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domingo, noviembre 24, 2024

Un Encuentro con sabor a Cultura Federal

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El II Encuentro Nacional de Folklore Salta 2011, llevado a cabo los días 29 y 30 de junio y 1ero. de julio en Pro Cultura Salta, tuvo varias facetas para analizar, ya que se trabajó en políticas culturales, integración regional, investigación científica y mesas talleres con diversos resultados.

La cantidad de participantes locales, así como las delegaciones visitantes que se hicieron presentes, superaron ampliamente las expectativas de los organizadores. En los tres días, tanto en la mañana como en la tarde, se trabajó a sala llena con una asistencia aproximada de entre 170 a 220 personas. Concurrieron a la convocatoria delegaciones de Bolivia y Paraguay, como así también representantes de organizaciones de las provincias de Formosa, Jujuy, Tucumán, Buenos Aires, La Rioja y San Luis.

Además, hubieron stands con expositores de diferentes rubros, como gastronomía regional, entidades medio ambientales, industria artesanal, maquetería y asociaciones de la cultura.

Durante el encuentro se trabajó intensamente con exposiciones magistrales, paneles debates y mesas talleres, abarcando diversas temáticas del quehacer folklórico entendido como ciencia.

En materia de política cultura nacional, las Academias de Folklore de Formosa y Salta, abordaron un fuerte desafío ya que enfrentaban un claro accionar centralista por parte de la Academia de Folklore de Buenos Aires, quién de buenas a primeras se autodenomina Academia del Folklore de la República Argentina.

Existen reclamos por parte de estas academias del interior por intervenciones indebidas de la Academia Porteña en las regiones del Norte y Litoral, amén de una ley presentada en el Congreso de la Nación que busca crear un organismo nacional de clara tendencia unitaria.

Los reclamos fueron expuestos en congreso al representante de la Academia de Buenos Aires, Ing. Carlos Molinero, quién sostuvo que los mismos eran justos y razonables y que serían revistos por su Academia.

Fortaleció la posición de las Academias de Formosa y Salta, la creación de la Academia del Folklore de Tarija (Rep.de Bolivia) y la posible creación de Academias en La Rioja, Jujuy y Tucumán, en Argentina, y Asunción en la República del Paraguay que solidificarían la posición federal y latinoamericana que vienen llevando a cabo. En este sentido también fue revelador y positivo el apoyo de las organizaciones culturales e históricas tanto de Salta como de otras provincias.

En el Encuentro, la política adoptada en materia de integración regional se reflejó en un proyecto propuesto por el presidente de la Academia de Tarija, Dn. José Paz Grazón, de trabajar en cartografía caminera y turística que unifique, en un solo mapa, un circuito que uniría cuatro puntos terminales: Formosa – Salta – Tarija – Asunción, y una cartilla que centralice la oferta cultural folklórica del recorrido que transcurre entre estos cuatro puntos.

La Academia de Formosa, presidida por Dn, Rafael Rumich, a diferencia de la Academia de Salta, lleva a cabo sus actividades en el marco de una política gubernamental, por lo que recibe todo el apoyo tanto económico como estratégico, ya que en esa provincia “El Folklore” es “política de estado”; ejemplo que debería ser imitado por el todos los gobiernos de las provincias argentinas.

Si bien es complejo hacer entender la diferencia entre lo folklórico y lo tradicional, y las diferencias que separan a “lo folklórico” de la “proyección folklórica”, el presidente de la Academia del Folklore de Salta Dn. José de Guardia de Ponté propuso al Congreso adoptar una visión diferente al respecto: establecer una filosofía política cultural integradora planteando la temática de la preservación – conservación y divulgación del patrimonio cultural folklórico como escudo de defensa contra la globalización aculturizadora, en lo externo, y la reafirmación de la identidad como concepto de desarrollo económico social, en lo interno. En este sentido, se presentó un proyecto a la asamblea constituida en plenario y bajo acta se firmó una carta de compromiso, que aprobada, se la llamó la “Carta de Salta”.

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