La versión histórica del director Steven Spielberg nos traslada a una conmovedora decisión de un presidente norteamericano que será recordado por siempre por abolir la esclavitud.
La composición paternalista de Daniel Day-Lewis sobre la figura de Abraham Lincoln no deja lugar a dudas sobre su brillante actuación. El film, si bien está centrado en la emblemática imagen del presidente, muestra las intrigas de los votantes y ciertos puntos oscuros de la política ejercidas con la “pureza” necesaria de un hombre por ganar la dignidad de toda la humanidad. Algo así como “el fin justifica los medios” aunque esta vez, el fin era noble y por ello, justificable. Creo que por ese lado, la película gana más adeptos puesto que exhibe cierto carácter ambivalente del personaje central, quien tiene un único objetivo: la libertad de su pueblo.
La manera en que el director presenta el relato convierte al protagonista en un cabal ejemplo para todas las naciones del mundo y su virtuosismo se traslada hacia una mirada universal de una especie de “hombre heroico” que supo sobreponerse a la gran contra de burgueses y conservadores que se oponían a declarar libres a los negros.
La película eleva una parte de la historia de los EEUU a una grandiosa e incuestionable épica, epopeya de valores a emular, al tiempo que logra provocar tensión sobre el resultado de la votación de la Decimotercera Enmienda a la Constitución que prohibiría la esclavitud con una técnica impecable y un excelente guión (Tony Kushner). El film está armado sobre diálogos muy políticos que no tienen desperdicio cuando se presentan frente a una audiencia que no espera ver tiros o escenas de pasión. Una vez sumergidos en la historia, la trama te atrapa por completo.
Tommy Lee Jones como Thaddeus Stevens (defensor de la igualdad de razas) patea muy bien los goles de media cancha con su participación y en un determinado momento, uno de los votantes declara en el recinto de la cámara. “esto es historia”, como una estrategia del discurso que anticipa en el pasado, la importancia del valor histórico de las consecuencias.
Demócratas y republicanos armarán una controversia en un drama histórico que propone admirar personajes de la talla de Lincoln, quien poco antes de morir, lideró sin altanerías en medio de una guerra de conflictos económicos, con sólo contar anécdotas y con sólo creer en la igualdad de los hombres.
Bien merecido el Oscar a Mejor actor para Daniel Day-Lewis, quien logró sacar un carisma inigualable a la figura de un presidente que se torna querible, asesinado en el teatro durante la función de Our American Cousin, una comedia musical, el 15 de abril de 1865, pocos días después de la promoción de la aprobación de la Decimotercera Enmienda.