La causa penal de Palomitas, ocurrida en 2010, se dividió en tres expedientes siendo el primero resuelto a través de un juicio escrito, concluyó con la condena a perpetua de los coroneles (r) Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche.
A 35 años de la Masacre de Palomitas, operación militar que terminó con la vida de once personas que se hallaban irregularmente detenidas a disposición del Poder Ejecutivo y bajo la custodia del entonces juez federal de la dictadura militar señor Ricardo Lona Albrecht. Aquel 6 de julio de 1976, un grupo de irregulares bajo mando directo de oficiales de Guarnición Ejército Salta asesinó a María del Carmen Alonso, a Benjamín Ávila, a Celia Leonard de Ávila, a Evangelina Botta, a Georgina Droz, a Rodolfo Usinger, a María Amaru Luque de Usinger, a José Póvolo, a Roberto Oglietti, a Pablo Eliseo Outes, a Alberto Sabransky y a Jorge Ernesto Turk Yapur.
El Colegio Profesional de Psicólogos de la provincia de Salta se dirige a los familiares de las víctimas, a la sociedad y a la opinión pública:
Sostenemos que este hecho histórico y social – ocurrido en cercanías del paraje denominado Palomitas, ubicado a medio centenar de kilómetros de la ciudad de Salta, en el Departamento de General Güemes.- fue uno de los actos de violencia política más grave de la historia de Salta.
La causa penal de Palomitas, ocurrida en 2010, se dividió en tres expedientes siendo el primero resuelto a través de un juicio escrito, concluyó con la condena a perpetua de los coroneles (r) Carlos Alberto Mulhall, Miguel Raúl Gentil y Hugo César Espeche.
La sentencia anuda las piezas sueltas de una historia rota y constituye el comienzo de una verdadera decisión de poner fin a la impunidad de los autores de crímenes de lesa humanidad. Una condena significa una reivindicación histórica que salda una gran deuda social para con los familiares de las víctimas del más irracional terrorismo de estado.
Afirmamos que la lucha por el juicio y castigo a los militares culpables y a los civiles cómplices del mayor genocidio ocurrido en nuestro país; es la esperanza que no debemos perder, es la fe que nunca se termina y la verdad que se impone frente a la mentira y la impunidad.
El dolor nos recuerda a nuestros muertos, a las tinieblas que vivieron en noches de olvido y lágrimas. La memoria nos ilumina como el sol que irradia pleno de voces, aire de libertad y verdad.
«No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la memoria humana se niega a callarse la boca. El tiempo que fue sigue latiendo». Eduardo Galeano
COMISIÓN DIRECTIVA
– Lic. Irma Lidia Silva
Presidente Colegio de Psicólogos de Salta
