El pianista nacido en 1980 en Salta, brindó un concierto la noche del 7 de agosto, invitado por el Mozarteum Argentino Filial Salta. Con música de Franz Liszt y Frédéric Chopin, recibió la ovación del público que aplaudió a rabiar al salteño en La Fundación.
Daniel Campos transmitió una frescura inigualable. Dotado de notorio talento, mostró una absoluta destreza frente al piano haciéndonos vivir cada pasaje de “Los juegos de agua”, “La leyenda de San Francisco de Paula caminando sobre las aguas” y “Mefisto Vals” de Liszt en la primera parte; y en la segunda, en la que ofreció los 12 Estudios Opus 25 de Chopin. Pero no concluyó allí. Decidió continuar en los bises – tras la ovación- con Liszt, luego dedicó una de Brahms a Raquel Peñalva porque cuando él ensayaba esa obra ella al término le dijo “espectacular, Daniel”; y cerró con fragmentos de temas del Coco Botelli, otro de los homenajeados por Campos. El salteño expresó detalles cautivantes de la vida de los músicos con lo cual rompió el hielo y se ganó aún más el cariño del público por su notable humildad y su personalidad apacible. Relató además pequeñas anécdotas sobre Peñalva y Botelli relacionadas a su vida. Una noche exquisita. Su arte emitió una belleza de alto vuelo conceptual. Musicalmente impecable.
En la madrugada de hoy, Salta 21 lo entrevistó. Aceptó generosa y amorosamente. No podíamos dejarlo irse así nomás, sin dialogar con nosotros… Por la mañana, parte rumbo a París, donde está radicado actualmente. Allí conoció a Monique Deschaussées, con quien trabaja desde entonces y mantiene una prolífica participación en conciertos y festivales no sólo en Francia, sino también en Europa.
Espiritualmente inalterable
Todo artista nace con una originalidad propia, ¿en quién te inspiraste para ser pianista?
– A mí me inspiró la figura de Mercedes Sosa, yo quería cantar como ella, pero con los dedos…
La vida de un músico es muy dura, ¿de dónde sacaste las fuerzas para llevar adelante tu carrera?
– De la dureza misma del camino… Mientras más trabas me han puesto más fuerzas tuve para seguir adelante.
¿Podrías decirme cuáles han sido esas trabas, Daniel?
– De por sí querer hacer un estilo de música que no es muy difundido, representa sólo a un 10 por ciento de la población mundial… Por más que hubiera nacido en Europa, es lo mismo que acá, salvando las distancias, claro… Las trabas fueron ante todo porque no correspondí con los modelos impuestos: que el hombre está hecho para tener novia y casarse… que tiene que tener un título universitario… y ese tipo de exigencias. Lo mío ha sido escapar de esos esquemas y no coincidir con los modelos.
¿Llegaste musicalmente a donde querías?
– No todavía… me queda mucho por recorrer seguramente. Quiero seguir profundizando mis conocimientos y mis estudios con el instrumento. Pero sí estoy donde soñé estar: así, aprendiendo, rodeado de gente de alto nivel, viviendo donde viven los grandes compositores, trabajando de lo que elegí.
En tu concierto homenajeaste a Raquel Peñalva… ¿qué significó ella para vos?
– Es un poco lo que dije en el Concierto. Fue mi Mecenas, no material sino espiritual y del corazón. Se preocupó por los detalles fuera de lo estrictamente administrativo. Me preguntaba si había comido… si había tomado agua, si estaba bien, si quería contarle algo… Se preocupaba del aspecto personal de un artista dedicando todo su tiempo… Son esas personas a las que yo llamo «Personas Faro». Como un Faro en la Costa. Eso es lo que fue para mí.
¿El Coco Botelli fue tu Maestro?
– No, nunca tomé clases con él pero sí fue un Maestro importante con respecto a mi formación integral, en relación con la literatura, la pintura y otras artes con tinte local. Me enseñó a entender la tradición local en las artes.
¿Cómo es tu vida en París?
– Muy sencilla, muy simple, trabajo como todo el mundo, con el piano y con mis alumnos. Sobre todo disfruto de las actividades culturales que se relacionan con mi profesión, puedo acceder a una historia de muchos años que tiene que ver con mi formación; me interesa estar en contacto con los restos de una civilización. Nutrirse de la historia y de la cultura es muy importante.
¿Sos el artista de la familia?
– Sí, seguramente que sí porque no tengo hermanos o primos que se hayan dedicado profesionalmente a la música…
¿Qué te llevás de Salta en este viaje?
– Me llevo los colores sobre todo. Cuando pasaba por ciertos lugares decía: “mirá esa casita… mirá aquel balcón, mirá esta fuente…”
El hecho de no vivir acá me hace ver la ciudad de otra manera. Me llevo ese candor de la gente en general y el cielo azul que es incomparable…
– Foto de portada tomada por Salta 21 durante el concierto
– Nota relacionada:
Casi sin aliento
http://www.salta21.com/Casi-sin-aliento.html