Así se titula la última muestra anual del Taller Azul de Silvia Katz cuya exhibición se desarrolla en el MAC. Recorre cuatro ejes fundamentales a partir de grandes pintores universales: Picasso, Matisse, Klee y Chagall. Un proyecto vivencial.
Acompaña a la exposición un creativo libro con edición de Laralazul que reúne la colección 2011 de obras pictóricas de los niños del Taller de Silvia, con la absoluta exquisitez a la que la artista plástica nos tiene habituados. Entre sus coloridas páginas, se observa el trabajo a partir de experiencias artísticas interactivas, como la misma conductora plástica lo refleja: “Es arte en vivo porque es la mejor manera de incentivar a los chicos”. De manera excelente, está prologado por el reconocido Luis Felipe Noé, cuyas obras recorrieron las galerías más importantes del mundo. Titulado como “La aventura de Silvia Katz”, la describe como una “maga” de la “mecánica creativa” y se refiere a las creaciones de los niños como un ensamble entre el color y el sonido. Habría que decir, además, que con las texturas, ya que las telas, los diseños de trajes que usaron los chicos y sus coloridos, forman parte de subejes monotemáticos a partir de lo visual y que desprenden texturas que semejan notables cuadros de los cuatro artistas elegidos para estudiarlos de manera original.
Entre el collage, el dibujo, las máscaras, los fotomontajes y los muñecos articulados con las figuras de los afamados artistas, el MAC repone el concepto del arte ligado a lo lúdico que Silvia tan bien logra expresar y trabajar con los pequeños creadores.
La colección presenta una gama de trabajos con técnicas diversas referidos a las obras trascendentes de Pablo Picasso, Henri Matisse, 
Paul Klee y Marc Chagall, pero que se ligan de manera particular al mundo interior de los niños, a su natural manera de ver el mundo y de percibir las historias. ¿Qué imagen disparan Las Meninas, por ejemplo, en un niño? Eso que logran representar, es el sentido de la pintura, la interpretación desde lo propio.
La colección recorre el circo, la mirada sobre los dioses, la experiencia de volar, las tragedias colectivas y los paraísos, los miedos y las bellezas del mundo. Va hacia el corazón de las cosas sin eufemismos. Allí nace la simpleza de los pequeños grandes creadores, (68 chicos de 4 a 13 años de edad) que como marionetistas mueven los hilos de la imaginación, y la habilidad y riqueza de quien sabe cómo canalizar la magia del color y la forma.
– Notas relacionadas:
La genialidad de los chicos de la mano de Silvia Katz
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Las diosas de cada mujer en la muestra “Leves impresiones” de Silvia Katz
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Silvia Katz transmitió el juego y ganó la inteligencia
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«Luna es el plato donde comen las estrellas» II
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