«Flores de acero» o seis mujeres de pie frente a la vida

Nora Cárpena, Doris Del Valle, María Rosa Fugazot, Carolina Papaleo, Irma Roy y Luciana Ulrico dejaban el Teatro del Huerto (Salta) anoche cerca de las 24, 20 hs. para poder ir a cenar luego de dos funciones en las que el público reconoció con aplausos y “bravo bravo” este notable elenco de primeras figuras del país. Una obra con un argumento atractivo y visceral recorre los escenarios del país.

Luego de la función de las 22 hs. (la primera fue a las 20) las actrices se sacaron fotos y salieron como verdaderas leidys del teatro.

Irma Roy (Ofelia), con una personalidad avasallante tanto en el escenario como en la vida real, dice a mi comentario de “Ofelia es una gran mujer, con un carácter jodido”: “Es una tierna. En realidad está pidiendo a gritos un poco de amor». «Es cierto, no lo había visto desde ese punto»- contesto. «Pero tiene vergüenza de decirlo”– agrega. Irma es una artista talentosa. Tiene una simpatía y una entrega que son notorias.

Le pregunto a Irma, al paso que se acerca Carolina Papaleo (Julia): “¿Cómo es compartir el escenario con su hija?” “Y por eso estoy más emocionada todavía, imagináte; es mi hija la que sufre con su personaje”. Sonríe como si estuviese en TV o frente a las cámaras. Su porte es el de una actriz de aquellas.

Carolina comenta: “sí, lo último que hice en teatro fue con China y de ahí empalmé con esto” (Recordemos que la vimos junto a China Zorrilla en “Camino a la Meca” en el 2006, también en el Teatro del Huerto). “Seguimos de gira, ahora hacemos todo Bahía”.

Nora Cárpena (Marilú) sale junto a María Rosa Fugazot (Tina). Son recibidas y elogiadas por el público en el pasillo. María Rosa dice: “ensayamos cerca de dos meses, con algunos altibajos, cambios y demás…” “Anteriormente, en comedia estuve con Porteñas ”. Una actriz que dejó mucho en la obra, es la dueña de la peluquería donde como rutina, seis amigas comparten alegrías y tristezas, se dan fuerza para continuar y también, a veces, pelean un poco.

La aparición de Doris del Valle (Clara) por la sala, también fue un paseo de reinas. Una mujer con gran talento para el humor y el gajs, aporta picardía a la obra. “Gran elenco, ¿cómo hicieron para reunirlas a todas?”- le pregunto. “Fue fácil”– dice sonriendo con ironía y saludando a su despedida.

La más joven del elenco, Luciana Ulrico (Anita), también recibió saludos y felicitaciones a su paso. En la obra aporta el elemento sorpresa, ya que su vida es dramática pero resuelta con humor. Se hace devota de un pastor para componer su vida. Pero consigue un marido nuevo y pronto tendrá a su bebé.

La obra

“Flores de acero” (”Steel Magnolias”) fue estrenada en cine en 1989 con la actuación de un elenco impresionante: Shirley MacLaine, Julia Roberts, Sally Field, Dolly Parton, Daryl Hannah y Olympia Dukakis. En teatro fue premiada en el mundo entero y en Broadway, en donde se vio por tercera temporada durante 2006, se llevó el Premio Tony a la mejor comedia dramática. En nuestro país, en 1996, tuvo la primera versión teatral protagonizada por Dora Baret, Paola Krum, Aída Luz, Fernanda Mistral, Carolina Papaleo y Norma Pons.

Mujeres de acero

Julia es diabética. Marilú y todas las amigas de la peluquería de Tina están preocupadas. Primero por la boda y luego por su embarazo. No debía arriesgar su vida para tener un bebé.

Muy bien resuelta la transformación de Julia: pérdida del pelo y cambios que denotan su pésima salud. Marilú también aparece físicamente distinta, luego de haber donado el riñón a su hija sin buenos resultados.

Ofelia, una mujer rica, es seria y quejosa; en mi opinión es uno de los personajes más logrados. Nada le cae bien y hace 40 años que está de mal humor. Sus cambios se notan porque aparece nuevamente un hombre en su vida: “Yo no tengo la culpa de que me deseen”- exclama. Y se gana la simpatía del público.

Clara tiene un vestuario espectacular. Ella misma en su forma de vivir es como una estrella de cine. Su aparente frivolidad se destiñe frente al dolor y la amargura de sus amigas pero siempre intenta hacerlas sonreír. Se desplaza muy bien en el escenario y enriquece su personaje cuando compra la FM o cuando comenta que su sobrino es gay pero que a ella no le importa. Tiene mucho dinero pero la amistad es lo que más vale para ella.

Tina, una excelente composición de Fugazot, trata de hacerlas ver bien a sus amigas con sus peinados. Tiene siempre una salida oportuna. Es un personaje querible y dramático.

Marilú, en un personaje novelesco, se quiebra frente a la muerte de su hija. Muestra entereza y nobleza en sus actitudes. Cárpena se juega su mejor carta en su monólogo final, en el que relata el mejor sublime de su vida: el nacimiento de su hija.

La obra refiere a que no es natural enterrar a los hijos, la ley de la vida es que los hijos entierren a los padres. Este es el momento más difícil para todas.

La idea del paso del tiempo también fue bien resuelta. Se sucede rápidamente y para ello se usa un buen vestuario, vistoso y moderno, con colores armoniosos. El preferido de Julia es el rosa. Mucha elegancia en las actrices, el vestuario deslumbra y las joyas de Clara sobresalen.

Anita, jovial, alegre y optimista, entra en el mundo de las “grandes” y aunque actoralmente tiene mucho para crecer, deja una cuota de frescura.

Julia, un personaje que encara su problema desde el deseo de tener un hijo pese a su enfermedad, se enfrenta con el deterioro físico sin abandonar su amor maternal, heredado de su amorosa madre (Marilú). Papaleo por momentos brilla en el escenario y su protagonismo está dado más que nada porque el drama gira en torno a ella.

La fortaleza de las mujeres está puesta en el día a día, en la lucha cotidiana, en las pequeñas cosas, en los sueños comunes, en la necesidad de amar y ser amadas o de ser madres.

Estas mujeres de acero cargan con una larga vida vivida. La gran paradoja de esta comedia dramática es que mientras se crea una vida otra se termina. Pero el acero de sus corazones las sostiene hasta el final, de pie, siempre de pie.