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domingo, noviembre 24, 2024

Terrorismo laboral consumado: El Tribuno echó a Analía Chanampa

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Trabajaba, desde hacía 7 años, como cronista en la redacción del diario. Es joven, tiene hijos pequeños, uno de ellos bebé.

NDR: Los lectores de Salta 21 pidieron nombre cuando publicamos la nota del periodista Darío Illanes sobre Terrosimo laboral http://www.salta21.com/El-terrorismo-laboral-en-una.html

Reproducimos abajo la crónica del despido «anunciado» y de la macabra posición de un monstruo empresarial que juega con el trabajo de sus empleados. El título de la nota está puesto desde la edición de nuestro medio, ya que Illanes publica en Norte social, diario que diige nuestro amigo y colega, columnista de Salta 21, con el título “Sabés que el director te tiene en la mira». Llamar amigo a un periodista es algo jugado, pero Darío lo es, desde todo punto de vista, un gran amigo, querido y admirado desde esta redacción. Aprovechamos este «pase» para decir que queremos a muy pocos, porque entendemos que la mayoría es una «casta» impresentable de gente que sólo comercia con la información. Pero a los dignos, vaya pues nuestro cordial saludo por el pasado 7 de junio y el más enérgico repudio a los terroristas laborales que los dejan sin trabajo.

Nuestra propuesta es la renuncia masiva de los periodistas a la empresa para que se queden sin nadie y aprendan la lección. Salta 21 no cree en un diario que la juega de opositor cuando le conviene para «cobrar más» ni en ninguna estrategia mediática del senador apoyando a periodistas del oficialismo agredidos la semana pasada. El titular histórico «Renunciaron todos los periodistas a El Tribuno» sería verdaderamente revolucionario. El problema es que todos saben que los Otros dueños de diarios papel son tan nefastos como aquel, explotan a los periodistas con miserables sueldos mientras como dueños se llenan los bolisillos. Y saben que te ofrecen hacer tele o radio sin pagarte y comienza el peregrinaje de una vida de pobreza. Pero a precio de qué deben aguantarse a los de Limache. Una encrucijada que podría resultar siendo una cruzada. No se trata ya de libertad de expresión, se trata de la Libertad, a secas.

“Sabés que el director te tiene en la mira»

Darío Alberto Illanes

Luego de los brindis por el Día del Periodista, muchos saben que cualquiera puede ser la próxima víctima de un despido. El trabajo de los periodistas es uno de los más vulnerables ante el autoritarismo patronal y el silencio e inmovilidad de los trabajadores de prensa. La mayoría, fuera de los cómplices, está aterrorizada.

El pasado 20 de mayo, en el artículo publicado en http://www.nortesocial.com.ar/noticia-norte-social.php?IdNoticia=416, se decía que “Cualquiera puede ser la próxima víctima”, en relación al reciente despido de una cronista en un medio de información de la ciudad de Salta.

En aquel momento, la debida consideración a la conmoción sufrida por la mujer despedida y ante su expreso pedido, fue necesario evitar la mención de su nombre, y por tanto, el de la empresa que la había expulsado del trabajo.

Ahora, la víctima de esta nueva violencia patronal autorizó a Norte Social a publicar su identidad y divulgar su mensaje. Ella es Analía Chanampa. Trabajaba, desde hacía 7 años, como cronista en la redacción del diario El Tribuno.

Es joven, tiene hijos pequeños, uno de ellos bebé. Como la empresa propiedad del senador Juan Carlos Romero, amparándose en una norma del año 1975, no cumple con el Convenio Colectivo de Trabajo, su sueldo era inferior al de un cadete de un comercio.

Este medio, en los últimos 3 años, echa, en promedio, a un trabajador cada tres meses.

El día del periodista

Muchos creen que el Día del Periodista se trata del lírico homenaje al patriota Mariano Moreno y su Gazeta. La conmemoración surgió de otro modo.

En mayo de 1938, en la ciudad de Córdoba, algunos periodistas se preguntaron: “¿son las empresas las que garantizan la libertad de expresión? ¿O se amparan en este derecho universal para defender sus privilegios comerciales?”

Para resolver estas cuestiones, el Círculo de la Prensa de Córdoba organizó un Congreso Nacional de Periodistas, el 25 de mayo de 1938. Los debates dieron como resultado el proyecto del Estatuto del Periodista y la consagración del 7 de junio como “Día del periodista”, una fecha para recordar “la libertad de pensamiento” de quines escribían y los derechos que poseían como trabajadores de la prensa.

Los laburantes de imprentas y los canillitas crearon sindicatos para discutir condiciones laborales con sus patrones, pero la mayoría de los periodistas no aceptaron reconocerse como trabajadores. En aquellos años no había universidades ni academias que den títulos para ejercer la profesión, sino que, como recuerda el escritor Gabriel García Marquez, el oficio se aprendía leyendo, escribiendo y sudando. Según el periodista Octavio Palazzolo, impulsor de aquel congreso: “Por un lado estaban los que hinchados de una enorme vanidad seguían alimentando la leyenda del periodista … quijotesco, heroico, que sólo vivía para difundir ideas; por otra parte estábamos los que habíamos superado ese magnífico pretexto, destinado a pagar sueldos de hambre, a enriquecer a las empresas o a solventar los lujos de algún director-propietario”.

El gobierno de Juan Domingo Perón fue quien convirtió en ley el Estatuto del Periodista. Además de reconocer que los periodistas eran trabajadores de empresas comerciales, la norma introdujo el concepto legal de que “dada la complejidad de la división de trabajo en la prensa moderna, las relaciones entre periodistas y propietarios habían dejado de ser puramente privadas para convertirse en una cuestión pública. En las disputas cada vez más notorias entre periodistas y propietarios de grandes diarios, sólo el Estado tiene la capacidad de ejercer una mediación y defender a los primeros, que son, al fin de cuentas, los que producen el contenido público de los diarios”.

La violencia del poder

Dice el artículo publicado el 20 de mayo pasado: “Las ideas de quienes ejercen el poder en una relación laboral violenta y perversa son falazmente sencillas: convencer a los trabajadores de que no lo son, sino profesionales independientes. Y que los dueños del trabajo no son quienes lo han hecho, sino los patrones. A partir de allí, aislados y divididos, se puede disponer de ellos, sea como mercancías valiosas o descartables”.

Analía Chanampa, desde el dolor, el desarraigo, la soledad, expresó: “Escuché por ahí que me despidieron porque me asesoraron mal… Yo entiendo que estar ahí (dentro de la redacción del diario El Tribuno) es peor que estar afuera, porque son los mismos que siguen… callados por el temor y la necesidad laboral…”

Analía continuó: “A todos los que despidieron o `arreglaron un despido´ los ensuciaron luego; de todos hablaron mal. Entiendo que ahora me toca a mí, pero por lo menos yo no me quedaré callada. Nunca les tuve miedo estando adentro, mucho menos ahora”.

La trabajadora despedida contó que “…en algún momento y por alguna razón me le crucé a Sergio Romero (actual director de El Tribuno, sucesor del también expulsado `Tito´ Romero), desde ese momento sentía su mirada en mi espalda, y aún así seguía trabajando porque por suerte nunca tuve un motivo para que me llamara la atención, hasta que tanto le buscó el pelo al huevo que logró encontrarlo en algo que ni siquiera fue un error periodístico sino mecánico, y mis compañeras lo saben porque ellas estuvieron ese día…”

Analía se atrevió a hablar de cobrar un sueldo de acuerdo a las normas nacionales. Como otros colegas, la mención de estas convierte en enemigos de la empresa a quienes pronuncian palabras prohibidas.

“Meses atrás yo hablé con el `intelectual´ jefe de redacción (Francisco) Pepe Sotelo por un aumento salarial, ya que (los directivos, ndr) se rigen por un convenio del año 1975 (yo no había nacido) y al que tampoco lo ajustaron como debería ser por lo tanto los sueldos están siempre por debajo que los demás convenios. La respuesta fue `a vos no te conviene pedir nada ahora, sabés que el director te tiene en la mira´. ¿Mal asesorada? Fue él mismo que cuando omití poner una nota (netamente política), primero me preguntó si se trataba de un complot, luego si recibía dinero del Gobierno Provincial y por último que pase por ese departamento de personal precario que tiene el diario, por lo que le pregunté si me sancionarían por eso y su respuesta fue: `¿Sancionarte?… Nooooo, nada que ver, sólo para formalizar lo que me estás diciendo´ Mis compañeras no me dejarán mentir, ellas estuvieron ahí y se rieron conmigo porque realmente nos parecía una estupidez. Lo que no le explicaron a Pepe fue que cinco días de suspensión sí es una sanción”.

“La lucha empieza desde adentro”

La cronista relató en su sentida comunicación: “cuando el director (por Sergio Romero) me suspende por 5 días, realizo el descargo correspondiente para evitar la sanción y la misma fue ratificada. Por ley corresponde enviar una carta documento solicitando que no se me descuenten los días de suspensión ya que la misma había sido aplicada ilegalmente y solicitaba también el cese del hostigamiento por parte de Sergio Romero; eso causó el enojo desenfrenado propio de un ser arbitrario y autoritario; y me despide ¡POR INJURIAS! “

Analía Chanampa, como producto de los rumores y comentarios hechos por sus ex compañeros, se sintió con la necesidad de explicar: “Yo no sé que les dijeron a mis ex compañeros pero para despejar cualquier duda:

1º Yo no recurrí al Sindicato de Prensa sino a un abogado laboralista particular.

2º Mi abogado no tiene absolutamente nada que ver con el Sindicato de Prensa.

3º Alejandra Paredes (Secretaria General del Sindicato de Prensa de Salta) fue una de las primeras personas en ponerse a mi disposición luego que se enterara de mi despido”.

Y concluyó: “No sé si existe alguna maniobra para ensuciar el resucitado Sindicato, porque yo recuerdo que justo cuando entré hubo una renuncia masiva al anterior porque se sintieron estafados. Pero en todo este tiempo siempre escuché quejas y vi pocas acciones, no pretendan que los de afuera hagan más de lo posible, la lucha empieza desde adentro”.

1 COMENTARIO

  1. Terrorismo laboral consumado: El Tribuno echó a Analía Chanampa
    Mi gratitud a la directora del portal Salta 21, Romina Chávez Díaz. Agradezco su saludo, valiosísimo moralmente por provenir de una mujer luchadora y honesta, con quien muchas veces no coincidimos ideológicamente pero si en el respeto y la amistad profunda. Y luego, el artículo. Tal vez alguna/os lectoras/es entenderán que el primer artículo no se debió a ocultamiento sino consideración. Parte de nuestra ética periodística.

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