Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea, hoy asistimos en nuestro país a una dura confrontación entre sectores económicos, políticos e ideológicos históricamente dominantes y un gobierno democrático que intenta determinadas reformas en la distribución de la renta y estrategias de intervención en la economía.
La oposición a las retenciones -comprensible objeto de litigio- dio lugar a alianzas que llegaron a enarbolar la amenaza del hambre para el resto de la sociedad y agitaron cuestionamientos hacia el derecho y el poder político constitucional que tiene el gobierno de Cristina Fernández para efectivizar sus programas de acción, a cuatro meses de ser elegido por la mayoría de la sociedad. Un clima destituyente se ha instalado, que ha sido considerado con la categoría de golpismo.
No, quizás, en el sentido más clásico del aliento a alguna forma más o menos violenta de interrupción del orden institucional. Pero no hay duda de que muchos de los argumentos que se oyeron en estas semanas tienen parecidos ostensibles con los que en el pasado justificaron ese tipo de intervenciones, y sobre todo un muy reconocible desprecio por la legitimidad gubernamental.
Esta atmósfera política, que trasciende el «tema del agro», ha movilizado a integrantes de los mundos políticos e intelectuales, preocupados por la suerte de una democracia a la que aquellos sectores buscan limitar y domesticar. La inquietud es compartida por franjas heterogéneas de la sociedad que más allá de acuerdos y desacuerdos con las decisiones del gobierno consideran que, en los últimos años, se volvieron a abrir los canales de lo político. No ya entendido desde las lógicas de la pura gestión y de saberes tecnocráticos al servicio del mercado, sino como escenario del debate de ideas y de la confrontación entre modelos distintos de país. Y, fundamentalmente, reabriendo la relación entre política, Estado, democracia y conflicto como núcleo de una sociedad que desea avanzar hacia horizontes de más justicia y mayor equidad.
Desde 2003 las políticas gubernamentales incluyeron un debate que involucra a la historia, a la persistencia en nosotros del pasado y sus relaciones con los giros y actitudes del presente.
Un debate por las herencias y las biografías económicas, sociales, culturales y militantes que tiene como uno de sus puntos centrales la cuestión de la memoria articulada en la política de derechos humanos y que transita las tensiones y conflictos de la experiencia histórica, indesligable de los modos de posicionarse comprensivamente delante de cada problema que hoy está en juego.
En la actual confrontación alrededor de la política de retenciones jugaron y juegan un papel fundamental los medios masivos de comunicación más concentrados, tanto audiovisuales como gráficos, de altísimos alcances de audiencia, que estructuran diariamente «la realidad» de los hechos, que generan «el sentido» y las interpretaciones y definen «la verdad» sobre actores sociales y políticos desde variables interesadas que exceden la pura búsqueda de impacto y el raiting. Medios que gestan la distorsión de lo que ocurre, difunden el prejuicio y el racismo más silvestre y espontáneo, sin la responsabilidad por explicar, por informar adecuadamente ni por reflexionar con ponderación las mismas circunstancias conflictivas y críticas sobre las que operan.
Esta práctica de auténtica barbarie política diaria, de desinformación y discriminación, consiste en la gestación permanente de mensajes conformadores de una conciencia colectiva reactiva.
Privatizan las conciencias con un sentido común ciego, iletrado, impresionista, inmediatista, parcial. Alimentan una opinión pública de perfil antipolítica, desacreditadora de un Estado democráticamente interventor en la lucha de intereses sociales. La reacción de los grandes medios ante el Observatorio de la discriminación en radio y televisión muestra a las claras un desprecio fundamental por el debate público y la efectiva libertad de información. Se ha visto amenaza totalitaria allí donde la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA llamaba a un trato respetuoso y equilibrado del conflicto social.
En este nuevo escenario político resulta imprescindible tomar conciencia no sólo de la preponderancia que adquiere la dimensión comunicacional y periodística en su acción diaria, sino también de la importancia de librar, en sentido plenamente político en su amplitud, una batalla cultural al respecto. Tomar conciencia de nuestro lugar en esta contienda desde las ciencias, la política, el arte, la información, la literatura, la acción social, los derechos humanos, los problemas de género, oponiendo a los poderes de la dominación la pluralidad de un espacio político intelectual lúcido en sus argumentos democráticos.
Se trata de una recuperación de la palabra crítica en todos los planos de las prácticas y en el interior de una escena social dominada por la retórica de los medios de comunicación y la derecha ideológica de mercado.
De la recuperación de una palabra crítica que comprenda la dimensión de los conflictos nacionales y latinoamericanos, que señale las contradicciones centrales que están en juego, pero sobre todo que crea imprescindible volver a articular una relación entre mundos intelectuales y sociales con la realidad política. Es necesario crear nuevos lenguajes, abrir los espacios de actuación y de interpelación indispensables, discutir y participar en la lenta constitución de un nuevo y complejo sujeto político popular, a partir de concretas rupturas con el modelo neoliberal de país. La relación entre la realidad política y el mundo intelectual no ha sido especialmente alentada desde el gobierno nacional y las políticas estatales no han considerado la importancia, complejidad y carácter político que tiene la producción cultural.
En una situación global de creciente autonomía de los actores del proceso de producción de símbolos sociales, ideas e ideologías, se producen abusivas lógicas massmediáticas que redefinen todos los aspectos de la vida social, así como las operaciones de las estéticas de masas reconvirtiendo y sojuzgando los mundos de lo social, de lo político, del arte, de los saberes y conocimientos. Son sociedades cuya complejidad política y cultural exige, en la defensa de posturas, creencias y proyectos democráticos y populares, una decisiva intervención intelectual, comunicacional, informativa y estética en el plano de los imaginarios sociales.
Esta problemática es decisiva no sólo en nuestro país, sino en el actual Brasil de Lula, en la Bolivia de Evo Morales, en el Ecuador de Correa, en la Venezuela de Chávez, en el Chile de Bachelet, donde abundan documentos, estudios y evidencias sobre el papel determinante que asume la contienda cultural y comunicativa y las denuncias contra los medios en manos de los grupos de mercado más concentrados. Es también en esta confrontación, que se extiende al campo de la lucha sobre las narraciones acerca de las historias latinoamericanas, donde hoy se está jugando la suerte futura de varios gobiernos que son jaqueados y deslegitimados por sus no alineamientos económicos con las recetas hegemónicas y por sus «desobediencias» políticas con respecto a lo que propone Estados Unidos.
Reconociendo los inesperados giros de las confrontaciones que vienen sucediéndose en esta excepcional edad democrática y popular de América Latina desde comienzos de siglo XXI, vemos entonces la significación que adquiere la reflexión crítica en relación a las vicisitudes entre Estado, sociedad y mercado globalizado. Uno de los puntos débiles de los gobiernos latinoamericanos, incluido el de Cristina Fernández, es que no asumen la urgente tarea de construir una política a la altura de los desafíos diarios de esta época, que tenga como horizonte lo político emancipatorio.
Porque no se trata de proponer un giro de precisión académica a los problemas, sino de una exigencia de pasaje a la política, en un tiempo argentino en el que se vuelven a discutir cuestiones esenciales que atraviesan nuestras prácticas. Pasaje hacia la política que nos confronta con las dimensiones de la justicia, la igualdad, la democratización social y la producción de nuevas formas simbólicas que sean capaces de expresar las transformaciones de la época. En este sentido es que visualizamos la originalidad de lo que está ocurriendo en América Latina (más allá de las diferencias que existen entre los distintos proyectos nacionales) y los peligros a los que nos enfrentamos, peligros claramente restauracionistas de una lógica neoliberal hegemónica durante los años noventa.
Teniendo en cuenta esta escena de nuestra actualidad, nuestro propósito es aportar a una fuerte intervención política –donde el campo intelectual, informativo, científico, artístico y político juega un rol de decisiva importancia– en el sentido de una democratización, profundización y renovación del campo de los grandes debates públicos. Estratégicamente se trata de sumar formas políticas que ayuden a fecundar una forma más amplia y participativa de debatir.
Nos interesa pues encontrar alternativas emancipadoras en los lenguajes, en las formas de organización, en los modos de intervención en lo social desde el Estado y desde el llano, alternativas que puedan confrontar con las apetencias de los poderes conservadores y reactivos que resisten todo cambio real.
Pero también que pueda discutir y proponer opciones conducentes con respecto a los no siempre felices modos de construcción política del propio gobierno democrático: a las ausencias de mediaciones imprescindibles, a las soledades enunciativas, a las políticas definidas sin la conveniente y necesaria participación de los ciudadanos. Una nueva época democrática, nacional y popular es una realidad de conflictos cotidianos, y precisa desplegar las voces en un vasto campo de lucha, confiar, alentar e interactuar.
En este sentido, sentimos que las carencias que muchas veces muestra el gobierno para enfocar y comprender los vínculos, indispensables, con campos sociales que no se componen exclusivamente por aquellos sectores a los que está acostumbrado a interpelar, no posibilitan generar una dinámica de encuentro y diálogo recreador de lo democrático-popular. Creemos indispensable señalar los límites y retrasos del gobierno en aplicar políticas redistributivas de clara reforma social. Pero al mismo tiempo reconocemos y destacamos su indiscutible responsabilidad y firmeza al instalar tales cuestiones redistributivas como núcleo de los debates y de la acción política desde el poder real que ejerce y conduce al país (no desde la mera teoría), situando tal tema como centro neurálgico del conflicto contra sectores concentrados del poder económico.
Todo lo expresado y resumido da pie a la necesidad de creación de un espacio político plural de debate que nos reúna y nos permita actuar colectivamente. Experiencia que se instituye como espacio de intercambio de ideas, tareas y proyectos, que aspira a formas concretas de encuentro, de reflexión, organización y acción democrática con el gobierno y con organizaciones populares para trabajar mancomunadamente, sin perder como espacio autonomía ni identidad propia. Un espacio signado por la urgencia de la coyuntura, la vocación por la política y la perseverante pregunta por los modos contemporáneos de la emancipación.
Buenos Aires, 19 de abril de 2008
– ADHESIONES HASTA EL 30 DE ABRIL DE 2008.
Mónica Abella
Gustavo Abrevaya
Nilda Actis Goretta
Leonor Acuña
Sergio Leandro Agoff
Nelson Agostini
Horacio Mario Aguilar
Silvia Agulleiro
Norberto Alayón
Andrés Aldao
Carlos J. Aldazábal
Julio Alemán
Jorge Alemán
Fernando Alfón
Jorge Aliaga
David Aljanati
Héctor Jorge Alvaro
Ana Amado
Ana Amorosini
Federico Andahazi
Leandro Andrini
Eduardo Anguita
Nora Aquín
Javier Araujo
Alejandro Archain
Gloria Arcuschin
Ricardo Arias
Nicolás Arispe
Diego Baccarelli
María Bagnat
Alejandro Balazote
María Eugenia Ball Lima
Carlos Barbarito
Domingo Andres Barrado
Ricardo Bartís
Cristina Bartolucci
Alcira Bas
Roberto Baschetti
Domingo Basile
Vicente Battista
Horacio Walter Bauer
María Cristina Bazerque
Martín Becerra
Cristina Béjar
Marta Bellardi
Rodolfo J. Beltramini
Luis Benítez
Silvia Berajá
Ana Berezin
Adolfo Bergerot
Olga Beriachetto
Carlos Berman
Jorge Bernetti
Emilio Bernini
Marta Bertolino
Marcelo Bertuccio
Graciela Biagini
Augusto Bianco
Gabriel M. Bilmes
Hugo Biondi
Fernando Birri
Rafael Blanco
David Blaustein
Jorge Boccanera
Vilma Bonetto
Jorge Booth
Enrique Borcel
Gabriela Borgna
Ruben Borre
María Victoria Bourdieu
Carlos Boyle
Rodolfo Braceli
Andrea Bragas
Nora Britos
Matías Bruera
Mario Burgos
Mario Burkun
Roberto O. Bustos
Elena Cabrejas
Cecilia Calandria
Sergio Caletti
Rubén M. Calmels
Pilar Calveiro
Edith Cámpora
María Elia Capella
Darío Capelli
Julio Carabelli
Pablo Esteban Carabelli
Diego Caramés
Alfredo Juan Manuel Carballeda
Teresa Caretti
Joaquín Caretti Ríos
Jorge Carpio
Ricardo Carrena
Carlos Carrique
Ana Castaño
Cristina Castello
Leopoldo «Teuco» Castilla
Mariana Casullo
Nicolás Casullo
Gisela Catanzaro
Ana Cauerhff
Aníbal Cedrón
Susana Cella
Matías Cerezo
Elda Cerrato
Susana Checa
SIlvia Chejter
Alejandro Cherep
Magdalena Chiara
María Cristina Chillida
Leandro Chulak
Noemí Ciollaro
Gerardo Codina
Javier Cófreces
Patricio Contreras
Ivonne Copetti
Roberto Tito Cossa
Ricardo Costa
Américo Cristófalo
Diana Cruces
Fernando Cukierman
Cristina Curuchelar
Claudia Dagostino
Rodrigo Daskal
Emiliano De Bin
Hugo De Cristóforis
Carlos De Feo
Carlos De Lorenzo
Diego De Menech
María De Pauli
Oscar A. De Sanctis
Sergio Del Piero
Vicente Di Cione
Oscar Díaz
Patricia Díaz Bialet
Gabriel D’Iorio
Jorge Dobal
Cristina Domenech
Nora Dominguez
Jorge Dubatti
Victor Ducrot
Sonia E Durand
Carlos Eroles
Marcelo Adrián Eschoyez
Ximena Espeche
Patricia Esper
Daniel Ezcurra
Adrian Faigon
Ana M. Falcòn
Matías Farias
Cristina Feijóo
José Pablo Feinmann
Hugo Arturo Feraud
Julio Fernandez
Zulema Fernandez
Pablo Fernandez
Julio Fernández
Gerardo Fernández
Julio Fernández Baraibar
Isabel Fernandez Blanco
Maximiliano Fernández De Lorenzo
Javier Fernández Míguez
Claudio Ferrari
León Ferrari
Corina Fiorillo
Cecilia Flaschland
Jorge Flores
Marita Foix
Jorge Fontanals
Juan Forn
Alejandro Forster
Ricardo Forster
Eduardo Foulkes
Cristina Fraire
Daniel Freidemberg
Marcelo Frias
Marcelo «Nono» Frondizi
Laura Fumagalli
Patricia Funes
Juan Furlino
Jorge Gaggero
Oscar Galante
Norberto Galasso
Lily Galeano
Luisa Irma Galli
Susana Gamba
Eduardo Garavaglia
Soledad García
Susana García Iglesias
Liliana García Nudelman
Soledad García Quiroga
Gilou García Reinoso
Mariano Juan Garreta
María Laura Garrido
Eduardo Garriga-
Luis Gasloli-
Miguel Gaya-
Marisa Germain-
Octavio Getino –
Luz Gibert-
Carlos Girotti-
Eduardo Giuria-
José Glusman-
Norma Goicoechea-
Martha Goldin-
Jorge M. Goldszmidt-
Florencia Gómez-
Norma Gómez Tomasi-
Ana I. Gonzalez-
Carmen Gonzalez-
Carmen Sara Gonzalez-
Jonio González-
Leopoldo González-
Héctor González-
Horacio González-
Ana Gonzalez-
Eladio González –
Mario José Grabivker-
Graciela Graham-
María Inés Grimoldi-
Ezequiel Grimson-
Claudio Guevara –
Jorge Gugliotta-
Graciela Guilis-
Leonardo Gutman-
Rodolfo Hamawi-
Olga Hammar-
Liliana Heer-
Carlos Heller-
Liliana Herrero-
Cecilia Hopen-
Benjamin Hopenhayn-
Gabriel Huarte-
Santiago Hynes-
Lido Iacomini-
Gabriel Impaglione-
Cecilia Incarnato-
Maria Iribarne-
Silvina Irrasabal-
Jorge Isaias-
Ines Izaguirre-
Eduardo Jozami-
Nemesio Juarez-
Juan Carlos Junio-
Tamara Kamentzain-
Alejandro Kaufman-
Norma Kisel-
Sergio Kisielewsky-
Mora Kleiman-
Maggie de Koenigsberg-
Alejandra Kohon-
Luis Kon-
Guillermo Korn-
Laura I Lacreu-
Alicia Lamas-
Héctor Laurencena-
Andrés Lazzarini-
María Ledesma-
María Rosa León-
Matías Leoni-
Eugenia Levin –
Héctor Levy-
Roberto Leydet-
María Pia López-
Ana Inés López Accotto-
Alejandro López Accotto-
Roberto Pedro Lopresti-
Federico Lorenz-
Félix Lorenzo-
Martina Lorenzutti-
Damian Loreti-
Liliana Lukin-
Jorge Ariel Madrazo-
Ariel Magirena-
Carlos Maida-
Mabel Maidana-
Brenda Maier-
Fortunato Mallimaci-
Alejandro Manrique-
Inés Manzano –
Diana Margulis-
Elisa Marino-
Guillermo Martínez-
Romina Mateos-
Liliana N. Mayoral-
Roberto Mazzuca –
María Cristina Melano-
Andrés Méndez-
Carolina Mera-
Teresa Merediz-
Rolando Mermet-
Marina Moguillansky-
Daniel Mojica-
Oscar M. Molek-
Emilce Moler –
Eduardo Molina y Vedia-
Eduardo Molinari-
Héctor Molinari-
Maximiliano A Molocznik-
Laura Mombello-
Federico Monczor-
Patricia Monsalve-
Alejandro Montalbán-
Eduardo Montebello-
Ángela Montero Neira-
Jorge E. Moreira-
Alfredo Moreno-
Oscar Moreno-
Liliana Morsella-
Mariana Moyano-
Eduardo Müller-
Micaela Muñoz-
Mariana Muraca –
Daniel Muxica-
Alicia S. Muzio-
Ricardo Nacht-
Alberto Nadra-
Alejandra Naftal-
Jack Nahmías-
Eduardo Narvaez-
Aurelio Narvaja-
Ricardo Natch-
Esteban Nicotra-
Javier Nobile-
Aldo Luis Novelli-
José A. Olabe-
Silvia Ontivero-
Walter Operto-
Julio Ordano-
Celeste Orozco-
Norma Osnajanski-
Magalí Rud Otheguy-
María Otheguy-
Santiago Carlos Oves-
Salomón Paio Melul-
Diana Paladino-
Ariel Paladino-
José María Pallaoro-
Delia Pardo-
Alberto Parisí-
Salo Pasik-
Delia Pasini-
Lila Pastoriza-
Carlos Patiño-
Nora Patrich-
Licha Paulucci-
Eduardo «Tato» Pavlovsky-
Juan Carlos Pavoni-
Manuel Enrique Pedreira-
Eduardo Peduto-
Juan Pelitti-
Viviana F. Pelle-
Claudio Pena-
Ana Paula Penchaszadeh-
Víctor Penchaszadeh-
Federico Pensado-
Sara Isabel Pérez-
Cristina Perez Darriba-
Carlos Pérez Rasetti –
Irene Rosa Perpiñal-
Ivanna Petz-
María Lidia Piotti-
Santiago Coco Plaza-
Héctor Poggiese-
Juan Polaco-
León Pomer-
Liliana Ponce-
Daniel Ponzo-
Nicolás Pregi-
Cecilia Propato-
Sergio A. Pujol-
Aída Quintar –
Pablo Quintero-
Lorenzo Quinteros-
Juan Carlos Radovich-
Liliana Raggio-
Elena Raimondi-
Ana María Ramb-
Pablo Ramos-
Rogelio Ramos Signes-
Héctor F. Ranea Sandoval-
Gabriel Reches-
María Elena Redín-
Graciela E. Rendon-
Miguel Rep-
Jorge Miguel Reyes-
Eduardo Rinesi-
Maria del Carmen Rivas-
Adriana Robles-
Cora Roca-
Julia Rocha-
Javier Rodriguez-
Alejandro Rofman-
Mario M. Roitter-
Hilda Romano-
Susana Romano Sued-
Julia Rosemberg-
Violeta Rosemberg-
Lucas Rozenmacher-
Carlos Rozensztroch-
Daniel Rubinsztein-
Guillermo Saavedra-
Lucas Sablich-
Guillermo Saccomanno-
Cecilio Manuel Salguero-
Emiliano Pedro Salguero-
Manuel Enrique Salguero-
Juan Salinas-
Homero Rodolfo Saltalamacchia-
Juan Carlos Sánchez-
Silvina Sánchez-
Sebastian Sanchez Ocampo-
Silvia Sànchez Urite-
Pedro Sanllorenti-
Mariana Santángelo-
Carlos Schroëder-
Ruben Schrott-
Federico Schuster-Juan Scolarici-
Liliana Secchi-
Marcelo Lira Segovia-
Silvina Segundo-
Susana Sel-
Graciela Sessa-
Margarita Sgro-
Silvia Sigal-
Paula Siganevich-
Daniel Silber-
Cristina Siscar-
Sonia Skabala-
Carlos Skliar-
Alberto Sladogna-
José Slimobich-
Alejandro Socolovsky-
Yamile Socolovsky-
Sarah Eva Solzi-
María Sonderéguer-
Jaime Sorin-
Luis Sotomayor-
Isabel Steinberg
Eduardo Stupia-
Alberto Szpunberg-
Pablo Sztulwark-
Mónica Szurmuk-
Susana Szwarc-
Beatriz Taber-
Alfredo Tagle-
Miguel Talento-
Anú Talvari-
Susana Tambutti-
Diego Tatián-
Enrique Tenenbaumñ-
Carlos Terribili-
Jorge Testero-
Carlos Tobal-
Mario Toer-
Javier Trímboli-
Hugo Trinchero-
Sergio Tucci-
Fernando Ulibarri –
Angelina Uzín Olleros-
Silvia Valdés-
Adolfo Valerga –
Sobel Valeria-
Osvaldo Raúl Valli-
Gustavo Varela-
Omar David Varela-
Marta Vasallo-
Hector Vazquez-
Miguel Vedda-
Ignacio Vélez-
Ana Velia Druker –
Susana Velleggia-
Horacio Verbitsky-
Norberto Vilar-
Alejandro Villa-
Juan Diego Villa-
Florencia Villafañe-
Juano Villafañe-
Susana Villavicencio-
Alicia Villoldo-Botana-
Paulina Vinderman-
David Viñas-
Daniel Viola-
Silvia Vladimivsky-
Leticia Walther-
Dennis Weisbrot-
Guillermo Wierzba-
Matías Wiszniewer-
Silvia Woods-
Ana Wortman-
Silvia Yuri-
Oscar Zabala Berdaguer-
Marta Zabaleta-
Beatriz Zaidenknop
Graciela Zolezzi Faure-
Enrique Felix Eduardo Zothner-
Ana María Zubieta-
María Zuker-
Cristina Zuker-
Jorge Zuviría
Para adhesiones o indicaciones enviar correos a:
cartaabiertaa@yahoo.com.ar
Se puede visitar el blog:
http://cartaabiertaa.blogspot.com
Desde el miércoles 30 de abril hasta el viernes 2 de mayo existen 125 nuevas adhesiones no incorporadas todavía a esta lista y a la página del blog, próximamente se agregarán.