La Primera Dama se arrepiente de haber realizado el festejo de su cumpleaños; además habló de su infancia, su vida itinerante y del tratamiento al que se sometieron con el presidente Alberto Fernández para convertirse en padres, entre otras cosas
A poco de dar a luz a su primer hijo, la Primera Dama Fabiola Yañez brindó una entrevista a la Revista GENTE donde reveló detalles de su traumática infancia, su vida nómada, su profesión, y cómo conoció al presidente Alberto Fernández. Además, contó el tratamiento al que se sometieron para convertirse en padres y reveló el nombre que le pondrán a su hijo varón. También le pidió perdón a los argentinos por la fiesta de cumpleaños que organizó en la Quinta de Olivos durante la pandemia y la cuarentena por COVID-19.
“Sufrí abandono”, se confiesa Yañez y recuerda que su padre no la quiso conocer hasta que tuvo 23 años y que su madre la dejó (junto con su hermanita) al cuidado de sus abuelos. “Cuando cumplí 6, mi madre se fue a vivir lejos durante cuatro años. Recuerdo que veía a mi mamá una o dos veces al año. Desde temprana edad prácticamente crie a mi hermana porque mi abuelo y mi abuela trabajaban”, recuerda.
La Primera Dama nació el 14 de julio de 1981 en la ciudad de Villa Regina, departamento de General Roca, provincia de Río Negro. Asegura que la vida que le tocó la hizo madurar a muy temprana edad. “Me inculcaron valores (sus abuelos). Iba a un colegio religioso, pero nunca recibí en aquella etapa de mi vida el cariño, la contención y el afecto que un niño debería recibir”, sostiene y recuerda que todas las noches –durante mucho tiempo– lloraba a escondidas y en silencio para no decepcionar a sus abuelos “ni hacerlos sentir mal”.
Superada aquella etapa, Yañez llegó a la TV como conductora de un programa infantil. Con el tiempo fue desarrollándose profesionalmente hasta convertirse en periodista. “La experiencia que tuve trabajando en los medios me fue muy grata y decidí darle un marco académico, es así que me recibí de licenciada en Periodismo en la Universidad de Palermo. Mi sueño era dar a conocer diferentes culturas, experiencias de vida y costumbres de la argentina y del mundo. Aprecio mucho nutrirme de esas cosas en cada oportunidad que tengo”, sostiene.
Asegura que las enseñanzas y lecciones que la marcaron de chica la ayudan hoy a brindar su corazón, tiempo e ideas, para colaborar en tareas sociales y ayudar a niños en hogares a través de su labor como Primera Dama. “Los chicos representan todo. Son nuestro presente, nuestro futuro, nuestra alegría e inocencia, y serán nuestra historia… Para mi hijo a mí me gustaría un país más sensato, más humano, menos violento, más amable y con igualdad de condiciones para todos”, sostiene.
Dedicada full time al trabajo solidario, su meta es ayudar a todos esos niños que lo necesitan como “yo alguna vez lo necesité”, sostiene. “Es que la mayoría de los chicos que se encuentran en situaciones de carencia y vulnerabilidad ven en aquellos que tienen más que ellos a personas que nunca se les acercarían”, agrega.
“Mi función específica como presidenta honorífica de la Fundación Banco Nación Argentina es generar programas y capacitaciones y presentar proyectos para que luego se lleven a cabo. Cuando llegué a la FBNA funcionaba como una ‘fundación de segundo piso’, tal suele llamarse, que atendía sólo los pedidos de otras fundaciones sin contar con una agenda y proyección propias. Eso fue lo primero que cambiamos”, recuerda.
Su relación con Alberto Fernández
Su primer cara a cara ocurrió en abril de 2013, cuando Yañez lo entrevistó como parte de la tesis que le brindaría su licenciatura en periodismo. “Fue un encuentro agradable y muy grato”, recordó. La diferencia de edad no fue un obstáculo. Tres años después de aquel momento se comprometieron.
Yañez recordó qué la sedujo. “Su capacidad para comunicar las cosas, su capacidad intelectual, su mirada y su perspectiva tan amplia de las cuestiones que atañen a un país”. Aunque reconocer que no es romántico sí es muy atento. “Alberto es como se muestra. Sus momentos en el hogar son: jugar con Dylan (su perro), caminar, ver juntos una serie. Y sus momentos para desconectar, tocar la guitarra y cantar. Me ha dedicado un par de temas”, añade.
En la intimidad se llaman con la palabra “amor”, cuenta y recuerda que la mejor frase que le escuchó decir fue que “está muy emocionado con la llegada de nuestro hijo, ya que era un deseo que él tenía desde hace algún tiempo atrás”.
Se ven unas tres horas por día y los fines de semana algo más. “Cuando llega la noche, después de cenar, nos ponemos a buscar en las plataformas de streaming series que nos interesen”, dice sobre el momento que más disfrutan juntos.
El embarazo y su futura maternidad
Yañez perdió dos embarazos de forma natural, situación que la estresó y angustió mucho. “Allí decidimos acudir a un tratamiento de fertilización in vitro. Por suerte el primer intento fue exitoso. Cuando supe que finalmente estaba esperando mi primer hijo, me ilusioné mucho”, dice y recordó que inicialmente los médicos creían que podían ser mellizos.
La Primera dama admite que siempre le tuvo miedo a la maternidad, por su propia experiencia de vida, y que durante los 8 meses de embarazo tuvo momentos difíciles. “Recibí muchos ataques, con mucha saña y violencia. Transcurrí tres meses anímicamente mal, pero este hijo me dio las fuerzas y la valentía para levantarme y seguir adelante todos los días, realizando las tareas que he hecho hasta el día de hoy”, afirma.
Se imagina como madre protectora y compañera. Incluso admite que le gustaría tener más hijos. “He tenido unas ganas muy particulares en los últimos tiempos de adoptar a un niño o niña y que puedan criarse juntos con el que llega”.
Yañez piensa en cómo hacer a su hijo partícipe de su vida. “Quiero que conozca y sea consciente de las muchas realidades que coexisten en este mundo, y se forme con valores”, asegura. Lo imagina heredando los gustos de ambos por la música, la lectura, las artes en todas sus expresiones. Y añora que sea una persona valiente, sin miedos, con mucha convicción en sus propósitos y positiva a pesar de cualquier adversidad; que no le falte amor.
El pequeño (el primer bebé en la historia que nacerá en la Quinta Presidencial) llevará el apellido de ambos y hace poco tiempo definieron su nombre: se llamará Francisco Fernández Yañez. “Es un nombre que siempre me gustó y además cuenta con un significado muy lindo: “Perteneciente al pueblo de los francos”. Procede del latín “Francus”, que significa “hombre libre”. Claro que a ello, además, hay que sumarle que tanto Alberto como yo admiramos al Papa Francisco”, añadió.
Las idas y vueltas de la política
Yañez reconoce que su rol de Primera Dama es muy difícil, a veces insoportable, otras, doloroso. “Es horrendo en lo que se convierten las personas en una época de elecciones, por citar un caso”, dice.
Las críticas que más le molestan son las maliciosas y sin sentido que “utilizan para invisibilizar el verdadero propósito de una acción que le puede cambiar la vida a una persona”. También las que llegan por ejemplo, por los atuendos que viste como Primera Dama. “Son banales, superficiales, maliciosas, y hablan más de los que las lanzan que de mí. Para el caso, yo no compro marcas extranjeras. Alguna vez recibí presentes como una pequeña cartera que me regaló Brigitte Macron (esposa del presidente de Francia). En el G20 las esposas de los mandatarios también recibimos una. Pero yo siempre busco promover diseñadores argentinos”.
Aunque admite que no tiene un diseñador en particular, valora mucho el talento y la creatividad de los diseñadores argentinos. En sus actividades se la la ha podido ver usado prendas desde los menos conocidos del interior del país hasta de los más exclusivos.
“La mayoría de la ropa se usa se devuelve, y en algunas oportunidades tanto diseñadores como marcas me han regalado algunos modelos. Han llegado a aseverar que gasté más de 8 millones de pesos en vestuario, cuando detrás de ellos mostraban un documento que decía “gastos de la Secretaria de Presidencia para más de 900 empleados”, que incluía desde manteles hasta uniformes. Jamás gasté un centavo del Estado para vestirme. En los viajes me peino y me hago el make up yo sola. Mi peluquero es mi gran amigo y nunca me cobró un centavo. Sólo tengo una maquilladora para los eventos importantes”, reveló al periodista Leonardo Ibáñez de Gente.
Quizás el momento más controversial que atravesó como Primera Dama fue lo ocurrido el 14 de julio de 2020 cuando celebró su cumpleaños 39 en la Quinta de Olivos durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus. “Ésta es la primera oportunidad que se me presenta para hacerlo, debo transmitirle a todos los argentinos y argentinas mi sincero pedido de disculpas y, por supuesto, mi gran arrepentimiento, ahora sí en primera persona, por lo ocurrido”, señaló.
Recordó además que en ese momento se decidió que el Presidente y el equipo de Comunicación fueran quienes dieran las explicaciones. “De todas maneras pedir disculpas, para mi persona no era suficiente en ese momento, al contrario, me parecía muy poco. Entonces opté por ponerme como cualquier ciudadana a disposición de la Justicia desde el primer día. Me parecía que era lo que la gente merecía, y aceptar mi entera responsabilidad sobre los hechos. Hoy estoy a la espera de lo que la Justicia considere que sea el pago por aquel tremendo error que cometimos. Aunque ni siquiera haya sido previsto con antelación, ni organizado”, añadió.
En el diván
Yañez trata de enfocarse en ser creativa para lidiar con las presiones. Se rodea de algunos pocos amigos y de su familia. Prender velas y escuchar música para generar paz. Algo que últimamente le resulta difícil, reconoce y admite que es una persona psicoanalizada: “Creo que debemos atender de la misma forma el cuerpo, la mente y el espíritu”, sostiene.
Algunos de los temas que lleva a terapia son los ataques injustos hacia su persona, la burla sin medida ni contemplación. Y que la expongan en disputas injustas y agravios. También la sacan de quicio las mentiras, los malos tratos y la falsa empatía, hipócritas. “No soy una mujer de armas tomar, pero sí muy firme. Cuando tomo una decisión porque algo no está siendo bueno para mi vida, no especulo ni miro hacia atrás, sólo apunto hacia adelante”, asegura. “No me gusta confrontar. Por eso jamás les contesto a aquellos que se valen de un insulto hacia mí o dicen cualquier barbaridad con tal de que luego los medios y portales de noticias lo levanten. Entiendo que es una manera de hacerse visibles y de estar un ratito en el foco, y por eso no les respondo. Me parece denigrante ocuparme de semejantes bajezas”, añade.
Finalmente asegura que entre las primeras damas, tiene un gran respeto por la figura de Eva Perón pero que jamás osaría decir que tiene cosas de Evita. “Yo soy simplemente Fabiola”, define. También admite que caminar tranquila por la calle, visitar una atracción turística, ir a un restaurante o al teatro es lo que más extraña de su vida anterior a ser Primera Dama. Y que cuando el Presidente deje el gobierno “de ninguna manera” aceptaría meterse en política: “Sería irresponsable de mi parte, en principio por falta de preparación y en segundo lugar porque no es un lugar que encaje con mi personalidad”.
-Fuente: Infobae