Del 6 al 9 de julio se realizó en Salta el Festival de Unipersonales y Monólogos, Univox 2012, organizado por el INT Salta, espacio en el que se representan obras de teatro en las que trabaja un sólo artista.
Entre las obras invitadas, «Abre su rosal» ofreció una función el sábado 7 de julio a las 21 hs. en la Sala Mecano. Se trata de un drama en el que actúa Georgina Rey de Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Generación Crítica es parte de un proyecto del Instituto Nacional de Teatro Salta que busca la formación de jóvenes críticos. Cristina Idiarte, representante del INT Salta, desarrolla en la provincia el Proyecto de Escuela de Espectadores del cual GC es parte vinculante.
Lo que no se ve de una rosa
– Por César Canchi
(Estudiante de Secundaria – Integrante de GC)
Asistida por Matilde Campilongo, «Abre su rosal» tiene una trama que parodia “Yerma”, obra popular de Federico García Lorca: una mujer con una obsesión, su maternidad como el máximo deseo. Ella busca de una manera enceguecida, no habitual, su objetivo que es “tener hijos”.
Georgina Rey, protagonizó a la mujer; ella, una muy buena actriz me transmitió su paranoia, sus desesperadas ganas de querer engendrar un hijo. Los efectos lumínicos propuestos por Gustavo Dimas García ayudan a la protagonista a desplazarse por el escenario y juega con nuestros sentidos.
¿Cuál es su miedo…?
La mujer, al igual que los hombres, no quieren quedarse solas. Ella, criada en el seno de una familia tradicional, no tiene otro punto de vista que no sea ese. Siente que la soledad la persigue, las adversidades de su obsesión hacen que su marido la abandone.
Al término de la obra, las acciones de ella llevan a enterrar los fantasmas de un poderoso deseo y nos deja la intriga si al fin terminó o no su paranoia.
Si tan sólo quisieras, lo que yo quiero…
– Por Adriana Pica
(Estudiante de Secundaria – Integrante de GC)
«Abre su rosal», está basada en una historia trágica de Federico García Lorca (poeta, dramaturgo y prosista español). La protagonista de este drama es Yerma, una mujer desesperada por tener un hijo, quien se obsesiona y parece ser que sólo quiere vivir por ese objetivo.
Este unipersonal, pone como protagonista a Georgina Rey (actriz multifacética) que sabe sobrellevar los hechos ocurridos. La puesta en escena estuvo bastante asombrosa, una mujer sentada con un muñeco en brazos, muestra su deseo inalcanzable, tanto sus muecas como cada paso que daba eran atrapantes. La Sala Mecano fue un lugar amplio para esta obra, si bien no tuvo muchos espectadores, con el público que realmente se merecía, hubiese sido un poco incómoda.
“Entre rosas he nacido entre rosas moriré”, un poema que recordé durante la obra, Yerma viste como si fuera una gitana española, ¿será que lo es? Anhela con todo su corazón ser madre, se siente rechazada y seca en el interior de su vientre porque no puede conseguirlo. Juan, su esposo, no parece tener intenciones de ser padre e ignora las peticiones de Yerma. Víctor es un amigo de ella que está enamorado y es rechazado por “respeto”. María es una vecina quien está embarazada, es atosigada y perseguida por “su amiga” porque tiene lo que ella desea.
Las rosas rojas son símbolos de amor, pero también pueden significar respeto y belleza, Juan se las regala y lo único que consigue es alejarse cada vez más. Al romper una por una, muestra cansancio, desesperación y tristeza.
La sensación es agobiante, no encuentro palabras para describir lo que sentí… querer y poder son dos palabras muy deferentes. ¿Qué sentirán aquellas mujeres que no pueden tener hijos? Un vacío en el pecho que no puede llenarse con nada. Vi una realidad reflejada en esta obra. Niñas que no quieren ser madres y optan por el aborto, si bien no es fácil, pero por qué llegar hasta ese punto cuando hay personas que dan su vida por tener un hijo. Esta obra fue bastante impactante para mí, la volvería a ver y llevaría a mi familia entera a ver esta puesta.
Fantasmas sociales
– Por Romina Chávez Díaz
(Coordinadora del Proyecto – Crítica)
Laura Yusem, de dilatada trayectoria, y Clara Pando, supervisaron en su momento la representación de esta obra interpretada por Georgina Rey, una actriz de notable talento, capaz de transitar tremendo drama con escasos recursos escénicos en una puesta íntima deslumbrante. No se le puede quitar los ojos de encima por el atractivo que ejercen sus posturas, su gestus, los cambios de voces en el “rumor” del pueblo y su propio yo sacudiéndole el espíritu. Su ropaje son los signos que complementan la historia, una extensión de su propio cuerpo.
Poseída por una pena infinita de no poder engendrar hijos, emoción que corre en paralelo a su afición religiosa y su marcado desvelo por el qué dirán, se aferra a pequeños deseos ocultos de infidelidad con un varón que pueda darle un hijo. Juan no puede y tenerlo con Víctor la condenaría moralmente.
«Yo sé que los hijos nacen del hombre y de la mujer. Ay!… si los pudiera tener yo sola»… expresa Yerma, mujer que representa no a una del siglo pasado sino a una mente femenina universal, anclada en cualquier época, pero donde para la mujer su pequeño contexto social prejuicioso adquiere mucha importancia. Sobre todo, alude a la necesidad de tener un hijo para completarse, para darle un sentido a su vida, para llenar sus horas, para matar su angustia, para tapar la falta de amor de la pareja, para tener por qué vivir. Sus ansias profundas se retuercen en sus carencias.
Si bien los símbolos lorquianos de la rosa (fecundidad) y de la arena (infertilidad) aparecen en la puesta, estos adquieren nuevos sentidos y se produce un giro diferente de la obra escrita por Federico. Yerma mata a su propio hijo, lo que más desea en la vida, presa de la moral social que la asedia aún más.
“Abre su rosal” es una invocación, un rezo, un vocativo. La tragedia personal de una mujer atrapada por estúpidas concepciones que la convierten en una “bien casada”, aunque infeliz. Impecable trabajo actoral de un teatro poético de excelente nivel.
– Foto tomada por Salta 21
