Se presentó el conocido grupo que lidera Marcelo Gutiérrez, perseverante y estudioso.
Salta, domingo 24 de marzo de 2013. Sala de la Fundación COPAIPA. Tributo a Mozart VI. Rita Corces (flauta traversa, soprano). Alicia Coratolo (oboe y corno ingles). Aleksandre Urushazde (violín). Germán Duarte (viola) Jorge González (violonchelo) Marcelo Gutiérrez (clarinete). Cuartetos para flauta, clarinete, oboe con trío de cuerdas K. 298, 317d, 370/368b. Tres momentos de “La flauta mágica”, ”Misa en do menor”, y “Cosi fan tutte”.
Conocí la sala de la Fundación COPAIPA (Consejo Profesional de Agrimensores, Ingenieros y Profesiones Afines) de buena dimensión para la música de cámara y a pesar de su estructura rectangular, de buena acústica, asientos comunes pero cómodos y estéticamente agradables a la vista. Allí se presentó el conocido grupo que lidera Marcelo Gutiérrez, perseverante y estudioso. En verdad desde su primera presentación acreditó valores y posibilidades que van creciendo día a día. En esta presentación apareció la cohesión y la firmeza en buenos ataques y finales de frase. Decidieron seguir homenajeando al fantástico Mozart verdadero ejemplo del clasicismo del siglo XVIII, refinado, justo, elegante. La inventiva del autor, ya lo dije antes, es casi infinita y en estos cuartetos se reveló nuevamente esa característica.
El K. 298, con su bella melodía a cargo de la flauta y su relleno armónico por violín, viola y violonchelo tuvo detalles que solo la comprensión y el estudio previo pueden lograr como cuando las cuerdas doblan el compás para realzar aun más al instrumento solista. La música mozartiana de los K. 317 y 370 es fresca, y requiere destreza que el grupo tuvo en todo momento. Sus eslabones armónicos están tratados para que el que lleva la voz principal realce en todo momento lo que el compositor pensó para él. Los instrumentistas rayaron a buena altura pero el oboe de Coratolo fue sobresaliente.
Finalmente las tres arias cantadas por la soprano Rita Corces. Su timbre oscuro estuvo muy bien en la Pamina quejándose de que Pamino no la amaba y el pasaje del Credo de la misa donde la letra dice que Jesús se encarnó por el Espíritu Santo en María Virgen y se hizo Hombre. Y cuando temía que ese timbre jugaría en contra de su Despina, reservado para una soprano ligera, debo reconocer que su papel fue más que digno. Buen lugar, buenas páginas instrumentales y arias bien cantadas.
