupefacientes. Su nombre aparecía en muchos de los escándalos de drogas vernáculos y eso irritaba los nervios de los agentes norteamericanos. Por caso, en el marco del Yomagate del año 1991, Romero fue sindicado de ser una de las personas que entregaba paquetes con supuesto contenido de drogas al secretario personal de Eduardo Duhalde, Alberto Bujía que luego se comercializaban en la provincia de Buenos Aires”.
En otro artículo, narra Sanz: “La idea de que Salta es una de las provincias donde el poder político está vinculado por excelencia a la venta de drogas no es antojadiza. Hay un largo historial de hechos acaecidos en los últimos años que dan cuenta de ello. Primeramente, hay que tener en cuenta que es una provincia ubicada estratégicamente para ingresar narcóticos al país, lo cual fue aprovechado históricamente por grandes barones de la droga utilizando como reaseguro el financiamiento a ciertos gobernantes y políticos salteños de turno.
El primer indicio fuerte se dio a mediados de los años 80, cuando se estrelló un avión perteneciente al entonces gobernador de Salta, Roberto Romero -padre del actual mandatario provincial-, en la zona de San Antonio de los cobres con 200 Kg. de cocaína. Todas las miradas se dirigieron al mandatario, quien jamás pudo quitarse el mote de ‘narco’, ni siquiera después de fallecer en un sospechoso accidente.
Los días de gloria de Romero coincidieron con el período en que nuestro país pasaba a ser ‘productor’ de narcóticos y dejaba de ser lugar de ‘tránsito’. Fueron los días en los que se hicieron fuertes los grandes ‘capos’ del tráfico de estupefacientes, quienes comenzaron a ‘bancar’ algunas campañas políticas a cambio de poder moverse con tranquilidad en su negocio.
Pocos saben que los Romero (padre e hijo) aparecen desde hace años en los archivos de la DEA norteamericana por sus vínculos con el mundo de las drogas (ver documento al pie). En el mismo sentido, a fines de los años 70, apareció el nombre de Roberto Romero vinculado al mundo de los narcóticos en la página 103 del libro Mamá Coca del periodista Anthony Henman: ‘(…) Es, no obstante, de la vecina Argentina de donde han provenido las más asombrosas revelaciones de implicaciones a alto nivel en el negocio de la cocaína, indudablemente, no con respecto a los actuales gobernantes militares, altamente paranoicos y ultra reservados, sino con relación a personajes que predominaron en el último periodo de la presidencia de Isabel Perón. La historia fue revelada por el servicio de informaciones del ejército en las vísperas del golpe de 1976 e incluía a una serie de prominentes figuras del ala derechista del movimiento peronista, entre los que figuraban el ignominioso Ministro de Bienestar Social, López Rega; el Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Vignes, y una corte de figuras secundarias como el Ministro Raúl Lastiri, el senador Cornejo Linares, el director del diario ‘El Tribuno’, Roberto Romero (…) Operando una serie de bien equipados laboratorios de cocaína cerca de Salta, en la frontera con Bolivia, estas figuras controlaban una red de gran alcance que utilizaba la Policía Federal para la distribución interna en el país y la cobertura del servicio diplomático para la consolidación de una ruta segura para las exportaciones’ «.
En un artículo más reciente, el periodista Juan Salinas titula «El halo narco de Juan Carlos Romero» , en el que da cuenta del historial de Salta vinculada a las drogas y en un párrafo escribe: «Su padre, Roberto Romero, pasó de pobre a dueño y director de El Tribuno en un santiamén allá por 1957 en misteriosas circunstancias. Su mujer era siciliana y según Wikipedia lo hizo ayudado por la Mafia (JCR tiene la nacionalidad italiana). Lo cierto es que según un informe de la DEA y las investigaciones de prestigiosos colegas y aún de antropólogos, RR a partir de entonces fue un notorio narcotraficante. Y a mediados de los ’70 parte de una vasta red de distribución y exportación de cocaína de la que formaban parte los máximos exponentes de la derecha peronista, comenzando por José López Rega. A pesar de eso –o a causa de eso– emergió de la dictadura como gobernador democrático de Salta».
En la página de Politolia todavía se puede leer algo como lo siguiente: «El Negro, como era conocido Bujía, era considerado un peso pesado de Calabró y de la derecha peronista. Desde cuando comenzó a trabajar para Duhalde en 1982, era el enviado que llevaba extraños paquetes a las familias Romero y Saadi, en las provincias de Salta y Catamarca, respectivamente. Roberto Romero y Vicente Leonides Saadi fueron los fundadores de dos dinastías políticas que hicieron historia en sus provincias (actualmente el gobernador de Salta es Roberto Romero, hijo). Bujía solía frecuentar la finca Don Alejo, propiedad de los Romeros en Salta donde en 1984 fue descubierta un pista de aterrizaje a la que llegaban aviones desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, que estuvo en la mira de la DEA. Con Al Ibrahim en la aduana, Bujía no sólo visitaba al extraño asesor con el que se comunicaba por señas, sino que requería los servicios del funcionario en cada uno de sus viajes al extranjero con bultos que en los controles gozaban del mismo estatus que todos los encargos del Vicepresidente. El 16 de marzo de 1992 falleció cuando conducía su motocicleta y un camión lo atropelló de frente, según testigos del hecho. Aún así, su muerte pasó a la historia como un accidente por ebriedad».
Sin dudas, falta considerar el libro de Sergio Poma titulado “Salta, el Nracopoder” . El capítulo I se destina por completo al narcopoder. En él da cuentas de cómplices y sicarios, de la prensa complaciente, de los jueces que avalaron la corrupción, de fuentes bibliográficas que aportaron a la investigación y del informe entregado por la DEA a la Justicia Federal, de registros de vuelo, de la muerte de Liliana Ledesma, de investigaciones infructuosas… De todo el capítulo, citaré lo que sigue: “Saralegui continuó indagando y, el 24 de marzo de 2003, publicó una nota explosiva en la desaparecida revista TXT, que tuvo efecto devastador en el arco político menemista. El colega tuvo la deferencia de enviarme por mail, dos días antes de su publicación, el escrito original con correcciones a mano y tachaduras, lo que resultó muy importante para que muchos salteños pudiera conocer la información, porque aquel pirmer número desapareció misteriosamente de los kioscos de casi toda la provincia. El colgadito rezaba: ‘Según la DEA, el padre de Romero era narco’, en tanto el título expresaba ‘Una herencia muy pesada’ para ampliar a continuación: ‘La agencia antidrogas de Estados Unidos considera que, en vida, Roberto Romero fue jefe de una poderosa organización dedicada al tráfico de cocaína a gran escala. La justicia federal argentina lo supo, pero no hizo nada. El compañero de fórmula de Carlos Menem recibió un legado millonario y un imperio político-empresarial’ «.
El periodista Miguel Brizuela titulaba en Salta 21 en el 2009: “Roberto Romero, capo-mafia y narcotraficante o prócer ejemplar” . En el artículo señala que los asistentes al 17º aniversario fueron por entonces Juan Manuel Urtubey, el ex vicegobernador Walter Wayar, el intendente Miguel Isa, además de políticos, legisladores y funcionarios como Santiago Godoy, Marcelo López Arias, Nora Giménez y Mashud Lapad, además de su hijo y familiares, claro. Miguel escribe: «Para ellos Roberto Romero fue un gran hombre, que cultivó valores tan nobles como el trabajo, la sensibilidad social, la vocación política. Un empresario ejemplar que logró el progreso económico con tenacidad y esfuerzo, un estadista que colocó a Salta en la senda del progreso y la justicia social». Y agrega más adelante: “(…) palabras de homenaje que pronunció Miguel Escalante en representación de los empleados del diario El Tribuno en el acto realizado en el complejo editorial de Limache. ‘La trayectoria de Roberto Romero recibió largamente el veredicto positivo de la comunidad que lo vio nacer’, dijo Escalante. Tal frase contrasta violentamente con la apreciación que hiciera el abogado Fernando Chamorro en ocasión de su defensa del sacerdote Jesús Olmedo querellado por Juan Carlos Romero porque declaró a la prensa nacional que el entonces gobernador de Salta no tiene estatura moral para llamar ‘delincuentes’ a los piqueteros ya que su familia está involucrada en el narcotráfico. Chamorro señaló entonces que la convicción de que la fortuna de Romero proviene del narcotráfico se encuentra fuertemente arraigada en la opinión general de los salteños”.
¿Pueden Juan Manuel Urtubey y Miguel Isa padecer de supina ignorancia al punto de desconocer los hechos que trazan la historia no oficial y homenajear a su “padre político”, gracias a quien Urtubey descubrió que Salta no es la Plaza 9 de julio?
Así se expresaba el mandatario: “queremos rendir un merecido homenaje a Roberto Romero que significó algo más importante que un gobernador: con él hemos vivido una profunda transformación, que logró que podamos soñar, esa obra lamentablemente está inconclusa. Nos hizo tomar conciencia que Salta es más grande que manzanas a la vuelta de la plaza 9 de Julio».
¿Cuál es le mensaje cifrado de Urtubey e Isa al ofrecer semejante culto a Roberto Romero?
No hay peor ciego que el que no quiere ver.