Las razones fueron desde un mal manejo político y económico hasta la compra indiscriminada de futbolistas. Deudas, tensión y crisis de un grande. La batalla del rock. Mirá la galería de fotos.
Lo que muchos creían que no podía suceder, sucedió. Ese temido descenso al Nacional B llegó tras los dos choques frente a Belgrano de Córdoba. Una caída en tierra mediterránea y un empate en el tumultuoso Monumental sentenciaron el final del juego para un agobiado River. No es una tragedia, es sólo una pérdida de categoría. Habrá tiempo para la recuperación grupal y el regreso al fútbol de primera división. Todo esto dentro del marco del mero resultado deportivo. Sin embargo, este desenlace que terminó como uno de los temas centrales a nivel nacional de los últimos tiempos, es una consecuencia directa de decisiones tomadas, en su mayoría, adentro de oficinas bien amuebladas y sutilmente decoradas. Una serie de determinaciones desafortunadas que muchas veces no van de la mano con el andamiaje deportivo. Una cultura del fútbol como negocio, con el estricto núcleo de fomentar la apertura de billeteras sin pensar las derivaciones políticas, económicas y sociales. Una tendencia a priorizar acuerdos, a veces, poco transparentes, que comenzó a declinar hace varios años y que, en la actualidad, este club es un fiel ejemplo de la caída.
Ni siquiera esto comenzó con la gestión de José María Aguilar, quien estuvo ocho años como timonel del barco millonario. Pero no es el único responsable de esta debacle. También lo fueron algunos de sus antecesores y Daniel Passarella, quien lo sucedió en el cargo en diciembre de 2009. Sólo en los últimos nueve años River vendió jugadores, cerca de 60, por más de 100 millones de dólares y participó del mercado de compras y transferencias (llegaron 110 jugadores en el mismo período) por 300 millones de dólares. Esta institución que en mayo pasado cumplió 110 años y que supo ser un referente de las asociaciones civiles, se encuentra inmersa en un catálogo de decisiones políticas que no deben tomarse. Con casi 1.000 empleados, en la época de Aguilar y de uno de sus vicepresidentes, Mario Israel, supo tener a algunos barrabravas como asalariados de la entidad. Un cóctel que terminó de explotar y que hasta hoy sigue siendo cuestión de trámites judiciales por un homicidio. Hasta la muerte de Gonzalo Acro, asesinado a la salida de un gimnasio, “Los Borrachos del Tablón” formaron parte de una escenografía constante del mundo River. En ese 2009, el club no podía pagar los dispensers de agua. Hoy no cambió. La crisis, a la que Passarella dijo que llegaba para curar, hasta el momento, no fue superada. Al plantel se le debe 20 millones de pesos y de no saldarse la deuda, Futbolistas Argentinos Agremiados intimará para que se lo paguen. Caso contrario no podrán salir a jugar de manera profesional. River tiene un pasivo financiero mensual de 4 millones de pesos y una deuda de más de 200 millones de pesos. Con la caída de categoría, sus ingresos no serán los mismos. Por televisación apenas recibirá 4 millones de TyC Sports, mientras que hasta ahora recibía 30 millones de Fútbol para Todos. Es más, la AFA ya le pagó todo 2011 y ni siquiera podrá jugar la Copa Sudamericana, a la cual se clasificó por puntos, pero quedó afuera por no seguir en primera. En el entorno del titular millonario se especula que la empresa televisiva le pagará varios billetes más por ser una entidad denominada grande. Pero quizás eso traiga aparejado algún recelo de otras instituciones y haya que reprogramar los números a futuro. Gabriel Mariotto, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual, ya avisó que en los encuentros que River dispute de visitante, Fútbol para Todos lo pondrá en pantalla.
Passarella, por otra parte, había prometido realizar una auditoría y contrató a la compañía holandesa KPMG, pero hasta el momento no surgió ningún dato oficial respecto de lo que se hizo. Es más, hace algunos días surgió la posibilidad de que el club llamara a una convocatoria de acreedores, pero el propio presidente de la entidad lo desmintió el martes en un reportaje televisivo (ver recuadro). “No estoy pensando en una convocatoria de acreedores”, sentenció. Una fuente cercana al presidente dijo que “en un momento se pensó, pero nos pareció mejor no hacerlo, por ahora”. Habrá que esperar qué dicen los auditores. La próxima semana Passarella quiere salir con los tapones de punta contra Aguilar. Lo llamativo es que uno de los vicepresidentes actuales del club, Diego Turnes, fue integrante de la Comisión Fiscalizadora de la gestión Aguilar. Era uno de los responsables de ver qué sucedía con el manejo económico de la entidad. “La auditoría está casi terminada y en pocos días se sabrá qué pasó. Hay trámites judiciales en marcha”, resaltó el presidente. “Uno de ellos parece que fue una carta documento que salió de las oficinas del Monumental pidiéndole a Aguilar y a Mario Israel para ver si existe alguna diferencia en el pase de Fernando Belluschi”, afirmó a Veintitrés el dirigente opositor Horacio Roncagliolo.
Con respecto a la tan nombrada muestra de la auditoría, hace tiempo que en el Monumental se habla de que fue el presidente de la AFA, Julio Grondona, quien le habría pedido a Passarella evitarla, pero desde la entidad, uno de los hombres más fieles al mandamás del organismo negó la versión. “Pueden mostrar lo que quieran”, subrayó. Hoy, Aguilar es un dirigente rentado de la FIFA que integra la comisión responsable de la organización del Mundial de Clubes.
Otro de los puntos duros que afronta River es que hay un pedido de quiebra por parte de una cooperativa y más de 40 juicios circulando por los fueros contra la institución. Desde empleados despedidos hasta ex jugadores reclamando deudas. La crisis golpeó tanto que ni siquiera cuando el plantel viajó a Córdoba hubo dinero para pagar el alojamiento de la delegación en el Sheraton de esa ciudad. Según la misma fuente, el vicepresidente segundo Omar Solassi pagó la cuenta, cerca de 200 mil pesos.
Ya se sabe que la relación entre Grondona y Passarella no es la mejor y nunca lo fue. Hoy hay dirigentes de River que desean modificar ese enfrentamiento, pero no será fácil. El miércoles 29 hubo un encuentro entre algunos hombres de la conducción millonaria con Grondona y hablaron de la situación actual. Luego, los mismos hombres comenzaron a idear una salida a este conflicto. Saben que Passarella no se va, pero hay algunos instrumentos legales que intentarán utilizar para tratar de alentar un cambio en el mando millonario. Como lo sería la renuncia de 17 de los 24 integrantes (más el presidente) de la comisión directiva, lo que automáticamente derivará en una convocatoria a elecciones. Otra posibilidad que algunos analizaban era convencer al Káiser y a su vice pimero, Turnes, de que renunciaran y que fuera Solassi el que condujera hasta final del mandato (dos años y medio más), pero aún no había solución al conflicto.
Los dirigentes millonarios perdieron un espacio político en la AFA. Una de las dos vicepresidencias (la otra es de Boca) ahora quedó vacante. El martes pasado hubo dirigentes del Nacional B que se reunieron en la sede de la entidad para comenzar a diagramar el nuevo fixture de la categoría. River no asistió, lo que provocó un malestar en algunos miembros de la mesa directiva.
Se acercan días importantes en la vida de River, un club grande que en estos momentos perdió la categoría. No es una tragedia, es sólo una cuestión de tiempo para que recupere su lugar en el fútbol grande de la Argentina. Detrás de estas cuestiones hay intereses políticos, económicos y deportivos. No es sólo una cuestión de ver girar la pelota. A cada momento que pase en estos días, habrá novedades. Y no hay que descartar ninguna carta, ya que, como en el truco, hay muchos que mienten para sacar ventaja. A veces, decir que uno tiene buen juego puede ser contraproducente. Al finalizar se sabrá quién tenía el naipe más importante. No siempre termina siendo el de mayor valor. Se verá.
– Veintitrés
