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domingo, noviembre 24, 2024

Un abrazo a León Ferrari

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León Ferrari, fallecido el jueves pasado, reflejó su compromiso con los derechos humanos y ejerció a través de sus cuadros e instalaciones una valiente crítica al poder, la religión y la represión.

Una de sus obras más recordadas es la serie denominada “Nosotros no sabíamos”, presentada en 1984, un collage con recortes periodísticos sobre la represión militar, publicados durante la Dictadura, deshaciendo el mito de que la sociedad argentina “no estaba enterada de lo que sucedía”. En 1991, Ferrari ilustró una edición especial de “Nunca Más”.

León tuvo “una vida combativa, un arte no complaciente, un pensamiento permanente, tuvo una mirada pícara, un fulgor entre nosotros. Fue también el más grande artista contemporáneo argentino, con una vida larga, dura, llena de pruebas, fracasos, dolor y coronada con justicia, con el reconocimiento nacional e internacional”, expresó el dibujante Miguel Rep. “Él llevaba todo eso en su cuerpo: desaparición, exilio, muerte, amigos muertos, combate, belleza, pero siempre ganó la belleza y el humor. Se fue un hacedor de luz”-dijo.

El carácter punzante e irreverente de su obra, que a lo largo de los años hizo foco en cuestiones ligadas al sexo y la religión católica, le valió al artista León Ferrari las críticas del actual papa Francisco, quien condenó una muestra presentada en 2004 en el Centro Cultural Recoleta. Es una «blasfemia» y una «burla a los valores religiosos y morales de los argentinos», sostuvo por entonces el arzobispo Bergoglio a propósito de las piezas exhibidas, entre ellas una pintura de un Cristo sobre un bombardero estadounidense, vírgenes en botellas de vidrio, una imagen desnuda a la cantante Madonna frente al papa Juan Pablo II o frascos con preservativos pintados con la imagen del Sumo Pontífice. En su respuesta a Bergoglio, Ferrari dijo que atacó a la iglesia por los «delitos que cometió en Argentina y en otras partes» y finalmente la exposición fue retirada antes de tiempo después de varios ataques violentos a la obra del artista.

Los restos de León Ferrari fueron inhumados el viernes por la tarde en el Cementerio de la Chacarita por una multitud de familiares, amigos y artistas que, con un fuerte aplauso, despidieron a uno de los más grandes artistas plásticos de la Argentina, reconocido en todo el mundo por una inmensa obra marcada por la provocación, la política y la religión.

En la ceremonia, donde se encontraba Alicia Barros Castro, con quien Ferrari estaba casado desde 1946, se recordó también a Ariel Adrián Ferrari, hijo del artista, desaparecido por la última dictadura militar, y se colocó una foto suya junto a los restos de su padre, en el Mausoleo Augusto C. Ferrari y Familia.

«Este abrazo es para vos León y para vos Alicia, para esta hermosa familia que tienen. Este es el abrazo fuerte de todas las Madres de Plaza de Mayo», dijo Tati Almeyda, Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, entre los aplausos de la gente reunida en torno al cajón del maestro.

Y expresó: «nos conocimos porque tenemos algo muy especial en común, Ariel y los 30 mil. Están acá, están diciendo `chau`, están diciendo `León no se ha ido, siempre va a estar con nosotros`».

Por su parte, el director del Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Eduardo Jozami, contó: «conocí a León en la década del `60, por amigos en común, pero sobre todo por la vida política. En esos años León era un amigo muy solidario, alguien que curiosamente creía que lo importante era lo que estábamos haciendo nosotros. Él se concebía como un acompañante, un artista que apoyaba a los que militaban en política».

«Después pasó lo de Ariel -continuó-, casi todos los que estamos acá tenemos una historia trágica, que paradójicamente nos unió más. Sabemos que era un artista excepcional, uno de los más importantes, pero lo más notable es que siempre siguió siendo un amigo, sencillo, tremendamente querible. Demostró que se podía ser un gran artista, alguien comprometido y un gran ser humano».

El periodista Luis Bruschtein, a su turno, muy conmovido, dijo que «nunca pensé que me iba a tocar hablar en esta circunstancia, porque siempre pensé que León era eterno. Recuerdo que íbamos con mis hermanos a verlo a su casa de Castelar, éramos adolecentes. León fue un verdadero maestro, alguien que siempre estuvo ahí. Era un abridor de ventanas».

Por último, una vocera de la Fundación Augusto y León Ferrari, leyó: «León, en tu vida creaste un mundo nuevo para volverlo más justo, bello y pleno. León, nos acariciaste con tu delicadeza, nos iluminaste con las tintas y papeles, nos enamoraste y nos despertaste con tu carácter; nos hiciste pensar, sentir y vivir con heliografías, planetas y collages».

«Nos sorprendiste y nos llenaste de ganas de seguir adelante, nos enseñaste que en esta vida todo es posible. León, que además de toda tu obra creaste una manera de ver definitiva en que la muerte solo afirma que la vida es infinita. Te vas en paz y lleno de vida, vas a estar para siempre en nosotros, en nuestros hijos y nietos». (Fuente: Télam)

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