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martes, noviembre 26, 2024

Restaurar al “verdadero” Marx

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… que la universidad laica posea una Iglesia en su interior no es para nada casual en una provincia reaccionaria… los Paradigmas adicionales posibilitarían posibilidades, que seamos capaces de desviarnos y que podamos deconstruir todo…

Al Dr. Adrián López le es dada la palabra. Refiere a su nuevo libro vinculado a Karl Marx, desde su perspectiva marxista antileninista – incomprendida-, a través de una larga conversación que ofreceremos a los lectores dividida en dos partes. Se va la primera.

La historia

Por lo que logro inferir de la lectura de la última obra Esquemas para la reconstrucción de los grupos subalternos de Inglaterra, 1790–1840, que tiene a modo de “introducción” un “prólogo” bastante “extraño”, que lo denominaste Anatemas, in/certidumbres y demonios, hacés un planteo relacional directo entre lo que podría entenderse como un acto de censura académica hacia vos, derivada en persecución ideológica, cuya consecuencia fueron y son altos expedientes administrativos –algunos de los cuales, unos pocos, llegaron a instancias judiciales–, y una evidente censura a lo que sería el verdadero planteo marxista. Mi pregunta es: ¿qué interés puede tener la academia (UNSa.) en negar una teoría que nos haría ver otra interpretación marxista? Parece que todo eso se vinculara con lo que llamás “poder miserable”. ¿Hay un trasfondo económico y un interés “privado”; hay corrupción?

– Previo a encarar una cuestión que es bastante dolorosa para mí y en la cual no anhelo detenerme, quiero comunicarte a vos, a los lectores de Salta 21 que se cumplió un mes del fallecimiento de la militante del Partido Comunista local, compañera Daniela Zurita, con quien no me unía la necesaria amistad que hubiera aliviado nuestros segundos, mas, a quien conocía de las marchas en que nos arrimó esa hada que es el Tiempo, que nos encanta o distrae para no percibir que se nos aproxima la indiferente Muerte, con los besos desasosegados de las Valquirias –desearía ofrendarle mis frágiles palabras, mi tenue alma o eso que llamamos así, quizá por temor a su “etereidad”.

Le dedico este encuentro al gran compañero de Che Guevara, Alberto Granado, cuyo deceso acaeció en Cuba el pasado 5 de marzo de 2011.

Asimismo, querría confesar que ofrendé mi pobre arte al Sr. Julio Haro, con el que somos amigos desde el Secundario, al creativo artesano “Puma” Carrazana y al dueto, musicalmente talentoso, de la Sra. Andrea Rico y del Sr. Santiago Lamagni –ninguno de ellos está enterado de mi humilde dedicatoria; imagino que se anoticiarán por los vericuetos de la no menos, frágil vida, que al decir del Shakespeare de La Tempestad, es tan fina como el aire, el tenue aire, el cual se disipa como los sueños, como la delicada trama de los sueños con la que estamos hilvanados, o como los fantasmas que vagan por las brumas de Elsinor.

Por otro lado, informo que el palimpsesto número 14 de mi autoría, titulado Regalos y capturas. Los usos de la dialéctica (Marx reconsidered), por el cual hicimos un reportaje el 20 de diciembre de 2010 que puede abrirse en http://www.salta21.com/El-ADN-de-las-ideas-extracto-de-un.html, puede a su vez, bajarse de http://www.eumed.net/libros/2011a/920/index.htm . Todavía no cuenta con el ISBN y el Nº de depósito legal en la Biblioteca Nacional de España, pero en términos generales, mi hijito literario, sin que sea yo con ello, un Padre o un padre… –no es un lugar de Déspota al que aspire, aun cuando me encargue de mis “filhios” de carne y hueso–, ya posee existencia formal (lo que en realidad importa en el acontecimiento de un hijo –porque es un genuino suceso el de un filhio…– es el hijo mismo, las relaciones con él y no ser el Padre o el padre, que son modos de tiranía enmascarada con chantajes afectivos –la familia, el aire de familia son au fond, una pesadilla de la que espero que la Historia nos libre alguna vez…).

Orientándonos ahora hacia lo que interrogabas, desde ya puedo intuir que la respuesta es compleja, no es directa y es enmarañada. Por empezar, porque no hay una única pregunta en lo que me decís, sino que tus inquietudes son como una serie de muñecas rusas donde la más grande, la más amplia, contiene a otras –bueno…, es idénticamente, el modo en que suelo tipear mis obras, mis artículos y hasta las notas periodísticas que, de cuando en cuando, de tiempo en tiempo, de vez en vez, te giro para que tus piadosas manos, decidan o no publicarlas en Salta 21 , que por lo que aprecio, se ocupa en 2011 de asuntos más “locales” y se renueva, no al ritmo febril y matador de 2010, sino día por medio.

Regresando de nuevo a algo de lo que se ve que no quiero hablar, ya que los desvíos, la demora lo tornan patente, puedo esgrimir que son impostergables determinados considerandos que completan o se enlazan de alguna forma, con las preguntas en serie. Tal cual es mi estilo, una estrategia que consiste en contestar despacio, de manera no directa, por circunloquios, por desvíos y circunlocuciones, afirmaré que lo que podría llamarse “censura académica” respira no únicamente en la universidad local, sino que es algo inherente a las instituciones de saber o de conocimiento en cuanto tales. Las instituciones de saber se estructuran alrededor de cosas que no se deben explicitar, que no se tienen que verbalizar, que no se pueden escribir, que a veces, ni siquiera se pueden desear o pensar. En la medida en que las instituciones de conocimiento son un campo o estructura que se apoyan o basan en una represión y en una censura que les son consustanciales a su funcionamiento, a su operatoria, la universidad local, al ser una institución dedicada al conocimiento, no puede dejar de estar conformada de acuerdo a esa represión y censura que la hacen funcionar. El tema entonces, sería que en dichas instituciones ese disfuncionamiento casi inevitable pudiera debatirse libremente, que pudiera ser discutido e incluso, difundido en la sociedad para que ésta sepa que en espacios como los universitarios, se corre el peligro de censurar, de reprimir, de excluir. Los ciudadanos debieran estar informados por la misma academia que la institución es tendencialmente, inquisitorial y que frecuentemente, con más asiduidad de la que se imagina…, realiza pequeñas y grandes excomuniones.

Así pues, la Alta Casa de Estudios local posee un conglomerado de elementos que hace proclive que ciertos alumnos, determinados Auxiliares, ciertos administrativos, determinados integrantes del personal de limpieza y de mantenimiento de la universidad, y ciertos profesores, sean como atrapados en ese “agujero negro” fundacional de la academia, lleno de censura y de represión, que es lo que la hace operar en cuanto institución de saber. Si vale la analogía, lo que estoy concretando es una “aplicación” tosca de Freud a escala de una academia…: al igual que un neurótico sigue gracias a las represiones que le dan la energía para continuar, la institución se reproduce como academia apoyándose en sus represiones y censuras –aprovecho para efectuar la obvia aclaración de que idénticamente a que la crítica del capitalismo por suscitar miseria, pobreza, angustia, etc., no implica acusar a todos de ser unos desgraciados, así también desmantelar a la institución estatal no significa vomitar que todos sus miembros son unos malditos.

En este punto, lo que aconteció conmigo es que como yo venía desde la época de alumno con otros conocimientos –e. g., el mismo Psicoanálisis, mucho de Física teórica, algo de Deleuze, de Guattari y de Foucault, al extremo que soy el que introduce a Guattarri en la Facultad y a Deleuze y Foucault entre mis compañeros…–; en virtud de que había realizado determinados recorridos o trayectorias escolares; a raíz de que había elegido juvenilmente, cierta forma de andar, de vivir, de respirar, etc., que no encajaban para nada en lo que la universidad espera de un estudiante de Primer año, me volví singular, demasiado singular para una academia que, al ser una institución de clase e inserta en la lucha de clases, era y sigue siendo reaccionaria, conservadora, mojigata, chismosa, pequeña, mediocre, racista, homofóbica, clasista, católica a ultranza, moralista, etc.

Acerca de lo que acabo de pincelar, relataré dos anécdotas de mi época de estudiante. En la primera, está involucrado un colega que para graduarse tuvo que vender diarios, haciendo una carrera muy, muy sacrificada. Unos profesores, a quienes no individualizaré ni especificaré si son mujeres o varones, expresaron la barbaridad de que con alumnos diareros como “ése”, la Facultad estaba “perdiendo” el “elevado” perfil que debía detentar. Lo que aflora en la anécdota es no únicamente el anti obrerismo de mis colegas, sino que la institución es, a pesar de las bellas palabras de su Estatuto y de sus Reglamentos, y de los actos en memoria del ex Rector Borelli, una academia de clase que no es para nada, del pueblo y para el pueblo.

El otro suceso se vincula con la presencia de una Iglesia católica en el predio de una universidad que es laica. Salvo tímidas opiniones en voz baja y en lapsos muy espaciados de tiempo, hasta ahora no hubo un movimiento interno o externo en la academia que demande que o bien se permita la construcción de otros edificios de culto religioso de diferente fe, o bien, que la actual Iglesia sea anulada o reconvertida para otros fines. Es más, siquiera verbalizar una cosa semejante dentro o fuera de la institución puede ser considerado como un acto “terrorista” y hasta de “intolerancia”. Bien; que la universidad laica posea una Iglesia en su interior no es para nada casual en una provincia reaccionaria que volvió con la cantinela de 1870, de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas. La anécdota demuestra que la academia es católica aunque se diga laica y como se contradice, es una institución conservadora, discriminatoria –al menos, con otros cultos–, mojigata, hipócrita, etc.

A ese “cóctel” que ya me aguardaba al ser un ingresante, se añadió que luego, cuando principiaron los inconvenientes con algunos docentes, la cosa se fue agrandando poco a poco, hasta llegar a una situación de hostigamiento en la que se dice de mí cinco opiniones: que soy yo el mediocre y que por eso no gano los concursos que en realidad, me hacen perder; que soy un cerdo o un mal nacido; que estoy clínicamente loco y que no debiera enseñar; que soy una mala persona y que fui un colaborador de los milicos en la Dictadura o que soy un Servicio infiltrado en el campo popular de Salta –en 1976, no había cumplido los 8 años y encima, en mi familia de entonces, padecimos el secuestro y tortura de uno de mis tíos ingenieros que quedó sordo de un oído… Desde 2005 en adelante y a partir del Decanato de la Lic. Buliubasich –que no es lo que parece ser, aun cuando tenga excelente “prensa” y sea amiga de gente de DDHH– y de la gestión de la ex Rectora, Ing. Stella Pérez de Bianchi –que tampoco es ni fue lo que parecía ser…–, me animé a publicar que en la universidad falta transparencia en los concursos, hay un manejo arbitrario de los fondos, existe la constitución de “mafias” profesorales, hay “clubes de elogio” mutuo en el que son cómplices los alumnos, existe la difamación de los colegas, se practica la intromisión en las vidas privadas, se aceita la formación de Comités de Ética para “dictaminar” quién merece o no permanecer en la universidad, hay escasa o nula democracia en los claustros, existe un poder discrecional de los Consejos, hay despotismo de los docentes (no cumplen con su dedicación, están incompatibles, no atienden a los estudiantes, etc.), existe “tráfico de influencias” para conseguir cargos, becas, designaciones, etc., etc.

Acto seguido y relacionado con lo precedente, dije, entre otras cosas, que aún en el siglo XXI insisten como un síntoma para la academia, grandes nombres que le son insoportables, incluso, a pesar que pueda enseñarse a algunos de ellos en sus claustros. Rimbaud, Baudelaire, Nietzsche, Borges, Lacan, Freud, Marx y unos cuantos otros, son esos pensadores corrosivos para la universidad en general y para la academia local en particular. Podríamos afirmar que son en parte, aquello que reprimen y censuran a priori para poder funcionar como universidad –de ahí que surja el dilema de hasta dónde es factible enseñar a Nietzsche, a Freud, a Marx en una academia que es estructuralmente represora, dado que se ubica, en términos del Psicoanálisis lacaniano, en el lugar del Amo, en su discurso (recordemos que Lacan, en parte por “venganza” contra una institución que siempre lo ninguneó, expresó que la universidad era el Discurso del Amo y que era un tipo de Opresor… -era y es su “semblante”, uno de sus “rostros”). La academia estatal no es una excepción a ello y bajo un manto de aparente diversidad y democracia, anida una espantosa intolerancia no sólo contra las figuras culturales que mencioné, sino contra aquellos que se animan a sostener con su cuerpo, con su vida, tales nombres.

¿Significa lo anterior que soy el único marxista en la universidad? Sí y no. Sí, si nos circunscribimos a la Facultad de Humanidades, si contamos a los profesores rentados y si incluimos a los que dictan materias o seminarios con relación al amigo de Engels –se puede enunciar pues, que sí, que soy el único docente marxista y que milita por determinado marxismo libertario. No, si incluimos a otras unidades académicas y evaluamos que los leninistas también son marxistas –que es lo que dudo mucho; los leninistas son leninistas; no son marxistas. Ahora bien, el asunto es que por ser marxista, por sostener –y repito la palabra a conciencia…– lo que la institución, por su funcionamiento estructural, excluye porque necesita reprimir y censurar para ser institución, necesariamente, terminé por ser marginado, excluido, reprimido, castigado con infinitos expedientes y con innumerables intentonas de sanción disciplinaria. O sea, por hablar de aquello que no debiera tematizarse en la academia, porque está excluido para que la universidad opere en cuanto institución, acabo yo también ingresando en eso que hay que acallar, reprimir, censurar, excluir. A todo lo cual se añaden lo que muchos militantes de izquierda miopes, dicen que son “boconeadas”…

A estas alturas, lo que en algún instante comenzó como una exclusión que caía de suyo porque era un marxista no leninista y evaluado un loquito, lo que acaso podría no haber guardado mayores repercusiones, se convirtió en una inmensa bola de nieve y en un asunto personal, de enfrentamiento personal con muchos colegas que son tan hipócritas y enfermos –porque son ellos los que realmente, están enfermos…– que niegan el conflicto con total descaro, a la par que hablan a mis espaldas –incluidas muchas feministas que, además de ser machistas y “pingudas”, ejercen violencia de género de mujer a varón (las feministas talibanes tendrían que conocer que la violencia de género es de mujer a mujer, de varón a mujer y también, de mujer a varón; por lo demás, habría que elaborar un feminismo más allá del género, pero eso es demasiado pedirles, dado que lo que anhelan acá, en Salta, es un Matriarcado…).

Por lo descrito, no habría quizá que plantear el asunto como que la universidad local o la Facultad de Humanidades en especial, no pueden dormir maquinando cómo perjudicarán a Adrián López y cómo impedirán que siga escribiendo, acerca de Marx o de cualquier otra cosa –f. e., sobre Física teórica (ir a http://www.salta21.com/La-genialidad-de-una-tesina-de.html ). Lo que sí creo que palpita es un agudo mobbing laboral que frenó mi carrera académica, que me aisló de mis compañeros, que me afectó en las relaciones con los estudiantes y que en esas condiciones, terminó en los hechos, por censurar, excluir, marginar a un docente que, además de hablar de lo que estructuralmente no se podía hablar –v. g., Marx–, se animó a explicitar ciertos disfuncionamientos que a las camarillas y a los comprometidos con ellas, no les gustó demasiado.

En cuanto a que en todo ese lío espantoso, se percibe un ejercicio del poder que es desproporcionado entre la institución y yo, enuncio que sí. Deleuze tiene una frase hermosa que dice que el poder busca entristecer, enfermar, quitarte posibilidades; los que ejercen el poder son además, personas saturadas de odio, de mala fe, de resentimiento; son gnomos espirituales. La cuestión radicaría en que uno procure abrir líneas de fuga, orificios a ese ejercicio titánico del poder y no se deje entristecer, enfermar, etc. Pero es bastante difícil –por ello es que agradezco tanto a Salta 21 que permita circular mi palabra, dado que alguien que es hábil para tipear algo tan alejado de su formación, como lo es un comentario acerca de una tesina de Licenciatura sobre los primeros momentos del cosmos, merecería otro destino, otro trato, y no el desgaste, la soledad, la enfermedad, el menosprecio, el ninguneo, etc. (however, es por mi soledad que puedo escribir y estudiar tanto sobre desiguales áreas…).
Conectado con lo precedente, la institución bloquea la circulación de la palabra rebelde y estimula el canturreo mediocre de las clases y de los Congresos, sin consecuencias, que no le cambiarán la vida a nadie, que no le harán surgir dudas a nadie, que no sacudirán a nadie de su siesta reconfortante y burguesa.

En lo que se refiere a si en la represión y censura estructural que hacen operar a la universidad, y a si en el hostigamiento hacia mi persona existen intereses, puedo afirmar sí y no. Sí, en la escala en que existen quienes hicieron de todo esto un asunto personal. No, porque yo soy un síntoma que reveló que la academia es una instancia reproductora de un orden que conviene a la economía de mercado o a la sociedad capitalista. Por eso, en el affaire “Adrián López” insisten elementos personales, muy subjetivos y otros que son estructurales y hasta de largo alcance, que involucran al destino de la universidad como reproductora de las desigualdades sociales en el campo del conocimiento –no soy por lo demás, el único acosado; en noviembre de 2009 y en diversos medios, se indicaron otros ejemplos emblemáticos.

Respecto a que soñaría con restaurar al “verdadero” Marx, dije en incontables circunstancias que no se trata de establecer qué fue lo que en realidad, expresó o quiso decir el padre de Eleanor, sino de proponer una lectura que no sea cerrada con respecto a él, como lo fueron el marxismo, el leninismo, el bolchevismo y el sovietismo.
Por último y en lo íntimo, considero que si todas las cosas a las que aludí, en el fondo, pasan, hay que deducir que existe algo o mucho de corrupción, estado de situación que la denunciaron profesionales como el Dr. Eduardo Saguier –ver, entre otros documentos, http://www.salta21.com/Se-encubren-los-delitos-en-la.html, al que no podrán acusar de loco, de desaforado, de gestar artificialmente, problemas, de enemistarse con todo el mundo, de no respetar su lugar de trabajo, etc. La academia, las ciencias en la Argentina no están funcionando bien; hay dictaduras en el saber, blasones intelectuales, feudos, reyes intocables, autores sagrados, Nomenklatura, Pólit Buró, favoritismo, chupamedismo, acomodos, etc.

Infiltrados «marxistas»

Creo que podría ubicar tus atrevimientos marxistas antileninistas en el Cuarto Paradigma, al que llamás “Paradigma de la Incertidumbre”, según como presentás a cada uno, y evidentemente, concluyo por otro lado, que te agrada Proust. Esa “zona” o modelo, lo azaroso, lo incierto es lo que escapa al sistema, a los sistemas. Yo pregunto, en realidad, ¿no es una zona gris indeterminada, desconocida en un sistema típico? El peligro que veo en tu elogio de la incertidumbre es que podemos entrar en una nebulosa, metiendo cualquier cosa ahí, incluso, lo que no sería estrictamente, incertidumbre –en lo abierto, en lo indeterminado y casi parafraseándote, podría estar “cierto Lacan”. Pero me temo, amigo, que hablaríamos más de algo relacionado con la Física que con las Humanidades; no sé… Puede ser un desvarío…

– No, Romi, no es ninguna vaguedad… –lo que no entiendo un poco, es la referencia a Lacan, aunque trataré de aludir a él y a lo vinculado con el azar.

Comencemos primero, con un clinamen, con un desvío que será esta vez, un despeje, una aclaración, algo larga, seguro.

Una vez más, el anarcomarxismo que postulo no es anti leninista, aún cuando considere que Lenin, el menchevismo, los leninistas, el dios Partido, los bolcheviques, el leninismo y el sovietismo dañaron tanto a Marx, que sugiero que es impostergable abandonarlos, en nombre, precisamente, de una Revolución probable (cf. http://www.salta21.com/Lenin-fue-un-enemigo-del.html ). En la actualidad y en parcial acuerdo con Paul Mattick, un marxista no leninista de los ’60, enarboló que el dilema no es “socialismo o barbarie”, sino “Lenin o socialismo” –ir a http://cai.xtreemhost.com/index.html, Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques. Imagino que aquellos que hicieron de Marx un sistema denominado “marxismo” y que convirtieron a Lenin en un campo de fuerzas del que casi no se puede escapar, a riesgo de que te acusen de revisionista, anti marxista, contrarrevolucionario, agente de la CIA, etc., trituraron y destrozaron a Marx, a tal extremo, que ahora el dilema es el que comenté: si nos seguimos quedando con Lenin y el marxismo, no llegaremos jamás a la revolución socialista emancipatoria radical que elucubró el suegro de Aveling; si deseamos au fond, la revolución socialista es inevitable dejar de lado al marxismo y a Lenin. Los Partidos que se consideran marxistas y los leninistas son un obstáculo para alcanzar la Revolución…
En derredor del ejemplo de lo que convoco como “marxismo”, me extenderé un poco.

Mientras el padre de “Jennychen” vivía y en sus últimos años, se constituyó un “círculo” que en los hechos y por el modo en que se comportaban, se auto evaluaban “marxistas”. En ese “club” están por supuesto, Engels y Bebel, Laura, Eleanor, Lafargue, Aveling, Bernstein, Kautsky, entre otros. Este “primer” marxismo fue el responsable de canonizar que en Marx había Socialismo Científico, Materialismo Histórico, que hay una Economía marxista, Materialismo Dialéctico, leyes dialécticas, que la dialéctica era un método, que la dialéctica heredada por Marx era la de Hegel, que el socialismo era inexorable, que el capitalismo acabaría mañana, etc. Algunos de estos personajes, se disputaban entre ellos los archivos del General y después, f. i., el marxismo ruso con Plekhanov a la cabeza, se opuso a Kautsky.

En simultáneo, se fue constituyendo el leninismo, en el cual hay que incluir por solidaridad semántica con el marxismo descrito ut supra, al menchevismo, al bolchevismo y al sovietismo. No son iguales pero comparten el campo: e. g., Plekhanov era un menchevique y sin embargo, creía en todo lo que había establecido como “verdad” el “primer” marxismo. A su vez y hasta determinado punto, Rosa de Luxemburg no era leninista, pero era bolchevique y sovietista, al defender a los soviets como la forma de organización futura para el socialismo –por eso es que no basta con desmadejar a Lenin o al leninismo para fugar de su campo (como lo intentaron Pannekoek, Mattick, Korsch, entre otros), puesto que es necesario distanciarse por igual del menchevismo, del bolchevismo y del sovietismo.
El tema es que el “primer” marxismo se ramificó posteriormente. Tomaré dos ejemplos sobre los cuales me encuentro atareado en estos momentos.

El primero se vincula con Piero Sraffa. Acorde a sus comentadores, parece que alguna vez dijo que él era “marxista”. También se lo evalúa seguidor de David Ricardo. Escribió Producción de mercancías por medio de mercancías, en la cual el turinés, usando fórmulas matriciales, abandona la teoría del valor/trabajo para encarar los precios –hasta algún horizonte, puede considerarse que la hipótesis del valor/trabajo de Marx es una teoría nuclear en él, por lo que si se la desmantela, que es lo que efectúa Sraffa y tantos, tantos otros, se desecha a Marx. Resulta que después el turinés, deja de lado los precios para buscar una mercancía patrón que sea una medida invariable de valor que sirva mejor que los precios para describir el funcionamiento de la producción de mercancías, pero sin que esa mercancíapatrón sea un valor de uso real, concreto. ¡Es una ecuación matricial! Sin inmutarse, dice que al resultado que llegamos es a una fórmula, a algo abstracto para después concluir, como si nos estuviera tomando el pelo, que la ecuación matricial es la mercancía patrón –por si fuera escaso el fraude que comete, la mercancíapatrón carece de precios y en el orden burgués sabemos que todas las mercancías poseen precios… A este delirio, en el curso del que se cometen innumerables errores de concepto…, se lo considera genial y ¡encima “marxista”! Sraffa no es ni marxista ni ricardiano; es esrafiano; es su propia Escuela.
El turinés buscaba en realidad, deconstruir a Marx pero declarándose “marxista”, enunciando que iba a hacer algo para realizar otra cosa distinta y con el objetivo de decirnos que había concretado lo que se había propuesto, encandilando a sus lectores con sus malabarismos matriciales.

El otro caso es el del afamado historiador británico Eric J. Hobsbawm, al cual se lo tiene por marxista y él mismo, más en los ’60 que ahora…, se encargó de esparcir que lo era. Bien; en un libro titulado Marxismo e Historia social enuncia la enormidad de que uno puede o no estar de acuerdo con las conclusiones de Marx, pero no puede ignorar su “experiencia” –cf. http://www.4shared.com/document/vA8rpax9/Hobsbawm_Eric_-_Marxismo_e_His.htm, p. 30 . Si uno disiente con un porcentaje elevado de las conclusiones del amigo de Engels, entonces ya no es marxista. Y no porque uno deba repetir el catecismo inmutable de El capital, sino a causa de que si se colocan en entredicho las principales categorías de análisis de Marx, que figuran precisamente en sus conclusiones, entonces se está abandonando a Marx y no se es marxista.

Con otro sentido y por otros motivos a Sraffa, Hobsbawm se infiltra como marxista para no serlo. Para peor, el marxismo que practica es en parte, el del eurocomunismo, que es una socialdemocracia edulcorada…, y la versión más mecanicista del ¡leninismo!
Por estos y otros ejemplos de marxismo, es que es necesario independizar a Marx del “marxismo”; hay que des marxistizarlo, dado que ese marxismo lo desfiguró en idéntica proporción que Lenin –ir a http://www.salta21.com/El-ADN-de-las-ideas-extracto-de-un.html .
En cuanto a los “modelos”, la referencia a los Paradigmas en mi libro se debe a que sostengo que el yerno de von Westphalen no únicamente es un pensador de la complejidad, sino que articuló tres Paradigmas adicionales, aparte de hallarse en el entrecruce de los mismos.

Uno de los modelos es el Paradigma de la Complejidad, al que mencioné y que se hizo conocido por el ex estalinista arrepentido, Edgar Morin, que “verdulea” todo el tiempo con esa “fruta”.
Otro modelo es el Paradigma de la Multiplicidad por el cual los análisis deben tender a ser lo más concretos posibles y situados en coordenadas específicas.

El tercer modelo es el Paradigma Sinergético, por el que todo se influye en todo. Cuando el suegro de Lafargue delinea que una región de lo social se transforma en “base” y que otra zona de lo humano se convierte en “superestructura”, y que entre ambas regiones suspira una interacción o dialéctica, está afirmando en el fondo, que en lo social todo se impacta recíprocamente.

Otro modelo es el Paradigma de la Incertidumbre. El principio de indeterminación fue esculpido por Heisenberg en Física, pero es algo perfectamente deducible en el área de las Humanidades y uno de los que concretó la hazaña fue Marx. En su juventud, mientras estudiaba Economía para poder socavarla, dijo que si podemos hablar de una ley, esa norma es el azar. Es impresionante, realmente, impresionante. Esta única frase echaría por tierra todo el leninismo, que cree en la inminencia del fin del capitalismo, en la inexorabilidad del comunismo, en la inevitabilidad de los levantamientos obreros, etc., todo lo que es tremendamente determinista, causalista, mecanicista, torpemente materialista, etc. En el Marx anarcomarxista no había determinismo, sino indeterminismo, azar, incertidumbre, lo que le viene de Epicuro y Lucrecio, a algo de lo cual se refirió el Sr. Carlos Balmaceda en http://www.salta21.com/Un-alegre-marxismo.html .

No obstante, a esos Cuatro Paradigmas, Romi, agregué dos más, para que no nos quedemos encerrados en modelos, en Paradigmas en los cuales se pueda incluir todos los gatos y considerarlos del mismo color. Uno de esos modelos es el de la deconstrucción, por más que Derrida protestaría contra que se evalúe el deconstructivismo en calidad de Paradigma, el cual es una especie de “esquema” que puede ser muy rígido –depende de cómo se lo use y de cómo uno se posicione ante él.

El otro es el Paradigma Semiótico. La superestructura es un enorme sistema de significaciones que no puede enfocarse sino con el modelo de la Semiótica. Fue en ese contexto en el que mencioné por igual, al Psicoanálisis, en particular, lacaniano, ya que el Inconsciente puede descifrarse a manera de un sistema semiótico, aunque sea algo más que eso. Dije también, que el Psicoanálisis era una Semiótica del Inconsciente. Quizá por ahí asome la respuesta a tu elusiva referencia a Lacan, ese Gran Disidente –sostuve en otro locus de mi obra que el azar y el tiempo eran una de las “cosas” que no podían encasillarse en los registros de lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real, lo que demuestra que es factible salirse de los tres Registros sin estar impostergablemente, loco o disuelto como sujeto, para escándalo de los lacanianos, de los seguidores de Germán García y de los defensores de Miller.

En suma, a Marx, a mi pobre Marx, a mi humillado Marx, a ese Marx descuartizado por el marxismo y por Lenin, habría que interpretarlo de acuerdo a los Cuatro Paradigmas que él mismo elaboró, junto a otros dos más que permitirían fugar de los mandatos de los Paradigmas, que cuando no se los sabe emplear con libertad y relajados, te limitan y te ciegan.

Por añadidura, los otros dos modelos permiten que podás recusar y deconstruir los Cuatro Paradigmas, que es lo que hacés vos en tu pregunta: si yo la parafraseara, sería algo así como, ¿qué nos permitiría huir de tantos “modelos” que son como cárceles? –los Paradigmas adicionales posibilitarían posibilidades, que seamos capaces de desviarnos y que podamos deconstruir todo, incluida la deconstrucción en sí.

Y no, Romi, no estamos necesariamente en el terreno de mi amada Física; estamos en el espacio infinito de un saber infinito, en el cual se entrecruzan, copulan, se mezclan, etc. disímiles conocimientos, sin alcanzar ni una teoría del Todo ni la Totalidad, lo que es un gesto peligroso, enfermo… –Marx es ineludible allí donde lo es; en otros terrenos habrá que apelar a otras hipótesis.

En cuanto a Marcel Proust, sí, efectivamente, me fascina. Es que fue por descontado y tal cual lo afirmó el Lic. Jorge Lovisolo, un pensador de envergadura, no un mero literato.

Cuando era joven y sentía que el perro mundo no era para mí, soñaba con al menos, “Un año de amor”, tal cual esa bella canción del grupo de rock Queen. Desconocía en esa lejana etapa, que los amores previos, los encuentros de adolescente, de niño, de joven, eran amores que iban preparándote para un enorme amor, como la estrella azul de los Carabajal. Buscaba desesperadamente a Albertine, que llegó como un asteroide a mí, rehaciéndome con sus destellos. Proust me acuñó por esta sabiduría y por otros innumerables ejes: hay quizá, una “Colina de la vida”, tal cual poetiza Gieco, que nos espera a cada quien con su equipaje, con sus orillas, con sus paradas, con sus devenires –existe acaso, un desafío con “1964”, interpretado por Baglietto. Casi nunca se conoce de antemano, si uno supo recorrer aquella cuesta de la existencia. Si fue hábil para avanzar allende la barrera de “Solo”, de Fandermole; si pudo respirar en armonía con “El tiempo en que estás (presente)”, de Vox Dei; si fue capaz de alcanzar “Wonderous histories”, como en Yes; si supo palpitar como en “Sobreviviendo” o como en la “Sinfonía del Nuevo Mundo”, regalada sin ser estrictamente un regalo, por mi abuela Gladys –que ya no está, que ya no está… Si se (res)quebró algo con “Despedida”, de Floyd o “Bajo presión” de Keane; si se pudo hacer volar a una mujer, como en Superman I, por cuanto se fluyó en ser algo increíble a causa de esa mujer que nos dotó para volar; si se alcanzó a distribuir lo que nos falta, como en Silvio, o si se pudo abrir una “Postal de guerra”, al estilo de María Elena –y tal como se aboceta en el maravilloso Episodio V de Star Wars, en un primer instante, uno se apresura a cargar sobre sí con la responsabilidad de alguna pelea, sin detentar un mesurado equilibrio que nos evite atribularnos en la refriega, mas, en simultáneo, sin ese periodo de relativa habilidad en el arte de la lucha, donde casi siempre se es derrotado, aunque sea parcialmente, no se consigue prepararse para ser un batallador más lúcido, menos torpe, más sereno, menos inflexible, más previsor, a pesar que pueda terminar raído por la primera confrontación y por la incompletez del “entrenamiento” (la vida, la frágil existencia es un entrenamiento para… vivir, entregarse, reír, amar, ser medianamente, feliz, dar y para luego, cadenciosamente, con un ritmo de blues imperceptible, saber descansar o morir –eso también figura en Proust; desde hace unos años, vengo preparándome para mi descanso; de vez en vez, con ansiedad, con melancolía, con temor, mientras resuenan en mis oídos melodías magníficas, una de las cuales es la Grosse Fugue, del anti Beethoven del Beethoven de la Novena Sinfonía, que es de menor potencia que la Séptima, la más genial de todas las sinfonías que se hayan ejecutado y que aprendí a degustarla por Evelina, mi madre biológica). Vivirmorir como en un atardecer de “Rabo de nube”, de “Pájaro de fuego” o de “Niño frente al mar”… –oh…, Romi, he conocido tan temprano la visita del Arcángel Samuel…; por ejemplo, cuando durante días escuchaba llorar de dolor a mi hermanita Cristina, por haber sido abandonada por los galenos de esas horas interminables, para no ser “responsables” de su deceso en una tarde de 11 de agosto por una enfermedad que era enteramente, curable y que le costó a Cristina su presencia de duelo eterno en mi memoria, porque mis padres eran jóvenes y pobres y no conocían cómo hacer para que el podersaber médico del matadero de Hospital Público, en la Dictadura, fuese humanitario, a fin de que mi hermanita compartiera hoy, conmigo, mi vidamimuerte y las alegrías de arco iris que aparcarían en sus ojos.

Peligro: anarquía se opone a bestia negra

Si ando por los carriles de tu pensamiento, la síntesis de los estudios que profundizás, podrían arrojar esta frase: “la base de Marx es anarquista”. ¿Cuán lejos está eso –o cuán cerca– de ser lo que hoy se conoce sobre él?

– Uh…, muy lejos. En parte, por la nefasta influencia de lo que se constituyó como “marxismo” y parte, por la no menos perniciosa de Lenin, con su visión despótica de la revolución, con su “idiolatría” al Estado, a la Policía política, al Comisariado del “Pueblo”, a esa máquina infernal para edípicos que es el Partido, con su adoración por las “leyes inexorables”, etc.

En la Revolución Rusa, había un sinnúmero de grupúsculos de resistencia contra el zarismo, en desmedro del Estado, contra la pobreza, etc., y tales grupúsculos, que no son los mencheviques, sino “gente común” que proponen respuestas distintas a las que irá imponiendo poco a poco, Lenin, en nombre de una “lucha de líneas” que es la excusa asesina que dará en su momento ese otro gran monstruo socialfascista que será Mao, al que se considera una eminencia por unas “tesis” filosóficas que no guardan la más mínima trascendencia para la Historia del pensamiento –el tema es que la plurivocidad, la no jerarquía, la horizontalidad, etc., se fueron remplazando por las jerarquías, por el Partido, por el Gobierno, por el Estado, por toda una serie de durezas que aplastaron a aquellas líneas de fuga. En realidad y a esto lo proferí en otros espacios, me asombra que tipos tan rudimentarios en su formación intelectual y en el campo de los escritos de Marx, como Lenin, Trotski, Stalin –que es el más tarado de todos…– y Mao, puedan ser conservados como Gigantes de la tradición, cuando son de lo más elementales.
Of course y tal cual lo plantea Chomsky en http://www.1984nwo.net/?topic=5485 , hay un interés muy interesado de parte de la derecha, del centro derecha y del capitalismo en su conjunto para hacernos creer que Lenin fue Marx, que entre ellos existe una continuidad, cuando hay una ruptura tremenda…, que el “socialismo” real del siglo XX fue el socialismo que anhelaba el enemistado con Bakunin, y que las revoluciones, como dicen Deleuze, Lacan, Foucault y Derrida, siempre acaban en otros sistemas de poder, iguales o peores a los que desearon reemplazar. Por su lado, el centro izquierda y la izquierda leninista, siguen rindiéndoles cultos a esas nulidades filosóficas que son y que fueron Lenin, Trotski, Stalin y Mao, entre otros leninistas.

Por añadidura, a la anarquía se la asocia con “desorden”, “caos”, destrucción, etc., con lo cual las personas se espantan ante la alternativa de “unir” el anarquismo, que es un “desastre”, y Marx, que ya “demostró” ser una pesadilla.

Por lo demás, existe un profundo desconocimiento de sus obras y muchísimas cosas de él no se encuentran traducidas.
F. e., ubiqué en una entrevista de 1871 que se le hace al nacido en Prusia, por la masacre de los comuneros de Francia, que se encuentra inserta en otro texto que sí está traducido…, una frase desmesurada –cf. Maximilien Rubel y Louis Janover, Marx anarquista, http://www.sindominio.net/etcetera/PUBLICACIONES/minimas/44_marx_anarquista.pdf . El amigo de Engels enuncia tres cosas que son de largo alcance y que replantea todo, en especial, el asunto del poder y de la toma del poder. El periodista casi lo acusa de que la Internacional fue la “responsable” por “conspiración” de los sucesos de 1871. Responde que si la Internacional se manejara de esa manera, habría un Gobierno centralizado, el que debiera actuar forzosamente, a espaldas de la organización. Por ende, lo que Marx está diciendo es que en la Internacional no existe un tal gobierno, que no hay centralismo y que no se actúa a espaldas de ella, todo lo contrario del Centralismo “Democrático” de Lenin y de lo que concretaron como política de Estado los Estados del “socialismo” real.

Lo segundo que dice es que un gobierno centralizado mermaría la energía y el espíritu de independencia; otra vez, todo lo contrario de lo que se hace incluso actualmente, en los Partidos leninistas, que te condenan, aíslan, difaman y hasta te expulsan, cuando no sos un robot de la “línea” del Partido.

Lo más importante viene luego, cuando Marx remata la breve declaración enunciando que la Internacional no es un poder, sino un vínculo (humano). Organizaciones de clases al estilo democrático de la Internacional que bregan contra el capitalismo, no pueden ser instrumentos de poder que luchan contra el poder porque entonces, no dejan de ser poder; tienen que ser herramientas de vínculo humano. Contra el poder no se lucha ni siquiera con el anti poder o el contra poder que propuse –ver http://www.salta21.com/Reinterpretando-a-Foucault-el.html, sino a través de la diseminación de nexos humanos con los otros –la bestia negra de Lenin, decía que un Partido no era un “club de amigos”; bueno, debe procurar ser algo parecido, en el que haya vínculos afectivos con los demás. No significa que haya que disputar con el capitalismo con florcitas, pero la pelea contra él no es ya como se creía antes de una frase como la que acabo de citar de Marx y que atesora consecuencias que son actualmente, incalculables. ¡Y lo dijo en 1871!; por eso adelanté en mi nueva obra que desde 1871 no ocurrió prácticamente nada de significación, en el plano de la resistencia, de la lucha y de la rebelión contra el régimen burgués. Ni el Cordobazo ni Mayo del ’68 se aproximan ni de cerca, a lo que el compañero de Engels está sugiriendo en esas tres oraciones. Au fond y lo digo muy en serio, no ocurrió nada de trascendencia en la superación del capitalismo desde 1871 y desde las palabras que cité de Marx.

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