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domingo, noviembre 24, 2024

Generación Crítica: Hey There

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La obra sobre el asesinato de Pelusa Liendro, militante trans, fue la que abrió la XVIII Fiesta Provincial de Teatro Salta 2012, el 1 de noviembre a las 19 hs. en la Sala Mecano.

Generación Crítica es un Proyecto del Instituto Nacional de Teatro para la formación de jóvenes críticos de escuelas secundarias públicas. Somos un equipo integrado por Emil Rodríguez, Adriana Pica, Brenda Godoy, Rocío Alfaro y Laura Guzmán, bajo mi coordinación.

Un caso serio

– Por Emil Rodríguez

La Suripanta presentó “Hey There” de Luis Caram, una historia que cautivó a los espectadores con su obra fuera de lo común.
Los elementos que utilizaron fueron los adecuados para desarrollar la puesta y lograr que sea entendible, como por ejemplo: accesorios femeninos (peluca, uñas postizas, maquillaje con purpurina), entre otros objetos que llevaban al receptor a cada una de las escenas.

La forma de actuar de cada personaje fue excelente, no hubo cortes, y si los había eran parte de la propuesta. Si bien eran tres personas actuando en un espacio reducido (más el director), cada uno de ellos dio a esta obra el tono justo.

Ahora bien, al hablar del tema de la homosexualidad generaron una manera muy brusca para tratarlo. El incluir escenas incómodas para los que estaban viendo la puesta, entre ellos niños y desarrollado en un horario no apto, fueron algunos factores que no se tuvieron en cuenta para la presentación que se quería hacer.

La historia da detalles pero es muy corta, todo pasa rápido y es un caso que exige mayor desarrollo.

Sigo manteniendo que las obras de esta dirección no son de mi agrado, el tratamiento de la historia es frío a la hora de desarrollarse.

De pervertidos, antros y clandestinidad

– Por Romina Chávez Díaz

La obra puede inducir al rechazo o a la reflexión, de una u otra forma invita a la provocación. Desde ese punto de vista es válida. Y porque toca una temática ripiosa en la que los actores dirigidos por Germán Tolaba (Gérman T) son llevados a un juego de erotismo extremo, un trío “sacado” en el que la combinación –mala- de drogas y celos convergen en un trágico desenlace.

La Suripanta (prostituta o mujer ruin) presentó dos versiones de la misma obra durante el 2012: la glam y la punk, una más estetizada y otra más violenta. Ambas tienen la misma esencia, sólo que en una los actores profundizaron ciertos aspectos sexuales y agresivos; además adaptaron la puesta a los espacios en que las hicieron para generar otra visual: más o menos oscura, más o menos degenerada.

Dije de esta obra:

Silvio Elías Soria, acusado de la muerte de la dirigente Travesti Pelusa Liendro, estaría representado por Gabriel Sánchez en la puesta, y Sergio Alfredo Núñez, por Esteban Chilo. El despechado Soria habría sido “seducido” por la víctima cuando tenía 14 años, según datos testimoniales y habría cometido el crimen motivado por celos, al sentirse abandonado afectivamente por Pelusa. Y digo “estaría” representado puesto que en la dramaturgia realizada por Luis Caram no hay especificaciones sino caracterizaciones. Caram logra tipificar a los autores del crimen construyendo sus “marcas sociales”. Y digo “habría” porque sobre el crimen de Pelusa hay muchas incógnitas e interrogantes no resueltos. Hay una condena real a Soria y Núñez. La obra se maneja con supuestos también y llena ciertos espacios en blanco de lo que pudo haber ocurrido.

La travesti es interpretada por Esteban Trejo en un triple juego de personajes: es además el juez y el actor que hace de actor. Sus desdoblamientos lo posicionan en un espacio en el que captura el centro de la escena componiendo con solidez no ya un papel sino una simbolización. Su actuación condensa la figura de todos los hombres que querían vestirse de mujeres, adopta la universalidad de una problemática. En el mismo plano, Sánchez y Chilo son representaciones no de alguien en particular, sino de una especie de pervertidos, rateritos, adictos y marginales que seducidos por un mundo de pestañas postizas y cancanes calados, actúan con bajezas esperables. Sus jergas coinciden con sus ropajes sin finura y el maquillaje los arroja al plano de la oscuridad. La estética del grotesco convoca al rojo para resaltar un ambiente de intimismo erótico. Masturbación, franeleo y goce sexual se combinan en el trío. Ver nota completa en Hey There, la versión punk de La Suripanta http://www.salta21.com/Hey-There-la-version-punk-de-La.html

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