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domingo, noviembre 24, 2024

Nos organizamos para luchar, luchamos para vencer

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95 aniversario de la fundación del partido comunista argentino.

Inseparable del devenir del siglo 20 hasta la actualidad, en especial en las luchas políticas, sociales y culturales de Argentina, leal a las tradiciones internacionalistas en las que se forjó, desde la Revolución Rusa, pasando por la guerra civil española, la Revolución Cubana, Nicaragüense, con aportes solidarios a Chile, El Salvador, y otras revoluciones del mundo; el Partido Comunista Argentino cumple 95 años de existencia.

Este espacio no permite realizar un recorrido acerca de su historia, tarea que por otra parte exigiría un trabajo de archivos, de fuentes que trascienden a quien esto escribe, aunque se sabe que la escritura de la historia no reclama títulos e idoneidad; a decir verdad, no existe (si en otras profesiones) “un ejercicio ilegal de la historia”, advertido de esto de todas maneras he optado por hacer avanzar algunas reflexiones por otros rumbos.

El marxismo y el partido en el que muchos nos hemos educado, nos ha inculcado desde temprana edad que el sentido mismo de la vida consiste en participar conscientemente en el cumplimiento de la historia. Cuanto más uno piensa en esto, más profundamente se convence de su aserto. Esto quiere decir pronunciarse activamente contra todo lo que degrade, desvalorice a los hombres y ser protagonistas en todas las luchas que apunten a liberarlo y engrandecerlo, qué otro sentido tiene, sino este la carta que el Comandante Che Guevara escribe a sus hijos… casi como una sentencia, “sean capaces siempre de sentir en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo; es la cualidad mas linda de un revolucionario”. El hecho de que ese activismo esté inevitablemente maculado de errores, no aminora para nada su imperativo categórico; es peor el error del individualismo, del egoísmo, según tradiciones burguesas capitalistas totalmente manchadas de inhumanidad.

Se puede comprobar (incluso en el error), la imposibilidad de vivir de otra forma, cuando se entrega uno enteramente a una causa que cree justa; en otras palabras cuando se niega a disociar el pensamiento de la acción diaria, en 95 años, nuestros camaradas, todos valerosos, buscaron para sí una regla de vida más alta y más justa que la sumisión al orden burgués, (con excepción de algunos que fueron triturados por este orden antes de formarse una conciencia clara).

Nuestras dificultades materiales, nuestra vocación por la igualdad, nuestra ardiente voluntad creadora, nuestro desinterés de revolucionarios se enfrentan radicalmente, con el feroz egoísmo de la especulación, del lujo arrogante y estúpido de los ricos, del despojo vergonzoso de las masas, marcas registradas de este capitalismo decadente y son a su vez una cura de confianza sobre nuestra convicciones ; porque lo que mide la presencia del hombre y su paso por esta vida, es la elección que haya hecho él mismo de la causa temporal que lo trasciende, imbuido de altos ideales el militante no deja que se pierda nada, siempre hay algo que salvar, incluso y sobre todo en lo mas profundo de las derrotas, de los desastres, de los quiebres históricos; y ante estas circunstancias, hemos actuado con la convicción, que más temprano que tarde, otros hombres, infinitamente diferentes de nosotros, infinitamente semejante a nosotros, bajarían por las calles de la patria(nuestra patria es Argentina, pero lo es también la revolución socialista continental y mundial),ya lo hacen y lo seguirán haciendo, movilizados por las mismas razones, haciéndose fuertes en la memoria de la lucha obrera y popular en sus héroes y mártires y tomarán el poder(porque hay que tomarlo) honrando a tantos camaradas y compañeros, que en todos estos años, acosados por infinitas privaciones, sin otra perspectiva muchas veces que la cárcel , la tortura, o el exilio, conservaron su fe revolucionaria, su alegría y su viva inteligencia política, mientras otros caían combatiendo sobre estas mismas tierras que pisamos, para legarnos el derecho a nuevas y mayores batallas, que nos acerquen el futuro.

Aquilatar esta experiencia, nos tiene que hacer reflexionar, que lo importante no es ser comunistas e instalarnos definitivamente en un estado o una condición, sino ante todo esforzarnos por hacer las cosas día a día, avanzando de los simple a lo complejo, caminando, progresando sin tregua, teniendo clara conciencia que nada está nunca asegurado definitivamente y todo está siempre por conquistarse; lo sabemos, la lucha de clases es el motor de la historia con sus idas y venidas, y esta certeza no mella un ápice nuestra convicción de que estuvimos y estamos en la línea del desarrollo histórico, esto se percibe con mayor nitidez ahora ,en donde para una época entera, millones de destinos van a seguir los derroteros por donde nosotros, los comunistas, junto a otros revolucionarios, caminamos los primeros.

La crisis civilizacional del capitalismo, ha provocado que
en Europa, Asia, África y América, generaciones enteras, se comprometan a fondo en las luchas colectivas, hagan el aprendizaje de la violencia y del gran riesgo, pasen por la experiencia de los cautiverios, y en este proceso extraordinario que se hace cotidiano, se convencen cada vez más que el egoísmo del “sálvese quien pueda” está perimido, que el enriquecimiento personal no es ya la meta de la vida, que los conservadurismos de ayer y los neoconservadurismo de hoy no conducen sino a las catástrofes, y experimentan la necesidad de una nueva toma de conciencia para la transformación del mundo.

En America latina soplan aires de cambios revolucionarios de carácter socialista y antiimperialista y ello nos exige tener presente la experiencia de los procesos revolucionarios previos derrotados transitoriamente producto del enfrentamiento feroz con el capitalismo, pero también a causa de graves errores propios, ante estas circunstancias nos debe acompañar siempre la noción del doble deber , esta nos va a permitir recordar, que el socialismo no debe ser defendido únicamente, contra sus enemigos, contra el viejo mundo al que se opone, debe defenderse también en su propio seno, contra sus propios fermentos de reacción.

Una revolución para ser servida con honestidad, debe ser incesantemente puesta en guardia contra sus propios abusos, sus propios excesos. Necesita pues vitalmente junto con la crítica, del ejercicio del poder popular, entendido como una radicalizada democracia de masas.

Este nos va a imposibilitar cualquier rigidez doctrinal que nos haga desembocar en el desprecio del hombre diferente, de sus argumentos, de su manera de ser, en definitiva que nos va a preservar de la intolerancia, que ha actuado en el campo de los revolucionarios como un cáncer ;para resolver el problema de la unidad, uno de los grandes problemas, que cada uno de nosotros tiene que resolver prácticamente es, sin duda, el de la coherencia que tiene que existir entre la intransigencia que resulta de convicciones firmes, el mantenimiento del espíritu crítico ante esas mismas convicciones y el respeto de las convicciones diferentes, en este sentido el militante actor y testigo de los acontecimientos de su época debe dar batalla contra la fatalidad histórica; que quiere explicar la misma sin la acción conciente de los hombres.

El porvenir se nos presenta, (a pesar de los nubarrones en el horizonte), lleno de posibilidades más grandes que la que entrevimos en un pasado no tan lejano. Confío que la pasión, la experiencia amarga y las faltas de las generaciones combatientes pasadas, puedan aclarar un poco los caminos a los nuevos contingentes de luchadores presentes y futuros.

Lo aquí escrito, no tiene la intención de ser un inventario de las penurias a las que están sometidos muchas veces los revolucionarios y los procesos revolucionarios, de ninguna manera, somos militante de la vida y de la alegría somos apasionados y convencidos de lo que hacemos, pero dejamos muy en claro que amamos la vida con los ojos abiertos, con un sentido crítico cabal, sin falsas ilusiones, sin adornos, tal como se nos aparece, con lo que ofrece, nuestra actitud es la de caminar por este mundo dejando huellas, no superficialmente de manera diletante.

En estos 95 años de existencia en muchas ocasiones nos han convidado ha abandonar la lucha entregando armas y bagajes, a que nuestros ideales y nuestra práctica estaban pasadas de moda y tenían asegurado un lugar en el basurero de la historia, que nuestra derrota era ineluctable y ante ese convite nuestras convicciones fueron y son irreductibles, afirmados en la idea de que si la derrota es inevitable, ¿ qué hacer sino aceptarla con valor, salirle al encuentro con espíritu invicto?, con el convencimiento de que esa actitud serviría al porvenir, hubo por supuesto a quienes el pan amargo de los revolucionarios, no los tentaba y se postraron en los altares del posibilismo que acompaña la idea fraudulentamente recurrente del capitalismo con rostro humano, estos vivirán marcados para siempre por aquella sentencia popular de que solo la primera vergüenza es difícil. Junto a la idea de capitalismo humanizado a marchado un subterfugio que ha alcanzado el carácter de categoría política de la derrota, es aquella afirmación que señala que se es revolucionario o de izquierda a los veinte y conservador a los cuarenta, planteando que las ideas que aquí se esgrimen son sólo meros caprichos de juventud. Los imprescindibles de las fuerzas del campo popular, son militantes que asumen su vida con pasión y comprensión profunda. Lucidez serena, firmeza moral, intransigencia combativa, e inteligencia clara…. Y son la prueba viviente que derrumba esa mentira, sobre este inmenso capital político se sostiene y se afirma nuestro partido, es cierto que su sombra que esta aquí ,es hoy mas grande que él mismo, eso no nos disminuye, por el contrario redobla nuestro compromiso y nos hace mas fuertes; hoy seguimos siendo más comunistas que nunca, todavía miles en la Argentina, reivindicando su historia con todos sus grises y todos sus rojos, y seguimos convocando a las nuevas generaciones que se incorporan a la vida política del país a ocupar un puesto de lucha en nuestras filas, para plantar bandera del lado de los condenados de la tierra, para que en la fragua de la lucha de clases del presente, nos forjemos el derecho a nuevos combates que nos llenen de promesas de mañanas.

Alguna vez leí por ahí “que lo terrible cuando se busca la verdad, es que se la encuentra”, y entonces ya no se es libre ni de seguir la inercia del medio, ni de aceptar los lugares comunes y corrientes. Nuestra verdad es el comunismo, es nuestra razón histórica, es asimismo una convocatoria a los pueblos del mundo que viene desde lo profundo del porvenir, porque va quedando cada vez más claro que el comunismo es la juventud de la humanidad.

En este enero rojo del 2013 en todas las plazas del país de norte a sur y de este a oeste se alzarán miles de puños cargados de banderas para conmemorar otro aniversario de nuestro partido, para gritar que estamos vivos y que la historia todavía va a recurrir a nosotros.

Camaradas de frente a nuestra historia y de frente al porvenir, nos juramentamos vencer y venceremos !!!

¡VIVA EL 95 ANIVERSARIO DEL PARTIDO COMUNISTA! ¡VIVA LA FEDERACION JUVENIL COMUNISTA!

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