El asentamiento La Paz -como una opción para aquellos turistas que quieren disfrutar de un paseo mórbido- es noticia por estos días debido a que allí viven familias enteras casi a la intemperie y que no cuentan con los servicios básicos para vivir.
Para llegar al asentamiento La Paz es necesario tomar la ruta conocida como «camino a la Isla», detrás del conglomerado de moteles por hora para el encuentro íntimo de parejas, que se levantan a metros de la Avenida Tavella, al sureste de la ciudad. A unos tres kilómetros se debe girar a mano izquierda. Y entonces arribamos a un verdadero centro turístico tercermundista que no figura en ninguna de las guías que muestran la belleza incomparable de la provincia de Salta.
Lodo, estanques podridos y políticos
las lluvias de las últimas semanas ha dejado secuelas inocultables. Las villas miserias de nuestra ciudad que se extienden por varios kilómetros hacia el sur de la remozada Avenida Tavella se debaten entre el hambre y el anegamiento. Son dos cosas que abundan entre tanta carencia: la falta de comida y las aguas.
En el caso del asentamiento La Paz, se trata del predio donde fueron a parar las familias víctimas del violento desalojo de San Expedito. Sufren las inclemencias del tiempo como en casi toda la provincia, pero con la diferencia de que ellos no poseen red cloacal, ni agua potable, ni servicio eléctrico, ni desagües, entre otras carencias.
Lo que si hay demasiado son el lodo y el agua podrida por todas partes. Y por supuesto, el propagandismo de los partidos políticos.
«Desde hace tres meses que estamos asentados aquí. Vinieron muchos a decirnos que nos ayudarían ¡pero nunca mas volvieron!»-
cuenta Fabiola, sentada afuera de su jardin de agua estancada y barro, mientras toma mate con unas vecinas. «Ahora estamos esperando que nos den unas chapas y los colchones que nos prometió la ministra Silvia Miranda esta mañana»- agrega.
Los quieren sacar, pero se quedan
Le preguntamos a los vecinos si la institución encargada de los problemas habitacionales –Familia Propietaria– les brindó alguna solución.
«Primero nos dijeron que nos teníamos que ir lo más urgente de aquí porque estos terrenos son privados. O sea que alguien es dueño de todo esto. Les contestamos que no, porque no podemos irnos a ningún lado. Entonces nos dijeron que deberíamos pagar para quedarnos. Les dijimos que el estado haga la compra al dueño. Nos contaron que no lo pudieron encontrar al dueño, que es de apellido Marinaro, pero que los terrenos están a nombre de un tal López, con quien Marinaro mantenía una deuda y le pagó con estas tierras».
«¿A fin de cuentas en que quedamos?» – protestan los inundados de La Paz. «Nos trajeron un abogado que hacía de escribano, y al que estaba dispuesto a irse de aquí en cuatro días por sus propios medios hacia cualquier lado, le harían firmar un contrato que en 90 días le daban un terreno asignado por ellos. Pero nadie quiso, así que nos quedamos aquí. Queremos respuestas claras».
Las enfermedades
La cantidad de enfermedades que sufren estas personas junto a sus niños es otro problema que se suma a las dificultades económicas y a la inundación. Desde ancianos con dolores de hueso por el frío hasta un niño con la cabeza agusanada, a quien se le infectó una picadura de insecto debido a la constante humedad. Proliferan además, afecciones cutáneas como hongos e irritaciones en las vías respiratorias.
La empresa Aguas de Salta dejó un tanque de agua potable pero tiene una rotura y pierde el líquido por todas partes.
«Hace dos semanas dijeron que iban a venir a retirarlo para su reparación»- cuentan los vecinos.
Al mediodía llegó una camioneta proveniente de «Desarrollo social» con asistencia enviada desde el gobierno. Se entregaron a varios asentados unas chapas y un par de colchones y frazadas que había prometido la ministra Miranda.
Y las lluvias no paran…
El tiempo no ayuda para nada. Se están pronosticando más temporales y lluvias e incluso posibles granizadas.
Los organismos estatales deberían contar con una planificación para hacer frente a los desastres naturales, que en Salta se agravan por la falta de cuidado del medio ambiente en una provincia castigada por los desmontes excesivos y la contaminación.
La iniciativa de los ciudadanos afectados es importante para afrontar los problemas, pero también la acción de gobierno que debe pensarse con una estrategia más profunda que no se limite a la distribución de comida, chapas y colchones…