Anoche Izcaray se lució frente a su público en el Teatro Provincial de Salta y a su regreso, tras un año y medio de ausencia. El Concierto fue especial por múltiples razones: estreno de obra de autor salteño, alegría de músicos y espectadores, recordatorios, el hecho de volver…
Inmediatamente después, en la mañana de hoy, pudimos dialogar con Felipe y nos regaló un recuerdo como hincha en el partido de Venezuela vs. Paraguay que vio en nuestro Estadio.
La Orquesta Sinfónica: una firme realidad
En tu apertura como director del Concierto de anoche, fue muy conmovedor y loable que le dedicaras el Danzón a Raquel Peñalva. La Cultura toda seguramente te lo agradece y prueba de ello fue el aplauso espontáneo. ¿Qué hiciste cuando te enteraste de la noticia sobre su fallecimiento?
– Me entristecí de sobremanera, como si se me hubiera ido un familiar muy querido. Raquel era un personaje omnipresente dentro del mundo cultural salteño, y subrayo lo de omnipresente porque ella estaba literalmente en todas partes, asistía a todo. En lo personal, extraño su figura de hormiguita recorriendo todos los ámbitos, animando a todo el mundo y colaborando en lo que estuviese a su alcance para que las cosas funcionaran. Pero lo que más extrañó es su alegría, su sonrisa, su buen humor. Te confieso que anoche después del concierto, extrañé su abrazo, aunque sí sentí su presencia.
¿Cuándo había sido la última vez que subiste al podio de la Orquesta Sinfónica?
– En diciembre de 2009, cuando dirigí el ballet «Mesías» con el ballet provincial y el coro de la UCASAL.
¿Estás conforme con este regreso, te sentís feliz, estás como en casa?
– Sí a las tres preguntas. Creo que quien estaba en el concierto anoche se dio cuenta de que yo estaba gozando un mundo y disfrutando cada momento en este reencuentro con la orquesta y con el público salteño.
Cómo fue el reencuentro con los músicos…
– Con los que ya conocía, una renovación de un mutuo cariño y respeto. Con los nuevos maestros, un feliz encuentro. Después del concierto se acercaron a felicitarme muchos integrantes, cosa que me hizo sentir muy feliz. Me conmovió especialmente un comentario de una nueva integrante de la orquesta, quien se acercó, me abrazó y me dijo «Maestro, gracias por la alegría».
«Canción de cuna para despertar a un pueblo» fue una joyita dentro de este concierto. ¿Qué valor tiene para vos?
– El placer de haber podido hacer justicia a un invalorable maestro de la composición como es Fernando Altube. Cuando se estaba discutiendo el repertorio del CD de la orquesta, en principio no había obras salteñas, y propuse en el directorio del IMD que esta obra se incluyera, pero no estuvo interesado el entonces director titular. Pi Tete Úeru es una obra de caracter universal, con la calidad de estructura y de mensaje que la hace digna de presentarse en cualquier escenario y con las mejores orquestas del mundo. Afortunadamente el mensaje trascendió, la orquesta estaba fascinada con la obra, y con la solista, que a mi parecer estuvo sensacional. Cuando se determinó que podíamos incluir la obra para este concierto, inmediatamente estuve seguro de que la solista indicada era Mara Szachniuk. Ella tiene dominio de las dos vertientes necesarias para enfrentar este difícil rol: en primer lugar el canto lírico, es decir, su hermosa voz de soprano, que ya conocía de cuando dirigí el Polifónico de Salta, y en segundo lugar, su experiencia en el canto popular, que va desde bagualas hasta la música brasileña, pasando por boleros, baladas, rock, y jazz.
Este fue un concierto interactivo: bromeaste, los espectadores hicieron coros y palmas con el mambo… ¡Los músicos sonrieron! ¿Qué significó la ovación final que te brindó el público?
– Bueno, esa ovación fue para todos. Se logró un lindo ambiente de alegría, de disfrute de la música, de identificación con obras que son nuestras, y que van desde la frescura de la Suite Caraqueña de Gonzalo Castellanos, hasta la invitación a la danza del danzón y los mambos, pasando por la conmovedora ejecución que todos hicieron de una obra magistral y profunda de un salteño.
Después del «Capricho italiano» del 21, ¿qué hará Felipe Izcaray?
– Seguir laburando en Venezuela, en mi rol de director titular de la orquesta de Nueva Esparta. De octubre a diciembre, después de las vacaciones, estaré dirigiendo en Mérida, Barquisimeto, San Felipe, Coro y Caracas, además de mi actividad en la isla de Margarita.
Entre nos, ¿puteaste cuando mirabas en vivo aquí en Salta el partido de fútbol de Venezuela?
– De lo lindo y en ambos partidos. Fue una satisfacción muy especial estar presente en dos extraordinarios partidos de la vinotinto, y para colmo en mi querida Salta. También aproveché para estrechar y apuntalar las mejores relaciones de los venezolanos con el pueblo del Paraguay, tal y como podés ver en la foto (risas)…
A pesar del partido Argentina-Uruguay, la gente fue a verte…¡Perdimos! Es para llorar… ¿Quién creés que ganará la Copa América?
– Sí, lo sé, es algo que odio del fútbol, los benditos penales. Sin embargo, al menos pudimos lograr que la gente sintiera alegría anoche. El llenazo fue una muestra de ello. No soy especialista de fútbol, pero en estos eventos siempre hay que incluir a Brasil en los cálculos. Ellos saben mejorar sus actuaciones gol a gol, y cercenar ilusiones, como sucedió en la pasada Copa América en Venezuela, cuando Argentina era la favorita y lucía invencible.
¿Cuándo volvés?
– Creo que sabés la respuesta a esta pregunta: cuando me inviten. A juzgar por la reacción del público y de la orquesta anoche, creo que he justificado lo de director honorario una vez más. Agradezco de todo corazón la receptividad y asistencia de los medios de Salta, siempre tan generosos y receptivos para con mi persona. Sin ustedes no existiría el éxito de anoche. De nuevo agradezco al Instituto de Música y Danza y al Mtro. Roel la invitación. Y reitero mi identificación plena con esta excelente orquesta que hace 10 años era un incipiente sueño, y ahora es una firme realidad.
