Podemos ser libres en una celda, debido a que la libertad es un estado de conciencia donde el temor está ausente y la percepción de la unión alma/Espíritu es consciente. Los atavismos son ilusorios.
La realidad trascendente es en sí misma. La liberación es lo opuesto a la dependencia, recordando que es nuestro ego quien nos hace creer que podemos darnos ciertas «libertades» en el marco de la dependencia o que el poder nos liberará de la carencia, lo cual es tan solo cambiar de celda, para seguir ahogados por nuestra propia ignorancia.
Ser-humanos, es una cuenta pendiente para toda la humanidad. La misma carencia de Luz actúa a cada momento como motor de liberación de las potencias del alma. El crecimiento sólo se produce por incomodidad y por lo tanto, salir de nuestra propia esclavitud, es el principio de la liberación profunda. Dejar atrás los quereres polares que nos hacían elegir entre una ficción o la otra, para buscar afanosamente la unidad en todas las cosas, es recorrer la senda maravillosa e inagotable del Amor; que nos invita a ir desde las tinieblas hacia la Luz.
Liberarse no es cambiarse de vestimenta o hacer lo que se nos ocurre, sino es expandir nuestros cuerpos sutiles hasta que podemos comprender el sentido de nuestra existencia. El aura expandida es el portal de Luz. Cuando desparece el apego, surge el desapego como punto de partida de la liberación real. La revolución interior nos hace salir desde lo ilusorio hacia lo Real y desde la ignorancia hacia el Conocimiento. Sin sed intensa no hay Agua Viva posible. Amar a nuestros errores para luego trascenderlos. Avanzar sin esfuerzo alguno, hasta que el sueño y la vigilia nos encuentran libres en el vuelo del saber del no-saber y del hacer del no-hacer. Entrar en unidad con lo que acontece a cada instante, aceptando el fluir natural del como suceden las cosas, nos permite alejarnos sin daño alguno de toda separatividad y discriminación. Dejar que la revelación obre con la fuerza de lo impredecible, es dar el salto evolutivo hacia la dimensión de conciencia necesaria.
Morir y renacer sin miedo, es multiplicarnos en la Luz.
– Néstor Hugo Almagro
