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domingo, noviembre 24, 2024

Estrés ambiental y su impacto en los trabajadores

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En el caso del estrés ambiental, se trata de una reacción de la persona ante una situación concreta.

La palabra estrés (stress) viene de la ingeniería y se refiere a tensión o estiramiento excesivo, pero no es hasta la formulación de H. Selye del Síndrome General de Adaptación (GAS) cuando se generaliza en el ámbito humano (Selye, 1954,1983). La nocion de estrés se ha asociado a fenómenos psicosociales dandose una situacion de estres psicosocial comprendiendo una serie de demandas inusuales o excesivas que ponen en peligro el bienestar o integridad del trabajador.

En el caso del estrés ambiental, se trata de una reacción de la persona ante una situación concreta en la que se presenta un conjunto de variables ambientales cuya disposición e intensidad hace que sean percibidas como aversivas para la persona. En esta reacción están implicados:

– 1-Componentes fisiológicos.

– 2-Componentes cognitivos

– 3-Componentes afectivo-emoionales

– 4-Componentes comportamentales.

– 5-Componentes socio-culturales.

Dentro del estrés ambiental y vinculado con el trabajador se preve como una de las situaciones comunes como la “sobrecarga ambiental” (overload) la cual parte de cuatro premisas esenciales:

– 1-Los seres humanos tenemos una capacidad limitada para procesar estímulos ambientales y podemos prestar atención a un número limitado de estímulos simultaneamente.

– 2-Cuando la cantidad de información del entorno excede la capacidad de la persona para procesar todo quello que se considera relevante, entonces se produce sobrecarga de información. La reacción normal en estos casos es una especie de «visión en tunel» por la cual ignoramos lo que no nos parece relevante y prestamos suma atención a lo que nos parece relevante. Incluso desarrollamos acciones para organizar el entorno de manera que evitemos que lo menos relevante nos distraiga.

– 3-Cuando aparece un estimulo ante el cual debemos dar una respuesta (o cuando pensamos que una determinada situación estimular va a ocurrir) evaluamos lo significativo y tomamos decisiones para afrontar la situación convenientemente. Así, cuanto más intenso, impredecible o incontrolable es un estímulo mayor es su significatividad y más atención tendemos a dedicarle. Además, cuanta más incertidumbre se genera acerca de la necesidad de una respuesta adaptativa a la situación más capacidad de atención le asignamos.

– 4-La cantidad de atención disponible de una persona no es una variable constante y puede reducirse temporalmente tras demandas de atención prolongadas. Tras estos episodios, la capacidad total de atención sufre una sobrecarga.

De acuerdo con el modelo de la sobrecarga, una vez la capacidad de atención se ha visto reducida por causa de una demanda prolongada, incluso pequeñas tareas que requieren bajos niveles de atención pueden desembocar en una sobrecarga. Por otra parte, una vez ha cesado la exposición a un estímulo molesto o excesivo pueden acontecer «artefactos comportamentales», es decir, efectos sobre el comportamiento como descenso de la tolerancia a la frustración, errores en el funcionamiento mental o menor frecuencia de comportamientos altruistas. El modelo de la sobrecarga atribuye estos efectos a la capacidad reducida de la persona para atender a claves estimulares relevantes.

Una forma de recuperarse de una situación de sobrecarga ambiental es hacerlo a través de los llamados «entornos restauradores».

Se ha considerado que la aproximación de la sobregarga ambiental denota que muchos efectos de las relaciones persona-entorno, especialmente aquellos que conllevan consecuencias comportamentales o emocionales no deseables son debidos, bien a un exceso de estimulación, bien a un exceso de fuentes de estimulación. No obstante, otros teóricos han sugerido que muchos de estos problemas son el resultado de una sub-estimulación o de una pobre estimulación ambiental.

Los estudios sobre deprivación sensorial (p.e. Zubek, 1969) muestran como las personas privadas de toda estimulación sensorial pueden desarrollar estados de ansiedad severa así como otras anomalías psicológicas. En otro orden, también se ha demostrado los efectos negativos que puede producir el aislamiento social, especialmente cuando no es deseado.

Algunos consideran que los efectos derivados de la deprivación ambiental demuestran que por ejemplo que el aislamiento antártico modifica la ejecución de tareas según lo dicho por BARABASZ & BARABASZ en el año 1986. En tanto que el aislamiento de la navegación en solitario o la experiencia narrada por supervivientes a accidentes que suceden en regiones remotas hablan de la generación de un «sentido de presencia» de otra persona aunque ésta no exista en absoluto.

La psicología ambiental desde sus inicios se ha preocupado sobre la manera en que el ambiente determina el comportamiento de los seres humanos según el medio que les rodean o el ambiente que les influye; muchos profesionales involucrados en el campo de la psicología ambiental han estudiado los orígenes de algunas enfermedades psicológicas que originan los problemas patológicos; una de estas enfermedades como es el estrés ambiental.

El estrés ambiental provoca consecuencias psicológicas y serios costos laborales para los trabajadores a largo plazo producto de la permanente adaptación y condiciones adversas a los cuales se encuentran sujetos los trabajadores.

Es importante destacar los denominados estresores ambientales que inciden sobre el trabajador en el desempeño de sus actividades habituales. Al respecto, HALPERN considera que “la mayoría de los estresares ambientales tienden a ser menores pero crónicos y en algunos casos los mismos pueden volverse severos. Una gran cantidad de molestias diarias y crónicas son provocadas por variables ambientales como por ejemplo el caso del hacinamiento”.

Los estresores ambientales pueden ser: agudos como molestias cotidianas como por ejemplo: problemas en el trabajo, con el auto; crónicos: estresares ambientales diversos tales como el ruido contaminantes o hacinamiento.

GOCHMAN es quien (en el año 1978 recurre a la definición de estrés ambiental no sólo a un mecanismo cognitivo sino, más aún, a un sesgo inferencial, como tan patentemente habían demostrado Schachter y Singer (1962) en el caso de la emoción. A partir del caso de la emoción, dicho autor intenta bosquejar un sencillo modelo del estrés en tres fases o estadios: excitación, inferencia y atribución..

Tradicionalmente la exploración del estrés ambiental se ha contemplado desde el modelo de la activación suponiendo que ciertas condiciones de estimulación ambiental (ruido, hacinamiento, polución, etc.) ejercen unas influencias de sobre-activación en el organismo que conducen a una serie de manifestaciones fisiológico-sociales muy características de las reacciones de estrés.

Lo cierto es que el estrés ambiental es un riesgo psicosocial para los trabajadores ya que sus efectos serán asimétricos en la realización y desempeñó de los trabajadores como así también su rendimiento laboral para la empresa, generando en consecuencia serios costos sociales y económicos.

– La autora es Jefa de Trabajos Prácticos de las cátedras Análisis Económico y Financiero y de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Buenos Aires – Facultad de Derecho.

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