La escalada de precios que afecta a los artículos de primera necesidad alimenticia, está ligada a la crisis alimentaria provocada por las multinacionales que manejan el negocio agroalimentario en el globo.
El fracaso de la cosecha de grano grueso en el hemisferio Norte es sólo un factor que empeora la situación de oferta. Es un condicionante mas dentro del contexto de variables. La generación de biocombustibles es el factor preponderante junto con la demanda asiática del valor de las commodities agroalimentarias.
Esta semana en el Grupo Clarín se sacaron la careta y mandaron a uno de sus escribas para afirmar que “la defensa de los biocombustibles” es la defensa del negocio agrícola y descaradamente asumen que destinar inmensas cantidades de grano de maíz para hacer etanol y de soja para hacer biodisel, no solo es un gran negocio HOY, sino que garantizará buenos precios para las commodities durante la próxima década. Buenos precios para las commodities, hambre para los pobres. Los estómagos de los pobres compiten con los motores de los ricos.
La comida se convierte en combustible para que el negocio sea más rentable. Por supuesto no es difícil entonces seguir el rastro de la cadena agroalimentaria ARGENTINA para llegar a la góndola de los supermercados y entender el por qué del aumento constante de los alimentos.
Los formadores de precios son las multinacionales que se apropian de los granos y que los comercializan en complicidad con las grandes cadenas de supermercados también multinacionales. Si el esquema continúa no importa la propaganda del gobierno ni los exabruptos de su secretario de Comercio. El problema continuará. Es más fácil ponerle un cascabel a algunos gatitos locales que a un tigre multinacional. Y eso es lo que hace Guillermo Moreno. El gobierno tuvo que dar marcha atrás con su política impositiva a la producción de biodiesel y le impuso – ahora sí con éxito – retenciones móviles. El resultado de la ecuación es la baja de 10 puntos en su intención primigenia.En otras palabras “ganaron los malos”
Si no se controla el comercio exterior de granos y la cadena agroalimentaria nacional efectivamente la inflación en el precio de los alimentos continuará indefinidamente porque los precios no los pone el señor Moreno, sino las multinacionales.
La clase media argentina se pregunta por qué el litro de leche o el kilo de queso son más caros en dólares en Rosario que en Filadelfia o en Miami. La respuesta es que evidentemente el precio de exportación afecta a los precios locales sin tener en cuenta el poder adquisitivo de los consumidores. Este último factor no es un problema de las multinacionales cuyo único objetivo es el lucro. Lo mismo sucede con todos los productos de exportación agroalimentarios. La respuesta más simplista que encuentra(esta misma clase media) para que un litro de leche en dólares no cueste igual en Rosario que en Miami es devaluar el peso. En ese caso como ya lo hemos visto en 2001, en dólares la leche en el mercado local será más barata pero nadie o muy pocos la podrán pagar.
La eliminación en la década del ´90 de la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes le quitó al Estado Nacional dos herramientas valiosísimas e irremplazables en la formación de los precios del Mercado Interno. Con las retenciones no alcanza para controlar el lucro desmedido de las grandes compañías.
Clarín se burla con sorna de las medidas contradictorias, de los avances y retrocesos, que tienen los funcionarios del gobierno en su comprensión del modelo agrario argentino. Es hora de actuar. Ya ha pasado demasiado tiempo, pero parecería que la crisis del 2008( el enfrentamiento con los sectores de los agronegocios) marcó a fuego la incapacidad del Gobierno para intervenir en éstos asunto. Aquí se expresa en concreto si hay voluntad política de hacer pagar la fiesta a quienes la alzan en pala, o la pagaremos los sectores con menor poder adquisitivo de la sociedad.
– Fuente:
www.elrevesdelatrama.com
– Enviado a Salta 21 para su publicación