El sábado 4 de mayo por la noche se dio cita en el Teatro del Huerto de Salta, a la obra dirigida por Luis Romero, Humores que matan, que tuvo gran aceptación de un público que colmó la sala y aplaudió de pie.
Sam es un engañador incontrolable, un Don Juan interpretado por el galán maduro Edgardo Moreira, quien a pesar de tener poco tiempo escénico, es el eje de la discusión y del conflicto de la obra por la que dos amigas, Phyllis (Soledad Silveyra) y Carol (María Valenzuela), se enfrentan en un duelo despiadado por el amor donjuanesco del sagaz abogado. Sam es marido de Phyllis y amante de Carol, chamuyador empedernido y experto en burlar a las damas de Manhattan, especialmente a las de la clase de la calle «Central Park West», como se denomina originalmente la obra del reconocido Woody Allen, director, guionista, actor, músico, dramaturgo, humorista y escritor estadounidense, personaje que genera ambigüedad y ambivalencia, de notable influencia para el cine de ruptura, cuyas genialidades son prácticamente imposibles de digerir, y no por ello, dejan de ser lo que son. “Medianoche en París” me cerró como una pintura surrealista, arte al fin, de sensaciones estéticas conmovedoras. Su última “A Roma con amor”, es más que nada comercial e impone necesariamente una segunda mirada para interpretar cierto humor que termina siendo reflexivo.
La irrupción escénica de Alejandro Paker como Howard, es sorprendente, un personaje “sacado” interpretado por un seductor que hace del patito feo de la historia frente a una casi diva esposa como Carol. Maníaco depresivo, le da una cuota de extrañeza a la comedia a la par que de un raro ambiente de humor paradojal y controvertido.
Cuando todo parece indicar que el galán maduro de Sam tendrá éxito, aparece una casi adolescente mujercita interpretada por Juana Schindler. A partir de allí surge una inesperada contrariedad y el escenario, repentinamente, se convierte en otro muy distinto y adverso. Quien antes era el burlador, termina por ser burlado.
Soledad Silveyra, quien compone a una exitosa psiquiatra, procede con frialdad y acidez ante su rival, se luce interpretativamente por su rol de mujer engañada pero triunfadora, mientras que a María Valenzuela le toca el costado difícil de lo patético, increíblemente sobrellevado. Ambas fueron humilladas, pero «aquí» nadie gana, todos pierden. Y el desamor ya no cuenta, cuentan las desilusiones que se suceden segundo a segundo en tensas situaciones de exasperante comicidad.
“Humores que matan” es la mejor traducción para esta obra que bien podría reflejar la pálida biografía de un genio del arte, cuya publicidad fue más un trampolín a la fama que un traspié del destino.
Una comedia que tensiona, entretiene y permite gozar con su fatal desenlace.
Ficha técnica: «Humores que matan». Libro : Woody Allen (Central Park West) / Dirección : Luis Romero / Intérpretes : Soledad Silveyra, María Valenzuela, Alejandro Paker, Edgardo Moreira, Juana Schindler / Iluminación : Marcelo Pastorino / Escenografía : Marcelo Valiente / Vestuario : Pablo Battaglia / Dirección de producción : Litogras/Andrés Parodi / Producción general : Javier Faroni / Duración : 90 minutos.
– Fotos tomadas por Salta 21