Llegó ayer a Roma y se reunirá hoy con Bergoglio. Mañana presenciará la entronización del máximo representante de la Iglesia Católica. Con esto la presidenta muestra un absoluto y total descaro.
Las relaciones entre el ahora ex cardenal Jorge Bergoglio y la mandataria no fueron buenas y durante varios años se profundizaron las diferencias, sobre todo cuando Bergoglio denunciaba la corrupción en Argentina y el crecimiento de la pobreza, dos conceptos que a la presidenta le molestaron sobremanera y le dio vuelta la cara al cardenal. Muchos aplaudieron el “gesto” cuando Cristina Kirchner decidió no acompañar con su presencia los Tedéum oficiados por Bergoglio, como si este corte de rostro evidenciara un despegue de la Iglesia Católica por parte del gobierno nacional. Mucho se habló del intento del gobierno kirchnerista por dividir la Iglesia. Quizá el estrecho vínculo con Abuelas de Plaza de Mayo y la sospecha que recae en el nuevo pontífice sobre su supuesta complicidad con la dictadura, habrán tenido que ver. Actualmente hay un grupo de opositores junto al de Abuelas que reclaman que Bergoglio diga la verdad sobre lo que sabe acerca del secuestro de dos jesuitas y otros desaparecidos que, según se publica en otros medios, conoce bien Francisco I de cuando integraba la Compañía de Jesús en épocas del genocidio.
Las reacciones de los funcionarios de Cristina, cuyo rechazo a Bergoglio viene desde el ex presidente Néstor Kirchner, no se hicieron esperar. El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck mostró su asombro por la elección realizada por los cardenales del Vaticano: «No sé qué aporte ha hecho la Iglesia argentina para que lo hayan nombrado como Papa». Mientras que Agustina Kampfer, la pareja de Amado Boudou, twitteó: «No entiendo; ahora somos todos reee católicos y la Iglesia es la casa de Dios de verdad?» Y agregó: ”Bergoglio sigue siendo investigado por la participación de la Iglesia en delitos de lesa humanidad. Ni olvido ni perdón».
El inicio de la especulativa postura de la presidenta fue cuando se pronunció el nuevo nombre del electo Papa, quien es por vez primera latinoamericano, argentino y jesuita, tres cualidades que parecen romper la cabeza del mundo entero. El Papa, para muchos, representa humildad, humanidad, austeridad, pobreza material, es decir, un Papa “Sudaca”, un jerarca tercermundista, imposible de concebir en una Iglesia que siempre dio muestras de soberbia fortuna, llena de oro y oropeles, de básica sordera frente a la pederastía de los sacerdotes y que representó, hasta los actuales inicios del siglo XXI, a una de las instituciones más ricas del mundo, que habla de pobreza con eclesiásticos sentados en mullidos sillones de terciopelo y que interviene en asuntos políticos para mantener su poder y frenar el desarrollo. Cuando se supo el nombre de Jorge Bergoglio de boca de la presidenta en Tecnópolis, se oyeron silbidos. Fue evidente el rechazo que causó en el gobierno argentino.
Comenzaba entonces, una suerte de extrema falsedad con la misiva que la jefa de Estado envió a Bergoglio tras conocerse su elección: «En mi nombre, en el del Gobierno Argentino y en representación del pueblo de nuestro país, quiero saludarlo y expresarle mis felicitaciones con ocasión de haber resultado elegido como Nuevo Romano Pontífice de la Iglesia Universal. Le hago llegar a su Santidad, mi consideración y respeto». En realidad, el acotado texto era una muestra evidente de cierto malestar y parece haber sido más obligado y protocolar que sentido. Además, según se dijo, salió un poco tarde ya que hasta el mismo Maduro desde Venezuela había felicitado al nuevo Papa y llegó a decir que fue por obra de Chávez en una especie de conexión con Dios por haber resultado ser latinoamericano el máximo jefe de la Iglesia.
Y Cristina ahora está en Roma. ¿Paseando su arrepentimiento? O sigue siendo hábil política que quiere congraciarse con el Vaticano, ya que logró que en el mundo nos queden pocos amigos con el cierre, por ejemplo, de las importaciones.
Un gesto que merece el aplauso de muchos es cuando el diputado radical Ricardo Alfonsín fue invitado a integrar el grupúsculo que viajaría al Vaticano en el avión presidencial y dijo que iría, pero por aparte. Alfonsín pagará su pasaje a Roma y se hospedará en el hotel Santa Chiara -distinto al de la comitiva presidencial-, un tres estrellas a 10 cuadras del Vaticano, el mismo donde solía alojarse su padre, el ex presidente Raúl Alfonsín.
Y para hacer un poco de memoria y que después ciertos lectores no nos llamen imbéciles que mal interpretamos los signos del poder de Cristina, recordemos que Fernández de Kirchner concurrió al Tedéum que se realizó en la Basílica de Luján el 25 de mayo de 2010, con motivo de los festejos por el Bicentenario. La primera mandataria asistió a Luján junto a los integrantes del gabinete y su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner. La misa estuvo a cargo del arzobispo de Luján-Mercedes, monseñor Agustín Radrizzani. Bergoglio, en tanto, encabezó otro oficio religioso por la Patria en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. La oposición decidió acompañar este Tedéum para no politizar el acto religioso, que terminó por ser polítizado. Los Kirchner inauguraban así, la costumbre de no acudir a la Catedral Metropolitana para los actos religiosos, es decir, se federalizó el rechazo hacia el ex cardenal de Buenos Aires. Pero la ruptura definitiva entre Los Kirchner y Bergoglio sobrevino en el Tadéum del 25 de mayo de 2004, durante la presidencia de Néstor, cuando el entonces cardenal hizo referencia a “las luchas internas, la ambición compulsiva y las componendas de poder que absorben las instituciones”. En otra parte expresó que “este pueblo no cree en las estratagemas mentirosas y mediocres. Tiene esperanzas pero no se deja ilusionar con soluciones mágicas nacidas en oscuras componendas y presiones del poder. No lo confunden los discursos; se va cansando de la narcosis del vértigo, el consumismo, el exhibicionismo y los anuncios estridentes”.
Ya en el 2008, la presidenta no quiso asistir al Tedéum por el 9 de Julio en la provincia de Tucumán, presidido por el arzobispo Luis Villalba en la Catedral. En la oportunidad se comentó que lo hacía para evitar la crítica del religioso por los conflictos del campo. Ese mismo año, estuvo en Salta para el del 25 de Mayo en el marco del 198 aniversario de la Revolución, cuando Urtubey se decía – aún- Kirchnerista.
Cuando Cristina Fernández de Kirchner no sabía quién resultaría electo Papa, había dicho que asistiría al Vaticano; cuando supo que se trataba de Bergoglio, confirmó su presencia en la coronación. Tal es así, que estará haciendo tripas corazón. Pero no fue capaz de sostener su postura de rechazo ante los ojos del mundo y frente a eso queda como la histórica hipócrita a quien Francisco I, antes cardenal, le había solicitado 14 audiencias y nunca lo recibió. Nunca.
La histórica hipocresía de Cristina Fernández de Kirchner desde Roma
Por favor! El Papa habla continuamente del amor, el perdón, la reconciliación. Es lo mismo que nuestra Presidenta nos dice continuamente. Falta conocer a Cristina, nos queda el tamiz dado por gente interesada en no se que intereses, pero que no son los de la mayoría del pueblo argentino. Los tedeum en distintas catedrales fueron aceptados por el actual Papa, viendo en ellos un real principio de un país que quiere ser un poco más federal (por supuesto esto no se dice, no conviene).
Además este gobierno ha mejorado su relación con la Iglesia con respecto a otras épocas, pero eso no quita que debamos criticar lo que pensamos que debe ser distinto. Todos nos enojamos cuando la Iglesia se mete en política.
Con respecto a las críticas que algunos sectores hacen, esto es la democracia, donde todos podemos opinar o acaso no hubo gente que rescató un supuesto pasado nazi del Papa anterior? Por suerte todos podemos hablar, los cristianos además estar esperanzados con un cambio, pero ojo, no en el gobierno sino en la Iglesia.
Paz y amor para todos!
Marta