Con la nacionalización de YPF, un nuevo mapa energético parece ponerse en marcha.
Los desafíos son varios, por lo pronto los combustibles parecen haber pasado de ser considerados un commodity a ser un recurso estratégico. No sólo es fundamental alcanzar el autoabastecimiento de combustible, sino también retomar la exploración para ver los recursos disponibles. La YPF estatal de los ’80 perforaba cerca de 90 pozos por año, sobre un total de 117. El promedio de exploración de Repsol fue de 8 pozos por año. Mientras se espera la aprobación final, se comienza a delinear cómo será la nueva YPF, en este nuevo marco de recuperación de la soberanía hidrocarburífera. Por lo pronto, en el proyecto que se tratará el miércoles se incluirá la expropiación de las acciones de YPF Gas, principal actor del mercado de gas licuado de petróleo (GLP).
El panorama de la compañía no era muy alentador. Entre 1998 y 2011, la producción total de petróleo se redujo en 15,9 millones de metros cúbicos, de los cuales 8,6 millones fueron responsabilidad de Repsol YPF. La petrolera también fue responsable de la caída del 54 por ciento en la producción del crudo y del 97 por ciento de la caída en la producción del gas. Mientras el Estado tuvo que importar combustibles por 9.397 millones de dólares, con un resultado negativo en su balanza energética de 3.029 millones de dólares, Repsol acumuló ventas en el 2009 por 13.730 millones de dólares. Por primera vez en 17 años, la Argentina importó gas y petróleo. En ese contexto, la pregunta clave fue: ¿cómo hizo Repsol para aumentar sus ventas, si bajó su producción y niveles de reserva? Priorizó su caja. Por eso, desde el 2003 a la fecha sus ventas crecieron 113 por ciento.
Con la nacionalización, el Estado retiene el 51 por ciento del paquete accionario de YPF (51 por ciento queda en manos de la Nación y 49 por ciento pasa a las provincias petroleras). Repsol pasa de tener el 57,43 por ciento de las acciones a retener apenas el 6,43, mientras el Grupo Petersen mantiene por ahora el 25,46 por ciento del paquete, y el 17,10 por ciento de acciones que flota en la Bolsa no registra cambios, por el momento. La familia Eskenazi, dueña del Grupo Petersen, tiene un futuro complicado. Su tenencia accionaria fue comprada con créditos de Repsol y de bancos que tienen como garantía las propias acciones, a pagar con las utilidades de la empresa. El 12 de mayo deben afrontar un vencimiento de 400 millones de dólares y hay que ver si cuentan con los fondos.
Por su parte, las provincias integrantes de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos saben que las acciones serán distribuidas de acuerdo con los niveles de producción de hidrocarburos y de reservas comprobadas en cada provincia. En Chubut aseguran que hoy controlan el 29 por ciento del mercado petrolero, al incrementar en 2,1 millones de metros cúbicos su producción. En segundo lugar estaría Neuquén con 22 por ciento del mercado, provincia que sufrió la mayor caída al perder 7,68 millones de metros cúbicos de producción de crudo (bajó un 51 por ciento su producción). Le siguen Santa Cruz, con 4,43 millones de metros cúbicos y una pérdida del 43 por ciento, y Mendoza con un millón de metros cúbicos y una baja del 7 por ciento en su producción. El tema central es la definición sobre el futuro de las áreas que le fueron retiradas a Repsol por falta de inversiones y el análisis de los pasivos generados por la empresa en los últimos años.
Tras el desembarco en YPF, el Gobierno también asume el control de Metrogas, la principal empresa distribuidora de gas del país con 2,2 millones de clientes en Capital Federal y Gran Buenos Aires. Hasta ahora, Gas Argentino S.A., controlante del 70 por ciento de Metrogas, es una sociedad en la que YPF posee el 45,33 por ciento de las acciones, mientras que otro 54,67 por ciento está en manos de British Gas (BG), el 30 por ciento restante se divide entre un 20 por ciento que flota en la Bolsa y un 10 que tiene el personal. Desde 2010, Metrogas se encuentra en default, con una deuda de 250 millones de dólares, por eso pidió la apertura de su concurso de acreedores y está intervenida por el Gobierno que designó como interventor a Antonio Gómez.
Un anuncio de último momento, realizado por el presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, Marcelo Fuentes, indicó que también se expropiarán las acciones de YPF Gas, principal actor del mercado de gas licuado de petróleo (GLP). El paquete accionario pertenece en un 85 por ciento a Repsol. Se trata de una compañía envasadora de gas butano y propano, considerado el principal actor del mercado de gas licuado de petróleo, el combustible alternativo más usado a nivel mundial.
Hoy por hoy, el tema central a definir es la valuación final del porcentaje accionario expropiado a Repsol. Si bien, con calculadora en mano, Antonio Brufau, presidente de Repsol, asegura que el 57,4 por ciento de las acciones españolas cotiza a 10.500 millones de dólares, el Gobierno busca expropiar el 88 por ciento de ese capital, equivalente al 51 por ciento. Pero Brufau insiste y se ilusiona con cobrar por toda su tenencia accionaria. Desde el gobierno argentino, el viceministro de Economía y subinterventor de la compañía, Axel Kicillof, fue tajante: “Estamos en condiciones de anticipar que los números que mencionan (en España) sobre el valor de la compañía van a ser revisados a medida que vayamos conociendo los vericuetos y la información secreta que la empresa manejaba. El señor Brufau dice que la empresa vale 10.000 millones de dólares, pero vamos a ver cuánto vale”, y acotó: “No les vamos a pagar lo que ellos quieran… Los tarados son los que piensan que el Estado debe ser estúpido y cumplir lo que dice la propia empresa”.
No será fácil llegar a un acuerdo. Kicillof sentenció en el Senado de la Nación que la empresa tiene una deuda cercana a los 9.000 millones de dólares y agregó: “Te pueden disfrazar la deuda con planes de inversión. Eso hizo Brufau”. Si bien la cifra final será definida por el Tribunal de Tasación, no sólo se tendrá en cuenta la deuda financiera, sino también los pasivos ambientales. Julio De Vido, ministro de Planificación e interventor en YPF, fue claro: “El medio ambiente no se rifa y tiene precio. Tendrán que pagar por supuestos daños ambientales”, señaló. Mientras, Repsol, España y la comunidad económica europea amenazan con represalias. Acudirá al CIADI, tribunal arbitral del Banco Mundial, pero eso no será todo.
Una vez llegado el acuerdo por el valor de la compañía, resta ver qué nuevos jugadores y aliados se suman. Si bien los primeros mencionados fueron Exxon y Total, hay más interesados pese a todos los malos augurios que pronostican, por poco, la llegada de las siete plagas de Egipto después de la expropiación a Repsol. Sinopec, el segundo mayor gigante petrolero chino, estaba interesado en comprar el 57,4 por ciento de las acciones de YPF a un precio de 15.000 millones de dólares, según reveló el portal financiero chino Caixin. Pero no era el único: el grupo petrolero China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) llegó a ofrecer 12.000 millones de dólares, además del compromiso de invertir en el yacimiento Vaca Muerta, el más importante de los descubiertos por la petrolera. Pero todavía falta para definir los nuevos jugadores. El modelo a seguir podría ser el de Petrobras, una empresa mixta, pero donde el Estado tiene un papel preponderante. Es así como las inversiones y exploraciones de la petrolera brasileña no apuntan a un futuro a corto plazo, sino que forman parte del modelo de desarrollo energético del país.
Lo que resta por definir es cómo se pagará a Repsol. Hay varias alternativas, una posible vía sería que el Tesoro coloque un bono al BCRA, que por la reforma de la Carta Orgánica ahora tendrá reservas ociosas por 7.000 millones de dólares aproximadamente, y los gire al Ejecutivo para comprar YPF. Si bien el Central no puede comprar directamente las acciones, sí el Tesoro. Aunque mucho se dijo que la ANSeS podría ser la salida, su estatuto dice que el fondo FGS no puede adquirir valores sin cotización pública, como las acciones a expropiar. Por lo tanto, no sería opción.
La transformación ya comenzó. La nacionalización de YPF será exitosa si comienza a resolver el problema energético.
– Veintitrés