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domingo, noviembre 24, 2024

“Justo en lo mejor de mi vida”, comedia dramática en versión santiagueña

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El viernes 19 de agosto a las 22 hs. en el Teatro Salón Auditórium, Salta 21 tuvo la oportunidad de presenciar la obra de Alicia Muñoz, por la que se consagró como dramaturga. Actualmente esta se presenta como co-escrita por Muñoz y Luis Brandoni.

El elenco de “Mi teatro” de Santiago del Estero, ha elegido esta obra, “Justo en lo mejor de mi vida” , para realizar una gira por el norte del país. En simultáneo con esta presentación, esta misma obra es realizada por el grupo «Del Fondo» en Mendoza; y en el litoral, la pone en escena la «Cooperativa Teatral La Máquina», de Rosario, dirigida por Henri Latorre. Durante el 2010 fue realizada por el elenco de “El taller” con dirección de Juan Carlos Stebelski y también se hizo en Bolivia por «Casateatro». En la mayoría de los sitios de Internet, aparece sólo la autoría de Muñoz.

“Justo en lo mejor de mi vida” fue estrenada el 2 de octubre de 2003, y obtuvo el Premio ACE 2004 a la Mejor Obra argentina, y el Estrella de Mar 2005, a la Mejor Comedia.

Cuando por el 2006 Luis Brandoni protagonizaba “Justo en lo mejor de mi vida” (obra que comenzó a realizar en el 2003 y que llegó a un alto número de funciones, mucho más de setecientas…) bajo la dirección de Julio Baccaro, el actor decía : “Sospechando que podía equivocarme otra vez, lo leí (al libro) a los 15 días. Es una obra muy sencilla sobre un planteo original sobre un hecho corriente hi_6-252.jpgen una familia tipo, formada por mamá, papá, una hija adolescente, el hermano del padre y un amigo. Me pareció que tenía algo poco frecuente en el teatro de los días que corren: es una obra entrañable, que apunta al corazón, emotiva, cuyo tema –que no voy a revelar–, no hay manera de eludir. La gente se identifica con lo que pasa, con las situaciones o los personajes que maneja la autora”. Brandoni fue elogiado por el público como “genio”, y la crítica estuvo dividida. Muchas veces dijeron que era un actor que se repetía a sí mismo y cargaron sobre la obra el acento en el costumbrismo o en el sainete, cosa que molestó al protagonista quien apuntó a catalogarla de cierto naturalismo, pero lejos de un realismo por su planteo estético.

Hablemos de la puesta de Santiago del Estero, aunque por cierto, la comedia dramática ameritaba una extensa presentación, ya que se trata de una obra de teatro elegida por muchos creadores para llevarla a escena. La obra textualmente me parece fascinante. “Mi teatro” logra por momentos subirla a esa categorización. A veces se queda en el drama y a veces se desperdician situaciones de humor (sobre todo en el llanto falseado y poco creíble de las actrices). El humor que caracteriza a “Justo en lo mejor de mi vida” es el humor negro, puesto que siendo el tema la muerte, desde ese lugar se miden los actos de los seres humanos que rodean a Enzo, quien está a punto de llevar su alma junto a la de «los muchachos».

El director Daniel Nassif, logra crear climas de ternura que hi_6-251.jpgprovocan mucha emotividad en el espectador, sobre todo a partir de la brillante actuación de Luis Lobo como Enzo, aquel muerto cuestionado por su esposa Verónica (Mariel Tenreyro), amado por su hija Yanina (Antonella Casagrande), traicionado por su hermano Lucho (Jorge Kempf) y contenido por su amigo Piguyi recreado por Daniel Nassif, otro actor destacado en la escena con su seguro porte de “sepulturero”.

Enzo deja este mundo en lo mejor de su vida, Luis Lobo enriquece a su personaje con frescura e ingenuidad y con una actitud pasional hacia la vida. Está «aún” entre nosotros, y descubrimos que siente, piensa y desea como un ser vivo. Enzo dispara hacia la reflexión sobre cómo se ha vivido a veces erróneamente y que aunque pidamos una “prórroga”, las cartas han sido echadas. Sus visibles aciertos y sus incontables desaciertos, le permiten al espectador mirarse a sí mismo y repensar su vida, nadie quisiera estar en sus zapatos.

Por otro lado, nos sitúa en el difícil tránsito de la despedida a un ser querido, cómo a veces la muerte se transforma en un trámite que deseamos pasar “de prisa” y en ese apuro, relucen actitudes miserables y egoístas. El planteo de la obra termina por cachetearnos pues las visiones de quienes creíamos conocer se modifican de manera inesperada al punto de derribar juicios angelicales sobre verdaderos demonios o de demonizar a aquel que era en verdad un santo.

Por qué no se ha sido feliz es la gran pregunta que arroja la obra. Quizá, porque en el afán de vivir, cada uno se ha colocado la venda más conveniente en los ojos para no ver la realidad. Pero nadie se va de este mundo sin habérsela quitado.

Enzo era un artista, un soñador, un idealista, tocaba el bandoneón con su amigo Piguyi a quien reencuentra diez años después en otro “plano” de la existencia. Enzo dejó de soñar en el momento en que comenzó a pensar en cómo hacer dinero para vivir. A partir de allí, se mecanizó y convirtió su vida en una serie de objetivos vacíos que lo llevaron a su infelicidad. Pese a todo, su espíritu no ha sufrido degradación alguna y aquel muchacho de antaño, recupera tardíamente su esencia, para partir de este mundo con la frente alta.

¿La vida comienza después de la muerte? Inquietante. Una obra absolutamente cuestionadora.

– Foto de portada y foto 3, tomadas por Salta 21 durante la función.

http://www.salta21.com/Justo-en-lo-mejor-de-mi-vida-llega.html

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