Del director Hernán Goldfrid, el film se estrenó en todo el país el 17 de enero cuando apenas terminaba de pasar un momento álgido por la polémica que desató el actor argentino Ricardo Darín al pretender que alguien le explique el crecimiento del patrimonio Kirchner (inexplicable aún).
La crítica habló favorablemente de la película en un 85 % mientras que apenas un 15 %- que la llamó “fallida”- lo hizo desfavorablemente. En los puntos que coinciden la mayoría – que parecen haberse puesto de acuerdo- es en el indiscutible trabajo del ya consagrado actor que ni falta hace que se le mencione pero para que no queden dudas se trata de Ricardo Darín (Roberto Bermúdez), el sobresaliente papel de Arturo Puig (Juez) y lo poco convincente que fue Calu Rivero (Laura), la destacada participación actoral de Alberto Ammann (Gonzalo Ruiz Cordera), un guión que no termina de cerrar (Patricio Vega), una gran técnica y fotografía logradas, el quiebre del género policial, entre los principales. No se pudo escapar de las comparaciones con “El secreto de sus ojos” en la que Darín también interpreta a un hombre de la Justicia por lo que coincido plenamente en que hay que mirarla sin preconceptos. Cosa un tanto difícil pues al revés de muchos que esperaban demasiado de la película, yo no esperaba nada porque el título parecía aludir intertextualmente – si se puede forzar el concepto- a su antecesora. Cosa bastante buena y promisoria si se considera que puede venir la síntesis de una inevitable triada (aunque se hable de otra más antigua como Nueve Reinas).
Lo que resulta insoslayable subrayar es la calidad del film desde todo punto de vista y en mi opinión se trata de una película inteligente.
Tesis sobre un homicidio remite necesariamente a “La estructura de la Justicia”, título del libro que presenta un especialista en Derecho Penal, Roberto Bermúdez, quien se dedica a dar clases en la UBA. Se infiere que ha de poner en dudas esa estructura por un diálogo irónico sobre la Justicia en relación al homicidio de la hermana de Laura, charla que mantiene con un Juez amigo (papel que Puig nos adelantó en una entrevista con Salta 21), quien además es el marido de su ex esposa Mónica. Y paradójicamente, el sospechoso de Bermúdez, su mismo alumno Gonzalo, es quien habla de una falta de leyes acordes a un sistema judicial donde reina la anarquía.
En el Seminario de Bermúdez, este hace una gran pregunta: ¿en qué se basa el Juez para condenar? La respuesta obvia de la clase es en “las pruebas” y en lo que dicen «los testigos”. Sin embargo, el autor del guión propone algo más, de allí que la respuesta del especialista es “en los detalles”. Y sinceramente, después de haber accedido a alguno que otro expediente para realizar notas periodísticas, como espectadora necesitaba una respuesta creíble. Pues he leído cómo los Jueces “interpretan” los hechos sin conectar los detalles que aparecen o tardíamente o no aparecen nunca. ¿Qué pasa cuando un Juez se basa en sus subjetividades? Se expone a las contradicciones. Si las pruebas y las declaraciones no son suficientes me parece bien buscar los detalles. A partir de allí se puede hacer una búsqueda. La idea, según entiendo, no fue ahondar, sino dar indicios, tampoco didactizar sino cuestionar.
Bermúdez podría haber aparecido leyendo un diario del que no se registre nombre. Pero aparece leyendo “Clarín”. Es un signo político evidente y me pregunto si esto no se relaciona directamente con la polémica que suscitaron sus dichos días antes del estreno donde abiertamente cuestionó a la multimillonaria Cristina cuya fortuna crece, adquirida por la usura, redoblada con creces por concesiones a multinacionales para que nos roben nuestros recursos, entre otras formas de enriquecimiento. Y vamos a decir la verdad: le prendió fuego a la mecha y después titubeó cuando la presidenta le envió la carta. Igualmente lo banco a Darín porque me interesa como actor más que como contestatario del pulpo negro.
Volviendo al film, aparece otra publicidad, esta vez la del whisky que consume el protagonista, al que se le suma la condición de bebedor, además de poseer una especie de neurosis obsesiva por la que cree haber descubierto a Gonzalo en su revelación psicopática, presunto autor del homicidio de una joven cuyo cuerpo aparece debajo de la ventana donde se dicta el posgrado de derecho.
Roberto no podrá convertirse en héroe ni demostrar a la Justicia su tesis sobre un homicidio como tampoco conoceremos la tesis que escribe Gonzalo para aprobar el curso. Lo único que nos toca dilucidar como espectadores, es quién tiene la verdad.
De a ratos, la duda se vuelve la única percepción de la realidad en un juego entre Roberto y Gonzalo quienes como llevados uno por la soberbia otro por el prestigio, actúan de manera poco racional en una tácita competencia de egos. En el triángulo amoroso o entre el dúo contrincante, aparece Laura. El papel de Calu Rivero marca una nueva tensión por ser una variable no prevista en el proyecto Tesis.
Tesis es un proyecto sobre un homicidio que, de manera inteligente, sólo puede resolverse con la observación de los que están del otro lado de la pantalla. Como si los verdaderos jueces, en un doble rol, fueran loe espectadores. De última, quien condena es la sociedad. He ahí el gran detalle.
– Notas relacionadas:
Picante: Ricardo Darín criticó el momento político y social del país
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Respuesta de la presidenta a Darín: «usted es uno de mis actores preferidos»
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Lo que la presidenta no le dijo a Ricardo Darín
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Arturo Puig, protagonista de El precio: “me visto del personaje y salgo a escena”
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Oscar 2010: “El secreto de sus ojos” ganó el premio a la Mejor película extranjera
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