Sábado 16 de noviembre a las 18 horas en el Salón Victoria del Teatro Provincial.
Una vez más el intenso trabajo de Camerata Lazarte continuará el próximo sábado. En este año se cumplen los doscientos años del fallecimiento de Johann Baptist Vanhal por tal motivo en primera audición se interpretarán las Sonatas en Mi bemol mayor para Viola, y en Si bemol mayor y Opus 30 para Violín y Piano a cargo de Marina Jara, Gerardo Solórzano y el Maestro Julio Lazarte. En el mismo concierto, y con motivo de cumplirse el bicentenario del nacimiento de Giuseppe Verdi, se escucharán en primera audición las Canciones para Voz y Piano y el Cuarteto para Cuerdas en Mi menor del ilustre compositor italiano, a cargo de Silvia Margari y el Mtro. Julio Lazarte junto a miembros de la Camerata Lazarte. La entrada es libre y gratuita.
Giuseppe Verdi nació hace 200 años en Le Roncole, al norte de Italia. Sus óperas se encuentran entre las más representadas en los teatros de todo el mundo. Sus padres eran gente relativamente sencilla, propietarios de un terreno y una posada, pero con poco interés en las artes. Sin embargo, no frenaron la dedicación a la música del pequeño Giussepe, quien era serio y tímido, y apenas jugaba con niños de su edad, prefiriendo las clases de órgano impartidas por el maestro del pueblo en la iglesia de San Michele. Cuando Verdi comenzó sus estudios secundarios en 1823 tuvo que marcharse a la vecina villa de Busetto. Ese mismo año murió su profesor y el pequeño Giuseppe se enorgullecía de caminar cinco kilómetros los domingos y festivos para volver a la plaza de San Michele y tomar asiento en el órgano. Verdi nunca olvidó la decepción que sintió cuando en 1832 fracasó en la prueba de acceso al Conservatorio de Milán por falta de destreza al piano. Comenzó a acudir entonces a clases particulares con Vincenzo Lavigna y el resultado, dos años después, fue muy positivo.
En 1834 se convirtió en el organista oficial de Busseto y en 1836 en el responsable musical de la villa. La tragedia golpeó su vida personal tempranamente ya que su esposa, Margherita Barezzi, y sus dos hijos murieron uno tras otro breve tiempo. Estos momentos duros transcurrían en paralelo al fracaso de su ópera Un giorno di regno, en La Scala de Milán. A los 27 años, Verdi se sentía fracasado y sin perspectivas pero perseveró y superó su depresión concentrándose en la creación musical. En 1858 se casó por segunda vez con una la cantante Giuseppina Strepponi. Pasaban todo el tiempo recluidos en su casa de campo en Sant’ Agata. Sus primeros esfuerzos operísticos fueron en la línea belcantista, siguiendo la tradición de Rossini, Donizetti y Bellini, pero Verdi introdujo cambios en el género: «intensificó la expresión con el fin de dar a la ópera credibilidad sobre el escenario», dice Holger Noltze, biógrafo de Verdi, que considera que la máxima contribución del italiano fue la de tratar de reflejar la verdad sobre el escenario mediante música, libreto y puesta en escena.
En 1884 Verdi fundó un hogar de retiro para músicos en Milán, la «Casa di Riposo per Musicisti», que aún sigue sobreviviendo. Su idea era crear un sitio agradable para músicos y cantantes retirados, tan cómodo y musical como fuera posible. Allí yacen sus restos, junto a los de Giuseppina Strepponi. El catálogo de Verdi incluye, además de sus veintiocho óperas, algunas obras religiosas y profanas de carácter vocal y una pequeñísima cantidad de obras puramente instrumentales; entre estas últimas se encuentra su único Cuarteto para cuerdas, escrito en la tonalidad de mi menor. Verdi compuso ese Cuarteto inmediatamente después del estreno triunfal de su ópera Aida en El Cairo, en 1871, después de lo cual siguió un silencio creador que duró quince años y en los que el compositor italiano no escribió ninguna ópera. El Cuarteto en mi menor es, por lo tanto, uno de los escasos testimonios del arte instrumental de Verdi, y demuestra en dicha obra tanto talento y fuerza creadora como en sus imprescindibles títulos operísticos.
Johann Baptist Vanhal de origen checo nació en 1739 y falleció en 1813, su nombre original es Jan Krtitel Vanhal recibiendo enseñanzas de órgano de Anton Erban. Gracias a la condesa Schaffgotsch pudo viajar a Viena entrando a los altos círculos sociales como profesor de música. Entre 1762 y 1763 fue ayudado por Carl Ditters von Dittersdorf, compositor y violinista de la orquesta del teatro imperial. Después tuvo la oportunidad de establecer contacto en París con el editor Huberty, quien le publicó seis sinfonías como Op. 1 en 1769.
Durante los viajes posteriores en la década de 1770 visitó Hungría y Croacia, y conoció los dominios del Conde Erdödy, un famoso mecenas de las artes. En 1780 se asentó de nuevo en Viena estableciendo vínculos con las principales figuras del mundo musical y publicando más de trescientas obras que rápidamente tuvieron éxito.
Vanhal fue durante su vida uno de los compositores vieneses más populares; no obstante, respecto a su reputación la historia no ha sido benévola como resultado de relatos irresponsables que fueron hechos por autores imaginativos que no se familiarizaron con él ni con sus circunstancias. Erróneamente se dice que al inicio de su carrera pudo haber sido víctima de una locura producida por su fervor religioso, y que debido a eso quemó algunas de sus obras. Después de eso, la historia sostuvo que la calidad de sus composiciones se deterioró tanto que ya nunca pudo realizar la música prometedora de sus primeras obras. La mentira de esta aseveración estriba en las espléndidas sinfonías de su inspiración, un género que ya no cultivó, según parece, después de 1779. Fue el primer gran compositor de la época que tuvo una economía sólida a pesar de ser humilde y profundamente religioso, no ambicioso de fama ni de una alta posición ni fortuna. Publicó muchas piezas para instrucción y entretenimiento que vinieron a ser muy populares, como “La Batalla de Trafalgar y la Muerte del Almirante Nelson”. Produjo más de 1300 composiciones en una amplia variedad de géneros.
W.A.Mozart en una carta escrita a su padre desde Augsburgo el 25 de octubre de 1777, relata: … “El último domingo atendí el servicio en la Santa Cruz y a las diez en punto fui a ver al señor Stein. Mientras daban las diecinueve horas ensayamos un par de sinfonías para el concierto. Presenté una sinfonía y toqué el concierto para violín en si bemol de Vanhal para el aplauso universal”. Por testimonio de su amigo Gottfried Dlabacz, con quien trabó amistad en 1795, tenemos la descripción de que Vanhal era un gran artista, un cristiano celoso, un verdadero patriota, un genuino y cálido amigo, y un tierno padre para con la humanidad sufriente.
Nunca se casó ni tuvo herederos. Murió en su residencia cerca de la catedral de San Esteban y fue enterrado —al igual que Mozart— en el cementerio de San Marcos.