Martinica, un paraíso con estilo europeo en Centroamérica

En el 2007 entre cosas muy interesantes que nos tocó vivir, conocimos a Nathalie una turista que visitó Salta venida de esta paradisíaca isla del Caribe que es la Martinica.

Martinique -como la llaman en Francia-, su madre patria, es una porción de tierra perteneciente a las antillas menores en el mar caribe; curiosamente esta isla situada tan lejos de Europa fué descubierta en el año 1502 por Cristóbal Colón pero no fué colonizada por españoles. En la primera mitad del siglo XVII los franceses de la compañía de las islas de América se instalaron allí, luego fue ocupada por Gran Bretaña, y en 1674 el gobierno francés compró la isla.

Martinica despliega su majestuosidad en la tierra, los árboles en flor, las palmeras imponentes y los fragantes eucaliptos que están en todas partes. Hoy en día es una isla voluptuosa de playas de arena negra, abundantes montes y cultivos de piña, banano y caña de azúcar.

El acento en el habla de los Martiniqueños como nos cuenta Nathalie tiene una bonita cadencia criolla, al igual que el de Josefina la emperatriz francesa que fue nada menos que esposa de Napoleón, y se habla de la métropole (París) como si estuviera a la vuelta de la esquina ya que para llegar solo se necesita abordar un avión con salida diaria desde su capital Fort de France.

«Vas a ser más que una reina”

Cuenta la leyenda que esas fueron las palabras que una adivina le dijo a una jovencita en Martinica. Debió parecer un futuro bastante improbable para alguien que había pasado su infancia en el primer piso de una sucrerie (un ingenio azucarero) en la plantación propiedad de su familia, a más de 6400 km de Francia. Sin embargo, esta jovencita era Marie-Josèphe-Rose Tascher de la Pagerie (1763-1814), más conocida como Josefina, el nombre que años después le dio en París su segundo esposo, Napoleón.

Economía de la isla

El agente más importante de la economía de Martinica es el turismo, que constituye la principal industria empleadora de la región y representa la mayor fuente de divisas extranjeras (una aporte de 400 millones de dólares a la economía nacional).

Los principales cultivos del sector agrícola son la caña de azúcar y los plátanos, aunque también se cultivan muchas otras frutas para consumo doméstico o para la exportación. La exportación de flores también se ha convertido en una importante fuente de ingresos.

Martinica disfruta de sustanciales beneficios materiales por formar parte de Francia, entre los que destaca el apoyo financiero de París y de la UE. Francia representa más del 75% del comercio exterior de Martinica. El resto del comercio exterior se efectúa con las grandes economías de los países de la UE y los EE.UU.

Fort-de-France su ciudad capital cuenta con alrededor de 100.000 habitantes y es la ciudad más poblada y el principal puerto de Martinica. Una ciudad con todo el estilo francés en pleno Caribe, la Capital de Martinica muestra -al mejor estilo parisino- la moda, costumbres, automóviles (Citröen y Renault), el arte y la cultura Francesa.

Nuestra bella amiga morena nos comenta que la Isla de Martinique tiene su volcán propio, el Monte Pelée, de 1397 m de altura, el cual hizo erupción el 8 de mayo de 1902 destruyendo completamente el primer asentamiento europeo en la isla (Saint Pierre) y quemando a más de 30.000 personas. La población se ha venido recuperando y actualmente la isla es una de las más pobladas de la región.

_Martinique tiene mas o menos la población que tiene la capital de salta -unos 600 mil habitantes-, pero por supuesto que no se parece en ninguna otra cosa a nuestra bella ciudad.

«Nosotros estamos a un paso de EE UU y a unas horas de Paris, pero Argentina es muy linda y sobre todo no es azotada por huracanes que a nosotros si nos afecta, ni tampoco tienen como nosotros un volcán que de entrar en erupción tendríamos que evacuar la isla, nos dice Nathalie.

¿Como fue que elegiste este destino habiendo tantos alrededor de donde vives?

Solamente di unas vueltas al globo terráqueo y asenté el dedo índice. Nooo…(risas), lo que pasa es que tengo unos amigos en Rosario de Santa fé y decidí venir con ellos a vacacionar a este país.

¿Y a Salta como llegaste?

Lo curioso de Argentina es que tiene demasiadas diferencias en su superficie. Por eso decidimos venir a pasear a Salta y a Jujuy que es muy diferente al sur-centro del país. Y la encontré muy atractiva, sobre todo en la Quebrada de Humahuaca de la que me llevo un video documental de recuerdo.

¿Ustedes que pertenecen a una potencia como Francia, nunca pensaron en la independencia?

En mi opinión particular creo que estamos muy bien dependiendo de un país como Francia porque no necesitamos nada. Tenemos un nivel de vida muy bueno y creo que toda la población de Martinique piensa algo parecido. Por otro lado nuestra historia tiene mucho sufrimiento proveniente de la esclavitud de la que nadie pierde la memoria, tanto es asi que existe un museo y hasta una pequeña ciudad recreada para recordarnos cómo trataron los colonos a nuestros antepasados.

¿Cómo ves a la Argentina?, ¿crees que podríamos llegar a ser una potencia?

Si, por supuesto. Sobre todo por los recursos que poseen. Pero si los administran ustedes. Veo por otra parte a una Argentina dividida en el aspecto de que cuando llegué a Buenos Aires pensé que así era todo el país. Pero viajando al interior veo que no. Es como que cada provincia es una Argentina diferente…

¿Volverás a visitarnos?

Creo que sí. Todavía me falta mucho por conocer y por las amistades con las que compartí buenos momentos creo que no olvidaría facilmente este país, sobre todo Salta.

Así terminamos esta más que disfrutable nota, lo digo por las maravillosas playas que con sólo verlas ya se las disfruta, pienso en los balnearios y más que eso en el río Vaqueros o el dique Cabra Corral que sirve para que los salteños veraneen sin necesitar tomar cuatro aerolíneas desde Salta al Caribe. Pienso que no tenemos la misma suerte que nuestra amiga Nathalie pero tampoco la preocupación de un Volcán ni un huracán acechándonos constantemente, pero claro, vacacionando en esas morenas playas uno ni se enteraría.