El espectáculo arranca con un imagen ceremonial del velatorio de Mercury al compás de “The show must go on”. Anoche en el Teatro del Huerto (Salta), un público emocionado aplaudió de pie a Piquín y elenco. Los ecos de las canciones del mítico rockero resonaban por la sala.
A Hernán Piquín y Freddie Mercury los une el amor por el escenario. La propuesta de hacer teatro-danza ballet sobre una leyenda de la música popular nació en el 2009, ideada por Ricardo Aráuz. Fue tiempo después de dar el ok cuando Piquín salvó su vida milagrosamente tras sufrir un accidente tremendo, pero le anunciaron que no podría seguir bailando. No sólo volvió a hacerlo sino que su “Freddie” se convirtió en un éxito, y eso es algo que tiene que ver con la pasión por la danza y porque Piquín nació bailarín.
La obra sobre la vida de Farrokh Bomi Bulsara, nombre real de Freddie, muestra las distintas facetas del líder de Queen: su infancia en África, su adolescencia en un internado de Bombay donde fue abusado sexualmente, cuando conoció a Mary Austin (su esposa), el enamoramiento de una mujer que en realidad era un hombre con tacos y su entrada a la homosexualidad, los excesos con drogas y los encuentros orgiásticos, el padecimiento de su enfermedad cuando le detectan HIV, su posterior muerte, a los 45 años, en medio de la gloria y de sus amores con Jim Hut-ton. Finalmente, la resurrección como mito.
Cecilia Figaredo interpreta plásticamente a Mary Austin mientras suena “Love of my life” y un elenco de bailarines que fueron seleccionados cuidadosamente por Piquín la acompañan en escena, luciéndose todos ellos hasta el final, junto al protagonista estelar de la noche.
Hernán Piquín habla con el público salteño y les dice que las fotos las pueden bajar de su red social.
“We will rock you” en la escena V le impone al espectáculo una gran fuerza. Piquín luce la clásica chaqueta amarilla con botones. El show Piquín-Mercury ha conquistado al público desde el arranque. Tiene el tiempo justo, la brillantez necesaria para ser un clásico en su género, el dramatismo acorde y la energía suficiente. Los signos de la teatralidad son armoniosos y la estética moderna que caracteriza al genio inspirador nacido en Tanzania, le rinden culto a su memoria. Hernán Piquín muestra su talento para el baile a lo largo de las escenas y representa excelentemente la vida del músico con otros temas clásicos. Cabe resaltar que estuvo muy bien resuelta la puesta con pantalla de fondo y elementos escenográficos precisos.
El impacto final del show después de una anunciada tragedia se viene de la mano de “We are the champions”, Freddie sale vestido de rey. Dios ha salvado a la reina.
Elegante, sensual y exquisito, Hernán Piquín es Freddie, un tributo impecable con un baile que eterniza al ídolo británico.
Afuera, cerca de la medianoche, el público femenino aguardó al 
bailarín quien con una gorrita asomó por la puerta que une camarines con pasillo a decir “gracias, gracias a todos”. Nadie perdió la ocasión de tomarse fotos con el elenco que iba saliendo de a uno y de a dos. Tampoco las fanáticas que valoran su talento artístico, su calidez como persona y su buenmozura, perdieron la esperanza de que Piquín vuelva a aparecer y esta vez lo esperaban en silencio, con un silencio parecido al que se hace cuando se abre el telón e inicia el rito dancístico-teatral.
– Fotos tomadas por Salta 21
