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sábado, mayo 3, 2025

“Doña Francisquita”, una de las grandes zarzuelas

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En este caso, una de las zarzuelas más importantes del grupo de grandes zarzuelas surgidas, en todos los tiempos, del fondo de la expresión teatral y musical de España. Hay momentos de inusitada belleza.

Salta, Miércoles 11 de mayo de 2011. Teatro Provincial. Solistas: Eleonora Sancho (soprano-Doña Francisquita). Cecilia Diaz (mezzo-Aurora “La Beltrana”). Carlos Vittori (tenor-Fernando). Carlos Iaquinta (tenor-Cardona). Alicia Alduncin (mezzo-Doña Francisca). Alberto Jáuregui Lorda (barítono-Don Matías). Leonardo Menna (barítono-Lorenzo Pérez). Fabian Mignani (tenor-Lañador/Sereno). María Eugenia Uraga (soprano-La Buhonera). Zarzuela “Doña Francisquita”.

Música de Amadeo Vives. Libro de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw sobre la comedia “La Discreta Enamorada» de Lope de Vega. Ensamble Coral de la Sociedad Italiana. Director Luis Benavidez. Ballet “Sol de Portocarrero”. Directora y Coreógrafa Daniela Pérez. Rondalla Española. Director José Aguirre. Escenografía y Vestuario de Alejandra Espector. Realización Escenográfica de Guillermo Pucci. Iluminación de Bettina Robles. Asistente de Dirección Zulema Villalonga. Orquesta Sinfónica de Salta. Director Mº Jorge W. Lhez. Función para Invitados Especiales denominada Ensayo General. Aforo 100%.

Cuando hay poco más de 150 artistas de distinta labor en el escenario o en el foso, estamos ante una importante producción musical. En este caso, una de las zarzuelas más importantes del grupo de grandes zarzuelas surgidas, en todos los tiempos, del fondo de la expresión teatral y musical de España. Estuve en el llamado Ensayo General que en el fondo no es más que un anticipo completo del debut oficial. Teóricamente debería ser similar a este y sirve para terminar de ajustar los pequeños o grandes detalles que todavía se deben pulir como veremos mas adelante.

La historia es simple aunque tiene sus enredos que a mediados del siglo XIX y durante el carnaval aparecían como acciones comunes del comportamiento humano, a pesar que hoy parezcan ingenuos. Don Matías, hombre mayor y padre de Fernando, ama a la joven Francisquita. Esta a su vez está enamorada de Fernando y no sabe cómo hacer para hacerle saber su amor y conquistarle. Mientras que el estudiante Cardona trata de que su amigo Fernando, pareja de Aurora, se aleje de ella pues aquel está enamorado de la atractiva “Beltrana”. Finalmente y tras tres actos, el último de los cuales se da en dos cuadros, luego de pasar por situaciones jocosas, enrevesadas, equívocas, propias de la comedia lírica, las piezas se van acomodando y la bella Francisquita se queda con su amado Fernando, Don Matías con la altiva Doña Francisca y Cardona hace pareja con Aurora a pesar de su a veces duro talante. La zarzuela está dentro del llamado Madrid Romántico y el genio de Amadeo Vives brinda hermosa música que se intercala con los parlamentos teatrales de Romero y Fernández Shaw.

Hay momentos de inusitada belleza como la romanza de Fernando “Siempre es el amor…” o la canción del ruiseñor “Era una rosa que en un jardín…” donde se luce Eleonora Sancho (Francisquita) con sus afinación perfecta y sus estupendos gorjeos. Un esquicio central es el del tenor Carlos Vittori (Fernando) en la maravillosa romanza “Por el humo se sabe…” y en el último acto el lírico coral “Donde va, donde va la alegría…” por el cohesionado coro de la Italiana. Jáuregui compone un Don Matias convincente. La fantástica Cecilia Díaz lleva a la cúspide a su personaje “Aurora”. Iaquinta hace un digno “Cardona” y la mezzo Alicia Alduncín muestra con calidad a “Doña Francisca”.

La escenografía tiene un diseño brillante pero su realización es una genialidad de Guillermo Pucci. La iluminación es buena y el vestuario lujoso, pero el audio esta mal ecualizado y entonces el canto de los solistas carece de homogeneidad además de tener varios pasajes hablados no fáciles de escuchar lo que exigirá gran trabajo de los técnicos en ajustar este detalle durante las hors que faltan para el debut oficial. La letra cantada se lee muy bien en el marco superior del escenario. El ballet hace un delicioso “Fandango”. El coro, macizo y de buen empaste, más la rondalla responden con acierto.

La orquesta impresionó a todos, no sólo por lo buena, afinada, flexible, fina sino también porque tuvo una batuta irreprochable en las manos del maestro Jorge Lhez, en verdad, una de las figuras de la noche, acelerando o ralentando el conjunto instrumental según las necesidades de la escena y sus cantantes y acomodando el discurso ante breves y pequeños desaciertos o desafinaciones en el escenario. Se trata del director que generalmente año tras año conduce musicalmente las zarzuelas y cada vez lo hace mejor no solo cuando le toca acompañar sino cuando ocupa el protagonismo del momento.

He visto y escuchado zarzuela en el Centro Cultural de la Villa en Madrid y confieso que no sólo Doña Francisquita es una de las más atractivas sino que su magnífico armado la pone entre las que más gusta al público amante del género entre el que se encuentra Jorge Velarde, uno de los perseverantes impulsores de esta notable manifestación del arte musical de la península ibérica.

Estaba presente el famoso actor español José Sacristán que comentó haber hecho esta obra en Madrid en los años setenta haciendo de Cardona y que dijo también: “esto está muy bien hecho”. Toda una definición.

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