Ayer protestaron contra las restricciones a la compra de dólares, la corrupción, la inseguridad y una eventual rereelección de Kirchner.
La convocatoria al «8N», una intensa campaña en las redes sociales, fue apoyada por los principales partidos opositores, aunque no hubo una agrupación que se atribuyera su organización y los manifestantes rechazaron cualquier afiliación partidaria.
Portando sólo banderas celestes y blancas de la nación, la gente se reunió en el centro porteño, mientras globos aerostáticos blanquicelestes con la leyenda «Justicia independiente» flotaban por encima de la multitud, cuyas caravanas interrumpieron también el tránsito por la céntrica avenida Corrientes. Luego algunos marcharon a la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno nacional.
Los mítines fueron convocados también en otros puntos de la ciudad e, incluso, frente a la residencia presidencial de Olivos, en las afueras de la capital. En el interior del país hubo protestas, que también se extendieron a otras ciudades y capitales del mundo, como Nueva York, Washington, Miami, París, Roma, Madrid, Toronto y Sidney. En Londres, decenas de argentinos golpearon cacerolas y sartenes frente a la embajada en la capital británica.
Una reciente encuesta de la consultora Management & Fit (M&F) reveló que un 80% de la población rechaza la re-reelección de la presidente, pero detectó que 7 de cada 10 argentinos desaprueban también a la oposición. La inseguridad por la crónica violencia en los asaltos es la mayor preocupación de los argentinos, con un 79,4% de opiniones, delante de la inflación, con 64%, según M&F.
Las elecciones de renovación de la mitad de los diputados y un tercio del Senado se realizarán en octubre de 2013, pero analistas observan difícil o casi imposible que Kirchner obtenga un triunfo de tal magnitud que le otorgue los dos tercios de las bancas del Congreso necesarios para una reforma de la Constitución.
El senador del Frente para la Victoria (FPV, peronista) oficialista Aníbal Fernández afirmó que «el 8N es un invento de una facción de ultraderecha, paga, la mayoría financiada por la Fundación Pensar, por gente de la Sociedad Rural y por viejos remanentes de lo que fuera el golpe militar, ligado a lo más rancio de la extrema derecha de la Argentina». El ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, consideró, por su parte, que la protesta es una expresión «antimodélica» y de «rechazo a la política». Militantes kirchneristas armaron, en tanto, intensas campañas en internet en contra del cacerolazo, como las páginas «8N yo no voy» y mensajes vía redes sociales que advirtían de posibles disturbios y de la presencia de facciones de la ultraderecha.
Por la mañana, Cristina Kirchner evocó a su esposo, el fallecido ex presidente Néstor Kirchner, y recordó que él le enseñó a «no aflojar nunca», ni siquiera en los peores momentos. «Hoy más que nunca el gran homenaje para él es seguir tirando para adelante», dijo Kirchner visiblemente emocionada. «En los peores momentos es cuando se conoce a los verdaderos dirigentes de un país. En épocas de bonanza, donde todo va bien, es fácil ser dirigente de la República Argentina», afirmó la presidente, quien hoy, a través de un mensaje colgado en su perfil de Facebook, afirmó que el país vive una «democracia total».
La mandataria evitó mencionar la protesta convocada para unas horas después contra las políticas del Gobierno que encabeza y defendió su gestión a favor de «más vivienda, más educación, más industria y más democracia». Se mostró orgullosa también de la política gubernamental de sustitución de importaciones ya que, a su juicio, sirve para «generar trabajo argentino y generar divisas para el país, para estar más fuertes, menos vulnerables ante un mundo muy difícil y complejo».
– Infobae