Atrás del famoso pesebre de Villa Las Rosas, el Cerro Capitán se está transformando de a poco en un basural público en medio de la despreocupación de las autoridades del barrio y de la municipalidad. ¿Hasta cuándo?
Desde siempre los cerros de la capital salteña han sido una fuente de inspiración para los poetas, los cantantes, los soñadores y los enamorados de la naturaleza. Sus colores reflejan los caprichos del cielo y acompañan el pase de las estaciones con paz y tranquilidad. Pero desde hace algunos años, varios cerros de nuestra ciudad cambiaron sus toques verdes por una tonalidad más moderna: la de las botellas de plástico.
Entre esos cerros que se están transformando de a poco en un basural, está el Cerro Capitán que recibe cada año desde 1966 el pesebre viviente de la Ciudad de Navidad. Ubicado en Villa Las Rosas, es el pulmón verde de este antiguo barrio familiar: es ideal para pasear, ir a tomar sol en verano o descansar del amontonamiento de los autos en el centro de la ciudad. Pero…
Alertado por un vecino amante de la naturaleza que recorre el cerro todos los días con sus tres perros, lo acompañé en su paseo cotidiano para constatar los daños ambientales provocados por la irresponsabilidad y la falta de educación de la gente. Si bien ya tenía conocimiento de que el respeto del medio ambiente se toma muy a la ligera en la provincia de Salta (basta ver el estado del Dique Cabra Corral o las toneladas de bolsas de supermercado que adornan la capital), quedé sorprendido por la cantidad de basura que cubría ese lugar hermoso.
Me contó mi compañero de paseo que ya había levantado más de 1500 botellas de plástico y que descubría nuevos basurales cada semana. Además de organizar la limpieza del cerro con su compañera, intentó sensibilizar a todos los que usaban el cerro con fines deportivos o de ocio pero sin resultados. Me enseño los nombres de las flores y de las piedras sin cesar de repetir que no costaba nada levantar su basura.
Como se puede notar en las fotos, los daños sufridos por el cerro son varios y diferentes. No son solo botellas que recubren los caminos de tierra y las piedras milenarias: capots de autos, bolsas de todo tipo, ropa vieja, calzados, preservativos usados, latas de pegamento y envases de detergente completan la lista sin fin de todo lo que no deberíamos encontrar en tal lugar.
Además de la basura que recubre el cerro, hay que añadir los deterioros que sufre por parte de los chicos que van a practicar bicicleta todo terreno y que abren nuevos caminos en lugar de utilizar los ya hechos (lo que provoca más arroyitos de barro durante el verano con las fuertes lluvias), de los que se persiguen tirándose bolas de pinturas y que para practicar se ejercitan sobre los cactus y de los Boy Scouts que no ven la diferencia entre leña muerta y árbol joven y verde a la hora de armar sus campamentos.
Al bajar del cerro para ir a tomarnos un refresco bien merecido después de más de una hora de paseo, pensaba haber visto ya los sectores más contaminados…Pero parece que la irresponsabilidad va más allá de lo que uno puede llegar a pensar. Curiosamente, la peor parte se sitúa en la supuesta parte más linda de la zona, el Club Las Rosas que abre sus puertas cada verano a los bañistas dispuestos a pagar los elevados gastos de entrada.
En efecto, a metros de la cancha de paddle, pudimos constatar la presencia de kilos y kilos de basura depositados en un lugar no indicado para eso, principalmente botellas de plástico. Más allá de la contaminación de la tierra, ese vertedero es un peligro para todos los niños que van a jugar por esta zona del cerro. Y para colmo, notamos que no habían vaciado la pileta a pesar de todas las campañas para luchar contra el dengue!
A pesar de ser un lugar que se transforma una vez al año en un espectáculo con show de luces y más de 500 actores, el cerro Capitán sufre las mismas enfermedades que cualquier otro espacio verde salteño: irresponsabilidad y despreocupación. La limpieza que se realiza antes de abrir las puertas de la Ciudad de Navidad no es suficiente. Solamente se limpia lo que está a la vista sin un compromiso real con la conservación del medio ambiente.
Si los salteños y la municipalidad no empiezan a preocuparse por las maravillas naturales de las cuales se sienten tan orgullosos, los cerros van a dejar lugar a basurales salvajes. Con más educación en las escuelas y con la aplicación de multas a los contaminadores (ciudadanos, empresas públicas o privadas) podemos abrir el camino a una Salta más verde y ecológica. La naturaleza es el único legado para las generaciones futuras. Es la base de la vida. Y si esta vida es tan valiosa para todos los que pretenden defenderla, que empiecen por las raíces: los árboles.
Más allá de la Ciudad de Navidad
Mas allá de los 500 «actores» y de la navidad, es lamentable la inconciencia de tantos salteños que arruinan el cerro y la ciudad.
Más allá de la Ciudad de Navidad
Totalmente de acuerdo ! Señalé lo de los «actores» y del show porque con la plata que recauda la Ciudad de Navidad, no se destina una parte de esas ganancias para sensibilizar a la gente, organizar acciones de limpieza o instalar cestos de basura.
Más allá de la Ciudad de Navidad
y si en las escuelas, los horarios de clase de religión los destinamos a educación ecológica no sería más productivo?
Más allá de la Ciudad de Navidad
Una iniciativa que comparto y que hay que defender ! Ojalá un día se haga realidad. Luchemos por una educación pública, laica, gratuita y verde !