La escritora trae a Salta los “Amores Prohibidos” que tuvo Manuel Belgrano, libro que presentará en el marco de «Primavera Planeta», ciclo de escritores que llega a nuestra ciudad cada sábado de noviembre.
La periodista marplatense, Florencia Canale, sobrina lejana de Remedios Escalada, lleva 50 mil ejemplares vendidos de su nuevo libro «Amores pohibidos. Las relaciones secretas de Manuel Belgrano». La novela histórica, un territorio elegido por la autora, se convirtió en un éxito editorial, tal y como sucedió con su primera novela «Pasión y traición» con la que debutó en el género, obra que recorre la historia de la esposa de San Martín como nadie la contó antes. La escritora estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires. Como periodista, trabajó en varias publicaciones: Noticias, Living, Gente, Siete Días, entre otras. Actualmente es editora en la revista Veintitrés.
Florencia Canale presentará “Amores Prohibidos” el sábado 9 de noviembre a las 19 en el Salón Castellanos 2 del Hotel Alejandro I, Balcarce 252. La charla, con acceso libre y gratuito, será moderada por el periodista Nino Ramella. “Primavera Planeta Salta”, bajo la producción general de Franganillo / Comunicación y con el patrocinio del Banco Hipotecario, inició el sábado 2 de noviembre con la presencia en Salta de Soledad Barruti, quien presentó el libro “Mal Comidos”, ante casi doscientas peronas. El próximo invitado es Felipe Pigna (sábado 16 a hs. 21) y cerrará el ciclo Gabriel Rolón junto a Teresa Castillo (23-11, hs. 19).
Salta 21 la entrevistó antes de la llegada a nuestra ciuedad, para hablar, entre otros temas, de la hondura de un romántico incomprendido, según lo define la propia autora.
Detrás de la palabra: Hacia las profundidades del amor
– Cuando era niña, mi madre me dijo que Belgrano fue el único que propuso en su época un monarca Inca. Ahora lo puedo citar: “…sería la Casa de los Incas la que debería representar la Soberanía Nacional, única por que anhelo, tanto más cuanto se me ha hecho la atroz injuria de conceptuarme un traidor, que trataba de vender mi patria a otra dominación extranjera”. Desde allí, forma parte de mis ídolos, además de Güemes y San Martín. ¿Qué aspectos de su vida te llevaron a enamorarte de él, a ponerlo como protagonista de tu novela y a armarte de una importante documentación sobre su historia?
– A medida que fui leyendo aspectos de Belgrano, me fui enamorando más. Que fuera él quien trajera las ideas de la reforma agraria, la educación para señoritas, eso mismo que me decís, que tuviera un vínculo cercano con los pueblos originarios. En fin, es muy difícil no quedar subyugada ante semejante personalidad.
Cuando comencé a leer “Amores prohibidos” quedé asombrada de cómo retratas a Manuel, como “un soltero algo casanova”. El personaje frecuentaba “mancebías” y hasta recibió alguna golpiza de algún hermano de una de sus prometidas. ¿Por qué Belgrano despertaba tanta pasión?
– Supongo que Belgrano despertaba pasiones porque era un hombre interesante. Seductor, le gustaba vestir bien, elegante, olía rico, escuchaba a las mujeres. Él le recomendaba a sus amigos que aprendieran de las mujeres, le gustaba estar rodeado de mujeres. Eso siempre seduce a las mujeres.
Florencia, ¿cómo definirías la pasión? Considero que es algo que te obsesiona- en el buen sentido- y que tu libro anterior tiene que ver también con eso…
– Hago diferencias entre el amor, la pasión, el goce. El amor tiene que ver con la generosidad, con una entrega sin condiciones. Evidentemente, algo bien difícil de encontrar, en uno y en el otro. La pasión y el goce son sentimientos que tendrían que ver, tal vez, más con los bajo instintos. El goce lo veo relacionado con la muerte, con el final trágico. La pasión, te diría que también. Es un sentimiento que te avasalla, que inutiliza a la razón. Y así de fuertes son las sensaciones: de placer y frenesí, como de angustia y tormento.
¿Sos una mujer apasionada? ¿Creés que es cierto eso de que los escritores viven en sus novelas los romances que desearían o al menos, hay en ello cierto goce llamémosle estético, o sexual si nos animamos a más?
– Yo me suspendo en tiempo y espacio mientras escribo mis novelas. Me transporto al siglo XIX (en el caso de mis dos novelas) y soy feliz ahí. Te diría que soy una apasionada de la observación, de la curiosidad, del fisgoneo. Siempre ando detrás de una palabra, de una escena. Y por supuesto, mientras escribo mis escenas de amor, pero también las de padecimiento, las vivo como si yo estuviera ahí. Me río a los gritos y lloro desconsoladamente.
El amor es un tópico literario, pero el amor de nuestros héroes suscita curiosidad, ¿creés que abordar los amores de Belgrano lo humanizan, son estas facetas trascendentales para derribar mitos, sobre su sexualidad por ejemplo?
– Creo que escribir sobre el amor de nuestros héroes los humaniza y los agranda inconmensurablemente. Verlos en todas sus facetas, con sus vulnerabilidades, sus fallas, virtudes, todo, los hace mucho más importantes de lo que se cree. Un hombre como cualquiera, que es capaz de llevar a cabo semejantes hazañas, es inmenso.
¿Pensás que la orientación sexual o las elecciones sexuales de un hombre de su talla política influyen de manera decisiva en la construcción actual de su figura?
– No me puse a pensar en las elecciones sexuales de nuestros héroes. Mis dos protagonistas, San Martín y Belgrano, eran heterosexuales pero no me pareció ni fundamental ni interesante como punto de partida.
Lo proponés como un hermano amoroso en el trato, preocupado por sus padres y por la situación económica de la familia. ¿Cómo trabajaste la ficción, que según entiendo, los escritores emplean para llenar espacios en blanco? Es decir, cuando Belgrano personaje dialoga, lo creaste hablando de una forma y eso deposita en el imaginario colectivo una imagen de cómo era el prócer. ¿Hay testimonios de ello o allí ingresa directamente tu percepción, tu mirada, tus convicciones, tu creatividad, tu escritura…?
– Seguramente aparece mi imaginario al terminar de construir a mis «héroes». Pero por ejemplo, una buena manera de sondear sus caracteres, es leer su correspondencia. San Martín y Belgrano escribían completamente diferente. Uno era, a veces, más gracioso, más intenso, pasional. Belgrano, en cambio, siempre correcto y firme. Por otro lado, Belgrano no era militar, eso habla de su personalidad también. El único momento en el que Belgrano se muestra diferente y violento, si querés, es cuando amenaza con tirar al virrey por la ventana si no se retira. Pero sí, seguramente mi Belgrano habla por mi imaginación.
¿Qué opinás de Pablo Rago interpretando a Belgrano? Porque esas imágenes suyas de la figurita que pegábamos en la escuela quedó lejos…¿Era sexy? ¿Apuesto? O era como ese retrato…
– Belgrano era un hombre guapo, rubión, de ojos claros. Esa imagen que tenemos, me parece que está bastante lejos de lo que fue. Su sex appeal, creo, pasaba por su atención para con las mujeres, no era el macho cabrío, para nada. Era atento, caballero, cuidadoso, sensible. La interpretación de Rago me pareció buena.
Hay un mito que dice que los periodistas, hombres y mujeres, son fríos y tienen pocos amigos/as… ¿derribarías ese mito o mejor que siga existiendo?
– Yo tengo cantidad de amigos, y no me considero fría. Me parece que es un mito.
Sos una mujer muy bella, muy talentosa, los hombres que escriben sus columnas dicen que sos seductora. ¿Cómo encajaste todo eso en tu profesión?… porque a veces, siento que nos se les perdona a los “bellos” ser inteligentes…
– Intenté llevarla como pude, como salió. Nunca tuve problemas con nadie, creo que a la hora de trabajar siempre se privilegió eso, el trabajo y la ejecutividad.
Dolores Helguero y María Josefa «Pepa» Ezcurra, los amores de Manuel, eran jovencitas de familias acomodadas. ¿Qué aspectos le atrajeron de las muchachas?
– Supongo que Pepa lo sedujo por su arrojo, su intuición, su entrega. Manuel era joven en ese entonces. Ya con Dolores es diferente. La muchacha era joven y él ya era mayor. Supongo que ella lo veneraría y él ya estaba en otra etapa de su vida. Menos intensa, menos feroz. Y qué mejor que una jovencita que no objetara nada y aceptara todo.
Ellas no se imaginaron nunca que Florencia Canale las pondría en una novela. ¿Es importante haber sido amantes de Belgrano o es un rótulo que hubiesen preferido no tener jamás?
– Yo creo que ellas amaron tanto a ese hombre que los rótulos no les importaron demasiado. Ellas se sentían las mujeres de Belgrano. Si no, no hubieran ni empezado a construir un vínculo con ese hombre.
Si Manuel tenía una moral altísima, ¿tenía entonces una doble moral al salir con mujeres casadas o tenemos que entender que para el amor no hay moral?
– Siempre me pregunto lo mismo. ¿Cómo fue que ese hombre tan creyente y con esa moral cometiera esa afrenta? Supongo que no hizo caso de esas normas y siguió adelante con sus sentimientos.
El 20 de febrero de 1813 se produjo la famosa “Batalla de Salta” de la cual Güemes no participó y estuvo ausente todo el año porque Belgrano “separa al entonces Tte. Coronel Martín Miguel de Güemes del Ejército del Norte, confinándolo primero a Santiago del Estero por actos de su vida privada”. Y en esto cito al Dr. Pedro Antonio Álvarez columnista de Salta 21 que agrega: “El ‘pecado’ de Güemes fue su relación amorosa con la esposa de un teniente del Ejército que la había abandonado y ya separada convivía con Güemes que era soltero todavía. Enterado Belgrano, siempre por los dichos de terceros, que esta señora se había ido a vivir a Santiago, decide el traslado de Güemes a Buenos Aires”. La crónica de Pedro sigue, Belgrano rotula de “escandalosa” esa relación… Tres años más tarde, ambos se reconcilian. ¿Qué opinás de estas contradicciones?
– Qué interesante lo que acabo de leer… Pues sí, ¿cuánta hipocresía, no? Tengo entendido que Güemes era un hombre estupendo y apasionado. Lo que sí se sabe es que Belgrano era feroz con la tropa. No era militar y había tenido que aprender mientras ejecutaba su rol. No perdonaba ninguna falla, es más, dicen que se disfrazaba y recorría la ciudad para ver si encontraba a algún soldado en renuncios. No creo que se las haya visto fáciles con los militares, con los caudillos y hombres relevantes de las provincias que visitaba. Por otro lado -aunque no lo afirmo en este caso particular- los celos entre hombres, sabemos bien que existen. Quién te dice…
Para ir cerrando, el epílogo de tu libro pinta una realidad dolorosa pero la novela está lograda. ¿Cómo asimilamos esa realidad desde la ficción o esa ficción desde la realidad?
– Me parece que en ese epílogo quise terminar de contar lo que le sucedió a ese hombre. Esos hijos que no lo conocieron, ese hombre ninguneado a pesar de haber sido tan importante en su tiempo. Esa realidad marcada por las apariencias. Y yo diría que la ficción es más verdadera que la realidad.
Información adicional
“El primer romántico del Río de la Plata fue un incomprendido”, relata Florencia Canale, quien hace foco en las mujeres de Manuel Belgrano.
Además de ser un intelectual de avanzada, fue responsable de cambios políticos y sociales mal vistos por lo más rancio de la sociedad porteña. Tampoco cumplía con las normas de la masculinidad de su época: no era autoritario ni arremetedor. Por el contrario, fue un hombre sensible, refinado, elegante.
Adorado por las mujeres, vivió romances tórridos con españolas, argentinas y francesas.
Sin embargo, fueron tres las que marcaron su piel a fuego. Con la primera, Pepa Ezcurra, una jovencita de la sociedad porteña, mantuvo una relación clandestina que no pudo hacerse pública y de la cual nació un hijo criado por el mismísimo Juan Manuel de Rosas. En su paso por Europa fue una francesa de armas tomar la que robó su corazón: Isabel Pichegru. Ya de adulto, se deja seducir por una niña de la burguesía tucumana, Dolores Helguero. Tampoco se compromete con ella, pero viven una pasión que también trajo una hija al mundo.
Manuel Belgrano murió solo y pobre. Nunca supo que el hijo de Rosas era suyo y apenas conoció a Mónica Manuela, su hija mujer.
Mucho es lo que se ha escrito sobre Manuel Belgrano, y un sinfín de versiones intentó recomponer una figura patria que poco tiene que ver con ese hombre de carne y hueso presa de sus deseos más ocultos.
Hacia esa zona de luces y sombras parte Florencia Canale en su nueva novela, Amores prohibidos. Un libro que reconstruye la vida privada del prócer y que a la vez confirma a su autora como una de las más innovadoras en el género de la novela histórica en la Argentina.
– Nota relacionada:
«Mal comidos» de Soledad Barruti: «regalías para unos pocos y mala comida para los que comen»
http://www.salta21.com/Mal-comidos-de-Soledad-Barruti.html
Presentación de su último libro ROSAS
Quiero anticipar muis disculpas por permitirme observaciones sobre las opiniones de esta escritora de prestigio, sobre la iniciación de la brecha en la argentina , a mi leal saber ya en época de la Colonia existía la misma, y se acentuaba en el puerto y el interior; españoles y nativos; cobró m,as cuerpo después del 25 de mayo y encontramos siempres por un lado el puerto y el otro el interir, como muestra en esa fecha se había determinado que el Interior debía mandar representantes para incorporarlos a la Junta, pero se eludió el mandato mediante una Junta Grande anodina; también se abre otra brecha entre los miembros de la lra junta, se intensifica con la actitud Uruguaya y Paraguaya,. y todo esto teniendo como actor principal a Buenos Aires que iba poco a poco manifestando su posición unitaria, esto que manifiesto en forma desordenada y sucinta es una invitación a la prestigiosa autora que hunda mas su pluma en los vericuetos históricos para que puedad todos tener acceso a la verdad y podamos tal vez dejar sepultadas estas rencillas que atrasan al país. En cuanto a su opinión de Belgrano no estoy enamorado por obvias razones pero San Martín llegó a a afirmar Que Belgrano era el Padre de la Patria hy si vemos su polifacética formación era un Estadista. Les agradezco si me soportaron hasta aquí pero soy un hombre que ama su país
Florencia Canale, una enamorada de Belgrano: «la ficción es más verdadera que la realidad»
SOY UNA ENAMORADA DE LAS NOVELAS DE FLORENCIA
CANALE, ME JUSTO MUCHO LA DE BELGRANO
SALLU ATTE SUSANA