Estamos suscriptos sin derecho a la defensa, en los espacios asignados al desarrollo cultural.
A nadie le gusta que lo roben, a mí tampoco. Tampoco a los pobladores de Las Pailas o La Aguada, en los Valles Calchaquíes, descendientes del ancestral Diaguita que fundara el mundo y dibujara el universo cultural por estas tierras. Mucho antes de que llegara el infame conquistador con sus modales y su lenguaje Imperial, y trayendo a cuestas esa amplia paranoia europea, casi afeminada, que los llevara a apropiarse de todo, de casi todo.
Así se conformó el universo colonial, lampiño, que arrojó al hombre y a los pueblos a una condición desconocida: la mendicidad, la ausencia de voz y el oprobio como condición del ser inevitable.
Al medio, entre el dios blanquito y los hombres perro, los capangas, por supuesto. Alguno tiene que hacer el trabajo sucio en esta historia.
Tal vez alguien pueda decir que Ahuerma está aburrido, que no tiene nada que hacer, que gusta irse por las ramas. Que qué tendrá que ver todo ese sistema, que aún sostiene miradas sobre el hombro entre nuestros habitantes, con los tiempos que corren, con la literatura o el arte en la provincia democrática de Salta.
Que qué tiene que ver se los voy a explicar suscintamente. Que al amparo del tufillo que segrega todo ese sistema, al cual estamos suscriptos sin derecho a la defensa, en los espacios asignados al desarrollo cultural (como podría ser una Oficina de Parques y Paseos), enmascarada por el manto de la salubridad que deberían propiciar las artes en el medio social de la provincia, o su estímulo, o la facilitación de los recursos para todo ello, se encuentra, enmascarada como dije, una pálida reunión de usurpadores. Como podrían estar las mujeres del conde Drácula en las Cuevas de Alí Babá solazándose entre los ofidios y las perlas.
Desde allí, como en el caso de un tumor activo en relación a los campos más sensibles del cuerpo social, estos aspirantes a la inmortalidad depredan los recursos asignados al arte y la cultura, recursos que provienen del bien común, es decir de los dineros de todos, y además los recursos que envía la Nación, para no quedarse cortos. Favorecen con impunidad y descaro a los amigos del poder y excluyen sistemáticamente a los artistas, sean escritores, pintores, músicos o artesanos.
Esto no es novedad y todos los días me cruzo con artistas que despotrican contra ese castillo lleno de oscuridad que es la Secretaría de Cultura.
Lo que poca gente sabe es que desde ese mismo núcleo o citoplasma anticultural se maneja el robo de las tierras y la exclusión de los últimos Diaguitas en los Valles Calchaquíes: los allanan con la policía de la Provincia, cargan y arrojan sus pocos muebles en camiones municipales, destruyen sus ranchos con topadoras, aplastan sus sembradíos con rastras oficiales o suboficiales.
También socavan y destruyen los Antigales, no vaya a ser que a alguien se le ocurra pedir el ADN de los actuales pobladores en relación a aquellos originarios que en cómoda posición sedente esperan en la urna un nuevo comienzo de su tiempo en estas tierras.
Al comando de esa depredación en Cachi se encuentra Robles, Ex editor de la Secretaría, del círculo íntimo del Secretario de Cultura, Sergio Bravo, y adonde también se luce la señora Carante de Ragone. Falsas corales de pelaje gris que no sólo aspiran al latrocino de las altas tierras, sino también a la eternidad del Arte: profesores de Letras, aprovechando la reedición que hiciera Cultura de la Antología Cuatro siglos de Literatura Salteña, del poeta Walter Adet, tuvieron el descaro de incorporarse a la antología como escritores de Salta. Sin consultar a nadie y cuando ya hace mucho tiempo que el poeta Walter Adet nos dejara con algo más que su silencio. Burros pardos que aspiran a la Gloria saquean antigales y usurpan butacas en lo que creen que es el tren de la historia.
Lo que no saben es que en algún lugar del viaje los va a agarrar un control espiritual de narcolemia. Los van a bajar del tren de las pestañas en algún lugar como Arizaro o el Salar del hombre muerto. Fraternalmente les aconsejo llevar un GPS, en esos lugares adonde el sol no amerita no existen los puntos cardinales. Y si mi geografía de tercero no me engaña, eso es territorio Diaguita. Ahí les van a cobrar la violación de tumbas, los allanamientos.
La buena noticia es que quizà les den un alma. Van a aprender, cuando reencarnen, lo que es ser Condorí, Quispe, Mamani, Condorcanqui. Lo que es que te metan la mano en la carta astral, que te manipulen el destino, que te dejen sin voz cuando tienes que llamar al 911.
Así también le robaron a la Unión de Escritores Salteños el Proyecto Editorial, en el que yo mismo colaboré a la hora del diseño.
Así es como dos de nuestras escritoras partieron al trasmundo con algunas hojas menos.
A nadie le gusta que lo roben, a mí tampoco. Cuando me tenían que responder por la Ley del Mérito Artístico, propulsada por Gustavo Leguizamón, me estuvieron esquilmando durante cinco años con retruécanos legales para no otorgarlo. Me deben una cuatro por cuatro, aunque eso yo no acostumbro ni uso.
Después la Senadora Sonia Escudero, de la riñonada de Romero, firmó un Decreto que congela la movilidad que le corresponde por ley, de manera que hoy es menor al subsidio de un desocupado, es decir mil pesos. Según las especificaciones de la ley, correspondería diez veces más, por mes. Pero aquí el arte, como el crimen, no paga. Y debe ser el único lugar del mundo adonde un decreto es más que una ley. O sea que en todos estos años me van robando un tren carguero lleno de cuatro por cuatros, aunque yo de eso no acostumbre ni use.
No quiero ser repetitivo diciendo que, de acuerdo a la raíz nacional socialista, es decir Nazi, de la escuelita a la que me refiero, es por demás lógico que se desprecie al artista, a su producto, a la cultura en general, y a la relación que puedan tener éstos con el medio.
No quiero desperdiciar la noche de lluvia nueva, que está hecha para mejores avatares que el estarse acordando de ciertos mausoleos que no deberían abrirse ni para el juicio final.
Solamente quería recordar que a nadie le gusta que lo roben. A mí tampoco.
Primavera del 2013
– Notas relacionadas:
Desagravio a la Antología de Walter Adet
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Carlos Alberto Robles arremete contra la Biblioteca de Las Pailas
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A Fanny Flores, Guadalupe Noble y organizadores del Encuentro de Miradas
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Voces Diaguitas por la Inclusión de la Propiedad Comunitaria Indígena
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Una miserable suma de $1012 es el reconocimiento al Mérito Artístico en Salta
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