Pero uno de los problemas, según revelan los focus groups de los analistas de la opinión pública, es que estas injusticias adquieren múltiples formas, es decir, “la casta tiene varias caras”. Abarcan, no sólo la indignación que provocan los políticos viviendo en lujosos barrios cerrados o realizando viajes en yates por el Mediterráneo. También incluyen, ejemplifican, la discriminación que siente el empleado público que vive hace décadas con contratos precarios y bajos sueldos frente a los recién llegados de la mano de “la política” con estabilidad y remuneraciones altas.
O al trabajador informal que no recibe ninguna asistencia y se levanta a las 4 de la mañana para salir a buscarse el sustento, enfrentando condiciones de inseguridad, mientras observa que tiene vecinos a los que, despectivamente, califica de “planeros”, y que “pueden dormir hasta el mediodía porque se alimentan de la teta del Estado”. O el empresario pyme que vive abrumado por los impuestos sin recibir ninguna contraprestación.
Los ejemplos podrían seguir ad infinitum, pero lo que rescatan estos estudios es que el nuevo presidente se enfrentará con un amplio abanico de demandas. Algunos revelan que esta “sumisión pacífica” de los argentinos se terminó con la decisión de votar a Milei, a pesar de los temores que el candidato libertario generaba en distintos sectores.
Las encuestas de opinión también revelan que la mayor preocupación de la gente es la inflación. Las consultoras privadas calculan que la inflación de noviembre se ubicó en torno de 12 a 13% y anticipan que los próximos meses los índices se mantendrá altos por el “necesario reacomodamiento de los precios relativos”.
¿Habrá un plan de estabilización? ¿Quién será el secretario de Hacienda que llevará adelante la eliminación del déficit fiscal, cuestión clave para bajar la inflación? Estas preguntas se formulan los operadores económicos a pocos días del cambio de gobierno.
La experiencia demuestra que Argentina es uno de los países del mundo donde es más difícil resolver este problema y desde ya que Milei no podrá dar respuestas inmediatas en esta materia.
Lo que sí podrá dar Milei más rápidamente son “muestras de austeridad”, aunque quienes conocen la administración pública señalan que recortar el gasto a la política no es tan fácil porque “no en vano el Estado tiene todo armado para mantener los privilegios de la casta desde hace décadas”. Recuerdan, desde esta perspectiva, la frustrada experiencia del ex presidente Macri que no logró reformular el aparato estatal.
Una de las dudas importantes que se plantean es cuál será el margen de tolerancia de esta sociedad hasta que el programa del nuevo gobierno empiece a dar frutos, en un contexto de carencias sintetizadas en la propia expresión de Milei en cuanto a que “no hay plata”.
A priori, las mediciones revelan que “en esta oportunidad será más corta la luna de miel porque la sociedad viene de muchos años de decepción con la política”. De ahí que se consideren muy importantes las señales queda transmitir el nuevo presidente en cuanto a que se terminan los privilegios.
Actos
La primera prueba de Milei será el acto de asunción a la presidencia. Cerca del mediodía del próximo 10 de diciembre, en el Parlamento, jurará ante los legisladores, recibirá los atributos del mando de manos del actual presidente Alberto Fernández y, a posteriori, dará su discurso ante la Asamblea.
Luego se dirigirá a las escalinatas del Congreso donde tiene previsto hablarle a la gente que está siendo convocada por redes sociales (a pesar de que organismos de seguridad desaconsejaron este acto por temor a incidentes).
Posteriormente se trasladará en auto (no en el Cadillac descapotable, sino en una camioneta Volkswagen) rumbo a Plaza de Mayo. Se detendrá en el Cabildo para caminar desde allí hasta la Casa Rosada, donde recibirá el saludo de los presidentes extranjeros y demás invitados especiales. A continuación, y en el Salón Blanco, tomará juramento a sus ministros. Después se trasladará a la Catedral donde tendrá lugar un acto interreligioso. Para el cierre del día está prevista una gran gala en el Teatro Colón, un evento que, a la luz del mensaje “no hay plata”, parece contradictorio.
-Fuente: Ambito