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jueves, marzo 6, 2025

Generación crítica: “Vengo por el aviso”

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Desde el 22 de junio y hasta el 1 de julio, los salteños pueden ver una maratón de teatro cuya característica es la brevedad junto a la diversidad temática y estética. Gloria Lisé y Carlos Delgado invitaron gentilmente al grupo Generación Crítica, proyecto del Instituto Nacional de Teatro para la formación de jóvenes críticos.

La primera obra de la XXII Muestra de Teatro Breve a la que asistimos es “Vengo por el aviso” con autoría de Cristina Merelli bajo la dirección de Carlos Delgado del grupo Bajofondo Teatro, la segunda de las dos que se vieron el viernes 22 de junio, en este caso en el Salón Auditórium a las 22 hs. La Muestra es organizada por la Universidad Nacional de Salta desde la Secretaría de Extensión Universitaria y el Centro Cultural Hólver Martínez Borelli.

Los jóvenes Adriana Pica, Ana Ramírez, Emil Rodríguez, y quien escribe esta nota, Coordinadora del Proyecto Generación Crítica, fuimos muy bien recibidos en primer término por Carlos Delgado, coordinador de la Muestra, quien destacó el valioso trabajo que realiza esta Generación; y en segundo término, por Gloria Lisé, en representación de la Secretaría de Extensión, quien señaló: “creemos que lo que hacen es muy importante, estamos mirando su trabajo”.

Del yoyó al “yo” – “yo”

– Por Ana Bárbara Ramírez

Una agraciada obra “Vengo por el aviso”, un llamativo rótulo relacionado con el empleo.

Los actores: Natasia Rivero (ella) y Rafael Amado (él). Se pudo observar que el dueño de la empresa, partiendo de la vestimenta hasta sus actitudes, era muy infantil: camiseta blanca debajo de una camisa a cuadros mangas cortas, una corbata del personaje Silvestre y medias deportivas, quien jugaba con el yoyó como el comediante conocidísimo Carlos Villagrán que interpretaba a Kiko.

Una señora se presenta por el trabajo adecuada y elegantemente vestida. Al comenzar la entrevista, él le hace unas preguntas relacionadas al anterior trabajo y sigue interrogándola, pero ya no sobre el oficio sino sobre cosas personales. Además prosiguió con una serie de preguntas como por ejemplo: “¿Qué opina de los gays… y de las lesbianas?”…” ¿Por quien votó?”

En sí, esta obra tiene muchos temas relacionados a la actualidad. Se basa en el proceso de conseguir el anhelado trabajo, tener que pasar por una serie de pruebas para obtenerlo, y que sería a cambio de satisfacer al patrón o mejor dicho, de “humillarse”, decir algo con lo que uno no está de acuerdo, todo por conseguir el empleo.

Como usted diga!

– Por Adriana Pica

Obra escrita por Cristina Merelli, autora, directora de teatro, actriz, artista plástica; es una muestra de lo cotidiano. “Vengo por el aviso” intenta difundir la situación que muchas personas viven a diario, lo que se tiene que hacer para conseguir un trabajo (en algunas ocasiones).

Se desarrolla en una oficina, donde el “jefe”, Rafael Amado, parece ser una persona ocupada. Acciona como alguien fuera de lo común: vestido con una corbata que contiene un motivo de dibujos animados y con un yoyó en mano, actúa como un niño. Natasia Vengo_por_el_aviso.jpgRivero, por su parte, protagoniza a una señora mayor de edad que necesita conseguir un trabajo, tiene muchos conocimientos y bastante experiencia laboral, por lo que concurre a la oficina por un aviso. Al ver al hombre tan concentrado con su yoyó, pone ante sus ojos el curriculum que no es un simple curriculum. Él, como muchas personas que tienen el poder hoy en día, se aprovecha y ridiculiza a la señora de diferentes maneras.

En muchos lugares, personas que tienen el poder abusan de otras, siempre se tiene que pensar como ellos porque si no se piensa como tales, no son consideradas aptas para su trabajo y mucho menos si es una persona mayor de edad. La obra nos muestra que la economía en sí es la principal preocupación de muchos. Esta clase de experiencia laboral juega a favor de los malos empresarios.

Temas de oficina quedan en oficina

– Por Emil Rodríguez

Al principio de la obra se presenta una situación muy común cuando un jefe quiere contratar a una nueva secretaria, pero cambia cuando él se muestra extremadamente distraído y muy infantil, lo cual se transforma en una realidad cruda que remarca el abuso del machismo en la sociedad actual.

Todo marcha en un contexto muy real, muestran cómo es buscar un trabajo y todo lo que hay que hacer para que le den la posibilidad de obtener el puesto. Por un lado, Rafael Amado caracteriza al jefe actual, la ambición de querer todo lo que él pretende y que los postulantes al puesto hagan todo lo que a él le parezca; tiene un espíritu muy inmaduro lo cual hace que todas sus preguntas de trabajo sean específicamente sobre temas muy ambiguos. Él busca la opinión de la otra persona (la cual tiene que ser como él desea), pero no siempre le contestan lo que espera, lo cual le parece muy molesto. Por otro, Natalia Rivero (postulante), se muestra como una persona sumamente amplia a recibir lo que le propongan, se caracteriza como una mujer muy profesional y muy seria aunque al mismo tiempo cambia mientras se va desarrollando la entrevista, ya que miente sobre varios temas que le preguntan porque su objetivo es obtener el puesto sí o sí.

Una presentación única, que va aclarando varios problemas que suceden en la vida real; es llevada al extremo y va más allá del tema con un toque de humor negro concebido sobre un nivel medio y no exagerado. Obra que tiene una excelente recepción del público y genera un muy buen clima. Sin dudas, Carlos Delgado (director de la obra), desarrolló un buen trabajo sobre la puesta en escena.

De mercaderes y perversos buhoneros

– Por Romina Chávez Díaz

La obra tiende una trampa al espectador y a la propia entrevistada: él, interpretado por Rafael Amado, no era más que un empresario de poca monta, quien se da el lujo de trapearla a ella, protagonizada por Natasia Rivero. Con un abultado currículum que se usa para hacer avioncitos de papel, con seriedad y con experiencia, la mujer se presenta por el aviso sobre un trabajo no especificado con anterioridad. Ella sortea con cierta habilidad, en tenor de respuesta a la esquizofrénica mirada del jefe, preguntas sobre sus ideologías y gustos. El humor cumple su objetivo cuando la mujer intenta acomodarse a los extraños planteos de él en una atmósfera absurda que provoca extrañeza. Hay una especie de grotesco velado en el intento de “animalizar” a la entrevistada, convirtiéndola en la tierna Manuelita de la Walsh, en una situación más que degradante para una persona que actúa por necesidad y que es capaz de ponerse en «cuatro patas» para conseguir trabajo. Amado compone bastante bien a un neurótico con la necesaria “finura” de un ejecutivo trucho; y Rivero muestra solidez en su interpretación, pero nunca del lado de la entrega, sino del fingimiento, es decir, actuar por conveniencia. Una punta de un personaje dentro de otro, que desamolda su rigidez para dejarse ser el juguete del jefe. Cuando las máscaras caen como cierto grotesco lo pide, se descubre que el empleo era para un trencito de la alegría. La necesidad tiene cara de hereje, como dicen. Y peor aún: cuántos avisos engañan con facilidad, exigiendo altura sin compostura.

Lo bueno breve, dos veces bueno. Contundencia y ajustadas actuaciones, logran conducirnos a búsquedas de sentido que nos permitan mirar, desde otro lado, el cruel sistema laboral que impera en nuestros días. El director, Carlos Delgado, hizo foco en todos los lenguajes de la puesta, para sacar a la luz esos rasgos perversos de los chantas de hoy. Merelli, la autora, concibe un mundo donde ser capaz y preparado no vale nada, como en la vida misma.

– Fotos tomadas por Salta 21

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