Para qué sirven los políticos

Antes imperaba el olfato político, ahora funciona la técnica.

La sensación generalizada es que sirven para muy poco, cuando no se trata de su propio círculo íntimo, de lo cual puedo dar fe en carne propia, pero para la vida institucional son imprescindibles. Lleva a una necesaria primera conclusión: el hecho de que en general no sirvan para las necesidades de la gente, no significa que no tengan un rol primordial en el orden de la vida democrática. En la vida institucional del País, son indispensables, porque la otra posibilidad factible es el quiebre de la misma y las aspiraciones populares están muy ajenas a este propósito.

La corporación de políticos, si bien para el público general están “pintados” sobre todos los representantes provinciales, impacta más por sus deserciones a las prioridades comunitarias que por sus realizaciones. El grueso de la comunidad percibe, con más naturalidad, la portentosa estructura burocrática que construye el clientelismo político que las posibles oportunidades de servicio que los políticos ofrecen. Aún más, es en el imaginario colectivo los llamados “acomodados” al poder (también conocidos como ñoquis), o sea, esa interminable red de allegados a un gobierno por prestaciones brindadas (oportunamente), que el abanico de ofertas y el interés real por brindarlas.

El Dicsurso político

La clave está en lo que constituye el actual Márqueting político, en tanto el ser político trasciende más allá del ideal político, sin pretender sostener que la política es siempre un dilema mentiroso (Las brujas no existen, pero que las hay, las hay) . Las nuevas formas de persuasión de las masas conservan intactas las modalidades de los tiempos sofistas, en que el devenir histórico del discurso y su influencia en lo político, con su origen en el ágora y las plazas públicas se retoma del contexto Aristotélico tomando como base las tres características que él plantea para persuadir al público receptor como: el discurso, carácter del orador y las pasiones que mueve al auditorio.

Son escasos los que creen que la política es un recurso ético, y por ende los políticos deben estar imbuidos de profundas convicciones y principios morales, más bien está la mayoría que considera a la Política como el lugar de la estrategia y las planificaciones coyunturales de campaña, para ello bien ayudan las formas modernas de apropiación de la audiencia, repitiendo formas tradicionales de captación y manipulación masiva. A saber:

– 1) La gente necesita algo en qué creer,

– 2) Necesita que los candidatos sean una solución a los problemas y

– 3) Conlleven así con su desarrollo político y social, convertirse en parte fundamental de la solución que los aqueja. La estrategia comunicacional es el punto clave de los tiempos modernos.

Los medios electrónicos han cambiado la forma de hacer política en el mundo por lo que se resignifican las campañas electorales, siendo este un fenómeno mediático se debe interactuar con este lenguaje de los nuevos medios electrónicos, lo que ha llevado a partir del año 2001 a que se implementen en las campañas políticas estas nuevas modalidades para ganar las elecciones. Las nuevas formas diversas de acceder al elector facilitan la llegada al mismo, pero a la vez hacen más ficcionales a los candidatos, como más distanciado el acceso a sus personas. Se los conoce por las imágenes mediáticas, pero están más distantes como personas físicas. Antes imperaba el olfato político que tenía todas las condiciones para fallar; (el contacto directo) ahora funciona la técnica, la ciencia representada en innovaciones, con esto se vivencia la transformación de la democracia en nuestro entorno.

Finales

Si el elector actual es el resultado del Márqueting político, el ciudadano no es tan libre para elegir un posible proyecto nacional, sino que se obliga al mismo a estar, ampliamente, involucrado en los propósitos del Estado para no dejarse embaucar por los persuasores de turno que anteponen sus propios intereses (los vivos de siempre), esos que mantienen congelada la Democracia a los intereses de los oportunistas, y que los electores reconocen como “otra vez más de lo mismo”. Como dice nuestra Presidenta: ”… y allí empezamos, duramente, no transigiendo, llevando y logrando lo que nosotros queríamos para un día como hoy…” , “…estamos para hacernos cargo de la historia…” (Cristina F. de Kirchner). Y ésta es la única verdad a alcanzar, que el político de nuestra época se haga cargo de la historia nacional que le tocó en suerte, de todo el país, de todos sus intereses, de todas sus etnias, de todas sus regiones, de todas sus producciones (economías), sin vilezas ni renuncios.