A mediados de 2009 nos visitó el Vienna Piano Trío mereciendo una crítica encomiable. La perfección formal que permite una definición sonora verdaderamente agradable, no deja de abrir el cauce emocional del oyente.
Salta, miércoles 21de setiembre de 2011. Teatro de la Fundación Salta. Viena Piano Trio. Wolfgang Redik (violín). Matthias Gredler (violonchelo). Stefan Mendl (piano). W.A.Mozart (1756-1791) Trío para piano y cuerdas en Sol mayor K.496. D.Shostákovich (1906-1975) Trío para piano y cuerdas nº 2 en Mi menor op. 67. F.Schubert (1797-1828) Trío para piano y cuerdas D.898 op. 99. Ciclo del Mozarteum Argentino Filial Salta.
A mediados de 2009 nos visitó el Vienna Piano Trío mereciendo una crítica encomiable. Dos años después regresa con similar o mejor, si es posible, resultado musical. El alto nivel artístico ofrecido en su repertorio de esta noche nos pone frente a una formación integrada por músicos de primera línea. La innegable conjunción de estos talentos, justifica plenamente la enormidad de premios ganados desde su fundación hacen veintitrés años.
La infinita capacidad creativa de Mozart estuvo de manifiesto en esta composición dada en tres movimientos que exhiben la madurez del autor en relación al primero de sus tríos escrito diez años antes, donde el piano tiene carácter protagónico. En este, los tres instrumentos tienen partes semejantes y contribuyen por igual a un todo cargado de motivos, combinaciones, escalas, progresiones, maravillosamente ensambladas hasta llegar al movimiento final donde se presenta un tema y Mozart compone variaciones sobre el mismo dando la impresión que podría seguir infinitamente atento a las posibilidades de ese tema. La perfección formal que permite una definición sonora verdaderamente agradable, no deja de abrir el cauce emocional del oyente.
Luego el que para mi fue el punto cúlmine de la noche. El trío del ruso Shostákovich se inicia con un profundo lamento a cargo del violonchelo en agudo, tal como si lo que estuviera en la audición del público fueran las lágrimas de alguien con pena infinita. La composición tiene un destinatario, su mejor amigo, Ivan Sollertinsky fallecido con solo 41 años. Tal vez allí se encuentre el secreto de semejante angustia transmitida a través de pentagramas exacerbadamente dolientes. Al mismo tiempo, la obra muestra momentos en donde el autor recurre a antiguos temas populares de los judíos que vivían al sur de Moscú que brindan una visión quizás mas cosmopolita tomando como referencia el resto de su música camarística. En este punto es bueno recordar que el compositor había elegido quedarse en su tierra, por aquellos años en guerra y con una unidad territorial que mucho tiempo después no pudo ser sostenida. El final, poderoso, no olvida el ánimo desgarrador que campea en toda la obra.
Finalmente Schubert y su característica más notoria: la melodía. Entre aquel trío de Mozart del principio y éste, solo median unos 40 años, pero las diferencias de construcción son por demás evidentes. Seguramente la revolución beethoveniana algo tuvo que ver. El permanente enlace de los tres instrumentos, enriquece cada idea sonora. Es una obra extensa para ser estrictamente de cámara, con elementos que de haber tenido el autor mas años podrían haber servido de base para una obra de mayor aliento sonoro. El uso de los cambios del 3×4 por el 4×4, poco frecuente por aquellos tiempos, fluye de modo natural al punto que si no hubiera sido así, el oído lo hubiera requerido.
El Vienna Piano Trío cerró su espléndida actuación con una página de Dvorak dicha con similar buen gusto, solvencia y musicalidad que todo lo anterior.
– Nota relacionada:
Concierto del Vienna Piano Trío (Austria)
http://www.salta21.com/Concierto-del-Vienna-Piano-Trio.html