Una miserable suma de $1012 es el reconocimiento al Mérito Artístico en Salta

El gobierno destina al pago mensual de las pensiones artísticas una suma de 161 mil pesos. Un vuelto, teniendo en cuenta lo que gastan en viáticos los funcionarios en viajecitos poco y nada necesarios, en propaganda oficial (pautas, carteles, spot, publicidad), etc.

No hay que olvidar (más todavía a la hora de votar) que en la época de Romero, mediante decreto 2146/97 firmado por Sonia Margarita Escudero (Sec. Gral. de la Gobernación); Dr. Antonio Lovaglio Saravia (Ministro de Educación); Eduardo Zamar (Vicepresidente de la Cámara de Diputados) y Raúl Paesani (Ministro de Hacienda), se modificó el artículo 5º de la Ley 6475 (1987, Ley de Reconocimiento al Mérito Artístico) para cancelar la movilidad, es decir, la posibilidad de ajustarse periódicamente de acuerdo a las variaciones del costo de la vida.

En el 2011 Virginia Cornejo (diputada por el PPS) presentó un proyecto para reformar el artículo 5º de la Ley con el objetivo de incrementar la suma que se cobra mensualmente y propuso que sea tres veces mayor al haber jubilatorio mínimo que rondaría en los 6 mil pesos aproximadamente. ¿Y qué pasó con esta iniciativa?

Claudia Silvina Vargas (senadora, UCR – Cafayate) propuso modificar el artículo 3º para que más artistas con 20 años de trayectoria puedan acceder al beneficio sin necesidad de haber trabajado en compañías nacionales e internacionales, lo que complejiza las posibilidades para muchos que han contribuido a la cultura local. ¿Pasó a la práctica? ¿Se efectivizó?

Mérito artístico es una categoría que resalta las virtudes de una persona que justamente posee las cualidades necesarias para recibir un reconocimiento. Hay artistas de Salta que literalmente viven en la pobreza, algunos dirán “dignamente”, pero no creo en frases hechas. El pobre no vive dignamente. Sobrevive.

¿Qué recompensa puede representar para un artista que trabajó 20 años cobrar una suma paupérrima? Un par de botas cuestan mil pesos. No hablemos de servicios ni de impuestos ni de comida. El artista es un trabajador que merece las mismas consideraciones que cualquier otro aunque en la vida la gente se pase preguntando, “además de ser poeta o actor o músico, ¿trabajás?”

Nadie es artista para cobrar una pensión. Nadie se dice a sí mismo “voy a trabajar de artista 20 años para cobrar el mérito artístico”– que tampoco es fácil porque está burocratizado. Lo pongo así porque hay algunos que piensan como piensan los que nos gobiernan: que los artistas (sobre todo los locales) son el último orejón del tarro.

Los artistas funcionales a los gobiernos cobran por una funcioncita lo que se les paga al centenar y medio de artistas mensualmente por una pensión vitalicia que se quedó atrasada. No pueden hacer marchas, ni huelgas, ni piquetes. Es la sociedad en su conjunto la que debe apoyar su reclamo desoído realizado muchas veces a este gobierno que puso en piloto automático el pago, congelándolo desde hace varios años. Para una minoría el beneficio se suma a otra entrada de dinero y no vive exclusivamente de este otorgamiento, pero no por ello el monto de mil doce pesos deja de ser irrisorio.

¿No le da escozor a Urtubey señalar que el ejecutivo busca “valorizar a quienes, con su invalorable aporte, contribuyeron para que el arte y la cultura salteña trasciendan nuestras fronteras”? Palabras que manda a decir cuando se otorga la pensión.

Este demérito artístico conduce a la indignidad y empaña el logro y el valor de una persona que entregó su vida a la cultura.