Salvador Mazza nació en la ciudad de Rauch, provincia de Buenos Aires, en junio de 1886. Cursó sus primeros estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires y en 1910 se graduó de médico.
Destacado médico y científico que se abocó con pasión al estudio y combate de la tripanosomiasis americana (comúnmente conocida como enfermedad de Chagas-Mazza) y otras enfermedades endémicas. Su labor principal en este punto fue el combate a la vinchuca, agente trasmisor de la tripanosomiasis americana. En 1942 obtuvo la primera producción argentina de penicilina, pero el gobierno de la época le retaceó de un modo casi absoluto todo apoyo económico.
Salvador Mazza nació en la ciudad de Rauch, provincia de Buenos Aires, en junio de 1886. Cursó sus primeros estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires y en 1910 se graduó de médico. Durante su formación se dedicó a la bacteriología, la química analítica y la patología, y se desempeñó además como inspector sanitario, participando de las campañas de vacunación en la provincia de Buenos Aires. Se doctoró en la Universidad de Buenos Aires y fue nombrado bacteriólogo del entonces Departamento Nacional de Higiene.
Tuvo a su cargo de la organización del lazareto de la isla Martín García, un lugar donde los inmigrantes hacían su cuarentena antes de entrar al país. Desde el año 1916 ocupó el cargo de profesor suplente de la cátedra de bacteriología del Dr. Carlos Malbrán y se hizo cargo de su titularidad tras la renuncia del ilustre médico. Ocupó la jefatura del Laboratorio Central del Hospital de Clínicas de Buenos Aires y, durante un corto tiempo, trabajó desde las filas del ejército en la modificación de la vacuna antitífica que se inoculaba a los conscriptos.
A partir de 1916 realizó varios viajes por Europa y África, y así visitó los más importantes centros científicos de Londres, París, Berlín y Hamburgo. Trabajó durante algunos meses en el Instituto Pasteur de Argelia y, en Túnez, conoció e inició una gran amistad con el Premio Nobel de Medicina Charles Nicolle (1866-1936). Cuando en 1925 Nicolle llegó a la República Argentina con el fin de estudiar las patologías regionales y al tanto de las deficiencias del sanitarismo nacional decidió apoyar a Mazza en su proyecto de crear un instituto que se ocupara del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades endémicas del país (como por ejemplo del Mal de Chagas).
Así en 1928 Mazza organizó la primera Sociedad Científica de Jujuy y luego concretó la Misión de Estudios de la Patología Regional Argentina (MEPRA), la institución de estudios epidemio-lógicos más importante que existió en el país. Esta entidad dependiente del Instituto de Clínica Quirúrgica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, realizó estudios de laboratorio para los casos clínicos, impulsó y secundó reuniones de actualización con médicos de distintas zonas, efectuó medicina y cirugía experimental en animales, se ocupó de la docencia y editó sus propias publicaciones.
La fama de Mazza está estrechamente ligada al Mal de Chagas. Esta enfermedad fue descubierta en el año 1909 por Carlos Ribeira Justiniano Chagas (1879-1934), por entonces un joven científico brasileño comisionado por el Ministerio de Salud Pública de Brasil para estudiar la presencia de focos de paludismo en el nordeste de su país. Haciendo este trabajo Chagas detectó enfermos que en la sangre presentaban un parásito (Trypanosoma cruzi).
En 1912 Chagas presentó la enfermedad y el resultado de sus estudios en los ambientes científicos de Buenos Aires, pero inmediatamente, cuando se comprobó que su descripción de la sintomatología de la enfermedad era parcialmente errónea, el científico cayó en el descrédito y la comunidad científica argentina supuso que la presencia de este pará-sito en la sangre era un hallazgo casual y no representaba necesariamente una enfermedad. Fue en-tonces cuando Mazza la redescubrió y la dio a conocer a nivel mundial. Además de conducir la MEPRA, Mazza logró que le construyeran un vagón de ferrocarril (E.600) y que le otorgaran un pase libre para transitar con él por todo el país. Con este vagón equipado con un laboratorio y un consultorio completos que él mismo diseñó, recorrió innumerables regiones argentinas.
En el año 1942 Mazza se contactó con Alexander Fleming (1881-1955), descubridor de la penicilina, con el objeto de intentar la producción experimental del nuevo antibiótico. Después de varios fracasos y sorteando muchas dificultades, en 1943 la MEPRA logró producir penicilina. Inmediatamente la institución envió muestras al extranjero y así se comprobó que el medicamento obtenido en Argentina estaba a la altura del producido en otras partes del mundo. Sin embargo, el gobierno argentino mostró una total indiferencia ante este logro; lo que resulta asombroso en un momento donde no había en el país ni una ampolla del antibiótico y toda la producción extranjera era destinada para atender las necesidades de las tropas de la guerra europea.
Salvador Mazza murió en Monterrey, México, durante el año 1946, mientras asistía a unas jornadas de ac-tualización sobre el Mal de Chagas. A partir de su muerte, la institución por él fundada, la MEPRA, sufrió una serie de avatares político-institucionales que concluyeron con su cierre definitivo en el año 1958.
– Tucumán Hoy