La historia de los genocidios no se circunscribe a la del golpe del 76; los hubo antes, durante y después. Argentina, en distintas épocas, padeció el exterminio de personas por parte de grupos de poder. Antes de Mitre y hasta hoy, aparecen los genocidas en sus diversas formas.
Genocidio es el exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de religión o de política, realizado frecuentemente en nuestro país por la clase dominante liberal capitalista o su expresión nazifascista, para imponer su hegemonía política y económica.
Antes del 76
Los Genocidios realizados por Mitre y Sarmiento en contra del gaucho, del indio y de las montoneras federales, que según algunos historiadores se pasaron a degüello entre 8.000 a 11.000 paisanos, un equivalente a más de 200.000 luchadores populares para una población existente en 1976.
En la Guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay) contra la progresista Paraguay (llamada de la Triple Infamia por Felipe Piña), se asesinaron más de 300.000 personas, miles de argentinos muertos en la guerra y miles de paraguayos enviados como esclavos a Brasil. Sacrificio en beneficio del Reino Unido y del “libre comercio” o “libre cambio”.
En la mal llamada “Conquista del Desierto”, mejor Guerra contra el Indio del Sur y robo de sus tierras por el genocida Julio A. Roca, prácticamente se exterminaron varias razas. A la que debemos sumar en el Litoral, en el Norte, la conquista del Chaco, la de los Ingenios Azucareros y un largo etc. de aniquilamientos y apropiaciones de tierras.
Estos son algunos que vienen a mi memoria para esta nota.
Durante el 76 al 82
Del Terrorismo de Estado reciente implantado con lo que recordamos como 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de Malvinas, ya se habló y escribió mucho, con 30.000 desaparecidos y miles de muertos en Malvinas. Ya lo había expresado el genocida Videla: Morirán todos los que tengan que morir .
Después del 76
Hoy estamos ante un nuevo genocidio, más Light (como se dice ahora), pero tan perverso como los anteriores. Genocidio de la hegemonía de los terratenientes descendientes de los Mitre, de los Roca, de los Martínez de Hoz o economistas como los Alzogaray, los Caballo, etc.
Concretamente me refiero al Lobby de algunos sectores agropecuarios, sí, el mismo del viejo país colonial, oligárquico y antidemocrático que ahora hacen “corte de «rutas”, “paros”, “tractorazos” y que los “hombres de campo” les llaman lock out y los medios de igual descendencia ya no dicen los derechos de uno terminan donde empiezan los de los demás. Ahora están “calientes” por el aumento de las retenciones. No se acordarán, cuando sus ascendientes “próceres”, desde Mitre en 1862 el primero y de ahí en adelante hasta 1905 con algunas breves interrupciones se había implantado las retenciones a las exportaciones y lo aceptaban sin corte de rutas. Luego en 1918 Yrigoyen vuelve a implantarla hasta 1925, cuando Alvear las vuelve a suprimir. Triunfo para la “patria ganadera”. Otro antecedente es la de 1967 con Krieger Vasena en la dictadura de la foca Onganía. No quieren recordar la historia.
Pero el verdadero genocidio lo están realizando los “sojeros”, que además del daño al medio ambiente y como dicen varios estudios sobre el tema: produce una fuerte disminución del trabajo agrícola permanente y por ende el número de trabajadores rurales; un aumento de los trabajadores agrícolas temporarios; una fuerte concentración de la tierra; una disminución del número de las explotaciones agrícolas; un marcado aumento de la pobreza, de la marginalidad, de la precarizacion laboral y su consecuencia: la expulsión del proletariado rural a las villas miserias o asentamientos de la ciudad o en sus propios ranchos rurales para formar la masa de desocupados o los planes Jefes y Jefas de Hogar.
Sería de no terminar esta nota continuar detallando las injusticias e irregularidades del sistema que originan este nuevo genocidio. Para terminar hago mío lo que leía en un articulo de Alfredo Zaiat en Página 12 (15/3/08): Sólo la existencia de una bien arraigada hipocresía patricia, con un acompañamiento para nada ingenuo de la mayoría de los medios de comunicación, permite a las entidades empresarias del sector, denominar paro del campo a una protesta política e ideológica de raíz conservadora. El campo no está de huelga: sus patrones siguen haciendo trabajar a sus peones, las vacas siguen siendo ordeñadas, el trigo sigue creciendo y los cerdos siguen engordando.
Una solución a la crítica: REFORMA AGRARIA (expropiación de latifundios –sobre todo los que permanecen sin producir- entregarlos y repartirlos a los que quieran trabajarlos o estatizar las tierras improductivas).
El estanciero presume
De gauchismo y arrogancia
Él cree que es extravagancia
Que su peón viva mejor
Más no sabe ese señor
Que por su peón tiene estancia
(Del Payador Perseguido de Atahualpa Yupanqui)
– Pedro Antonio Álvarez es Médico Forense
– Conduce “Libros y Música”
– Programa Cultural por FM Noticias 88.1 (Salta)
